Sábado 29 de marzo de 2003
 

"No sabemos lo que nos espera"

 
  Una semana después de invadir Irak, algunas tropas de Estados Unidos, entusiasmadas por las banderas blancas de enemigos que se rindieron, se preguntan qué pasó con la esperanza de llegar a Bagdad en tres días "Me parece que mientras más tiempo esté aquí mis posibilidades de permanecer vivo disminuyen", dijo el cabo de la Marina Michael Sánchez, de 21 años mirando con tristeza unos arbustos marchitos al lado de la carretera.
"Aquí las condiciones están en contra nuestra, no conocemos el terreno ni a la gente, no sabemos qué nos espera", agregó.
Como sus camaradas, Sánchez esperaba una "carrera a Bagdad" sin resistencia, tras una masiva campaña de bombardeos que habría quebrantado la voluntad iraquí.
En su lugar, miembros de su regimiento han resultado heridos por francotiradores, han quedado temporalmente cegados por una tormenta de arena, y se han estancado por cuatro días en un terreno inhóspito infestado de mosquitos y jejenes.
Pero los compañeros de Sánchez aún mantienen el humor y se lanzan puñados de tierra desde sus escondites, o comparten su preciado polvo de fresa para preparar licuado.
Todos saben de primera mano lo que altos oficiales militares de Estados Unidos apenas están comenzando a admitir en público: que la resistencia iraquí es mucho más firme de lo que esperaban. Dennis Coats, de 20 años, asegura que "no esperábamos ser atacados tan pronto, no anticipábamos toda esta actividad terrorista", agregó, antes de irse a excavar otra trinchera.
Sobre esta carretera que lleva a la sureña población de Nassiriya, no hay mujeres jóvenes agradecidas ofreciendo guirnaldas a los "libertadores" "¡Odio este lugar!", gritó un infante de marina desde una trinchera. "¿Dónde están las bailarinas exóticas?", agregó, provocando carcajadas entre sus camaradas que permanecían en sus "hoyos de batalla".
Pese a la molestia, las llanuras de Irak están lejos del infierno de Vietnam. Los marines están desgastados más que exhaustos, demacrados más que sucios, y sobre todo aburridos, en lugar de asustados. Disponen de agua, comida y municiones. Sólo los cigarros se agotan. (Reuters)
   
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