Miércoles 26 de marzo de 2003 | |||
Una estrategia riesgosa que por ahora da frutos |
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Se privilegia el avance rápido sin asegurar los poblados. Irak ataca los flancos débiles, buscando alargar la guerra. |
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La audaz estrategia de avanzar desde el norte hacia Bagdad sin asegurar los centros de población en el camino depende de si los iraquíes del sur daba la bienvenida a las tropas estadounidenses y británicas, dijeron los analistas. Sin embargo, los recuerdos de traición de Washington después de la Guerra del Golfo en 1991, cuando los instó a rebelarse contra Saddam y luego los dejó librados a su suerte, lleva a los habitantes a mostrarse cautelosos. Las fuerzas iraquíes y las milicias están usando ahora el desierto y las ciudades que no fueron aseguradas para atacar por los flancos que quedaron expuestos por el avance comandado por Estados Unidos y Gran Bretaña. La imposibilidad de abrir un frente norte desde Turquía también fue un gran revés. "Esto abre una gran interrogante sobre cuándo estarán en condiciones de tender un cerco a Bagdad. Para eso, se necesita rodear una ciudad y no podrán hacerlo al menos hasta dentro de cuatro o cinco días", explicó Barthelemy Courmont del Instituto para Relaciones Estratégicas e Internacionales de Francia. Las tropas tendrían que transitar el largo camino desde el sur para cubrir rutas de salida en el norte de Bagdad. Parte del problema es que la estrategia británico-estadounidense se basó en la esperanza de una masiva rebelión contra Hussein, pero eso no está ocurriendo. "Creo que los estrategas del Pentágono esperaban menos resistencia. Los militares como el el general Tommy Franks, quizás estén menos sorprendidos", señaló Frank Umbach, analista de defensa del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores. El problema del Norte Umbarch señaló que la negativa de Turquía a permitir que las fuerzas estadounidenses invadieran desde su territorio ha hecho más lenta la marcha hacia Bagdad. "La estrategia original también fue tener 60.000 soldados llegando desde el norte vía Turquía. Eso no ocurrió y ha causado un retraso y debilitamiento inevitable porque todo tuvo que llegar por el sur", agregó. "Creo que estamos enfrentando un conflicto que durará por lo menos otras dos semanas". Es evidente que Hussein ha cambiado su desastrosa postura militar pasiva de la Guerra del Golfo en 1991, en la que sus fuerzas fueron aplastadas en cuatro días después de 38 días de ataques aéreos. "Los iraquíes se han percatado que el objetivo es cambiar el gobierno, por eso esta vez están esperando combatir en las ciudades", declaró Jacques Beltran, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. "Está claro que mientras Bagdad sea la mayor preocupación, Hussein y su círculo cercano lucharán a muerte, entonces eso sí tendrá un impacto en el factor tiempo", indicó. El analista militar independiente ruso Pavel Felgenhauer desestimó las versiones que se adjudican los iraquíes de estar dando batalla a los invasores. "No han habido bajas aliadas en ningún sentido estratégico y no he visto algo que pueda o vaya a cambiar el curso de la batalla, las fuerzas iraquíes caerán", afirmó. "El comando de inteligencia rusa cree que la operación en su conjunto durará aproximadamente un mes y, en mi opinión, entonces esto se terminará ", añadió. Ningún analista cree que Hussein pueda ganar, pero podría tratar de obligar a un cese al fuego. "Hussein sabe que militarmente no puede salir victorioso. La supremacía tecnológica de Estados Unidos es mucho más grande que en la primera Guerra del Golfo", precisó Umbach. El turno de las fuerzas especiales |
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