Sábado 29 de marzo de 2003 | |||
MAS INFORMACION El asedio a las ciudades iraquíes bloquea la ayuda humanitaria |
Cómo afecta la batalla a los niños |
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Beben agua de charcos, les falta comida y están traumatizados por las bombas |
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A lo largo de la carretera que lleva desde la frontera a Basora, decenas de niños, muchos de ellos de tres o cuatro años, se aglomeran a ambos lados de la calzada. Están sucios, descalzos, extremamente delgados, beben agua de los charcos y a algunos se les llena la cara de moscas.Muchos de ellos viven en las precarias casuchas de adobe que se repiten a lo largo del camino, y a las que la ayuda humanitaria, que ya entró con retraso a en Irak, está lejos de llegar. Además del daño por la falta de alimentos, los niños pueden quedar tan traumatizados que necesitarán ayuda psicológica en el futuro, dijo ayer el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). "Sospecho que medio millón de niños de Basora, Najaf, Karbala y Bagdad necesitarán rehabilitación psicosocial cuando nosotros volvamos allí", dijo en Ginebra Carel de Rooy, representante de UNICEF. "Nuestros hijos son nuestra preocupación principal en este momento. Con la falta de medicamentos y de salubridad existente están siendo víctimas de serias infecciones", explicó el doctor Zahr, que trabaja en la ciudad de Umm Qasr. Con el paso de los días, los niños han perdido el miedo a los tanques y a los uniformes de los soldados. En Safwan, localidad vecina a Umm Qasr, los pequeños se suben a los blindados, juegan con los chalecos antibalas de los oficiales y les piden caramelos o agua. Por primera vez en muchos años, las carreteras del sur de Irak están llenas de extranjeros que hablan lenguas que los más pequeños intentan imitar: "Hello! Thank you!", repiten sonrientes al paso de los tanques. Muchos de ellos repiten frases enseñadas por los mayores o los propios soldados: "¡Bush good!" (bueno). Además, familias enteras vagan sin rumbo con sus hijos y su escaso ganado por las carreteras del sur de Irak, que se han tornado caóticas, con automóviles locales, tanques y blindados circulando en cualquier sentido y sin respetar ninguna norma. Los padres ondean normalmente una bandera blanca hecha con un retazo de tela o un plástico. Algunos de ellos vienen de Basora, desde donde comenzó un éxodo de familias enteras, que huyen de los combates intensos entre ejércitos británico y estadounidense y milicianos que defienden el régimen de Saddam y buscan un lugar seguro y agua. "Un automóvil explotó hace dos días. No sabemos si fue una bomba o un mortero. Una familia entera murió y yo cargué en mis brazos a un bebé, completamente descuartizado. ¿Cómo voy a hacer para olvidarlo?", se preguntaba un estudiante llamado Kamal mientras huía de Basora. Según el Programa Alimentario Mundial hay un millón de niños crónicamente desnutridos en Irak, situación que se agravará con la guerra si no se hacen llegar rápidamente agua y comida. "Sobre todo agua, porque si siguen bebiendo la de los charcos, van a caer enfermos y serán incapaces de ingerir alimentos sólidos", explicó Antonia Paradela, encargada del programa. "Hay 5,7 millones de niños de la escuela primaria en el país... Una cifra mínima de un 10 por ciento de esos niños necesitarán apoyo, pero podría ser mucho mayor", dijo De Rooy. Pese a que UNICEF no tiene encuestas o estudios sobre los potenciales efectos de los bombardeos sobre los niños, De Rooy contó que un niño de nueve años, hijo de un trabajador de UNICEF en Bagdad, tuvo que ser sedado después de que las ventanas se rompieran durante un ataque. (AFP y Reuters) |
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