Sábado 22 de marzo de 2003
 

Saddam habría sobrevivido, pero su entorno fue afectado

 
 
Saddam Hussein salió en público para desmentir las noticias de su muerte.
Washington (Télam-SNI).- El destino de Saddam Hussein está envuelto en el misterio y la duda, aunque imágenes del canal oficial de televisión parecen haber desmentido su muerte en el duro bombardeo de ayer a Bagdad.
El presidente iraquí, sobre quien las prensa estadounidense especuló si se encuentra herido o muerto, apareció por la tarde en la televisión estatal iraquí junto a su hijo menor Qusai. Hussein, que gobierna Irak desde 1980, se veía manteniendo una reunión con el ministro de Defensa, sultán Hachem Ahmad, y Qusai Saddam Hussein, jefe de la Guardia Republicana, cuerpo de élite del ejército iraquí.
Saddam Hussein, y su familia "sobrevivieron" a los bombardeos estadounidenses de ayer y están "sanos y salvos", afirmó el ministro de Información de Irak, Mohammed Said Al Sahhaf.
Los expertos de los servicios secretos estadounidenses siguen analizando los daños de los primeros ataques contra Bagdad y, aunque cada vez están más convencidos de que Saddam Hussein sobrevivió, persisten los rumores de que uno de sus hijos murió en el ataque sorpresa, informa la prensa local.
Otras versiones indicaron que el vicepresidente iraquí y dos altos generales pudieron haber fallecido también en el ataque. La inteligencia estadounidense asegura que poco después del bombardeo, se pidió ayuda médica desde el círculo más estrecho de los consejeros de Saddam Hussein. Por su parte, el "New York Times" señala que es probable que la estructura de mando del régimen iraquí esté fuertemente dañada.
Los servicios secretos han constatado un significativo hundimiento de las comunicaciones de la cúpula militar iraquí. "Quizás se han derretido sus teléfonos", cita a un funcionario estadounidense.
La política propagandística norteamericana -cuidadosamente elaborada a la par de la militar- funcionó ayer a través de la Secretaría de Defensa que consideró que el gobierno en Bagdad "comenzó a perder el control de la guerra", según afirmó el propio jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld.
"La confusión del Ejército iraquí está aumentando, ya que cada vez menos pueden reconocer lo que ocurre en los frentes", señaló el alto funcionario. Los bombardeos también llevaron a que la capacidad de los comandantes iraquíes de comunicarse y ver el campo de batalla "se esté escabullendo", indicó Rumsfeld.
"Los iraquíes se están dando cuenta de que el régimen de Saddam Hussein pertenece a la historia", añadió.

Perfil: El último combate de un sobreviviente

El presidente iraquí Saddam Hussein, que reina desde hace tres décadas con mano de hierro en Irak, se enfrenta a Estados Unidos en el último combate por sobrevivir. El hombre fuerte de Bagdad, convencido de su lugar en la Historia, se declara decidido a morir en su país.
El hombre que ha luchado tanto por concentrar el poder entre sus manos, no parece estar dispuesto a perder el control del país, que lo reeligió con el 100% de los votos. El culto a la personalidad, comparable al de Mao y Stalin , es una característica que acompaña siempre a Hussein, quien se compara con Nabucodonosor y a Saladín, quien liberó Jerusalén de las cruzadas cristianas en 1187. Ello hace creer a los analistas que jamás abandonará el poder y nunca partirá al exilio.
Saddam cultiva el arte de sobrevivir. Sufrió la derrota de la guerra del Golfo en 1991, cuando Estados Unidos, que lo apoyó en los "80, inundó a Bagdad de bombas y misiles tras su invasión a Kuwait. En 1993 y 1996 otras ofensivas le vieron sobrevivir victorioso, al parecer invulnerable.
Washington y Londres albergaron en una época la esperanza de que un levantamiento interno le derrocase, pero el presidente irquí supo, una vez más, sobrevivir. Aplastó un levantamiento en el sur chiíta y en el norte kurdo.
Su autoridad se fue confirmando en distintos bautizos de fuego. Comenzó a ser conocido cuando intentó asesinar al entonces presidente Abdel Karim el Kassem, en 1959. Herido en una pierna, logró huir hacia el extranjero.
En 1968 participó en el golpe de estado que permitió al Baas llegar al poder, iniciando un fulgurante ascenso en el régimen de Ahmed Hassan Al-Bakr. Convertido en el número uno en 1979, acumula los cargos de jefe de Estado, secretario general del partido y presidente del CCR.
Saddam no tolera disidencia alguna, multiplica las purgas y envía a sus opositores al cementerio o al exilio.
Este hombre, que reprobó el ingreso al Ejército siendo joven, es hoy a sus 65 años de edad, mariscal y jefe supremo de un ejército que corre el riesgo de desaparecer. "Moriremos en este país y guardaremos nuestro honor", dijo hace poco.

   
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