Viernes 21 de marzo de 2003
 

Cómo lo vive una rionegrina que reside en Israel
 
  Sahi y Shajar son los pequeños hijos que Mónica decidió tener en tierras bien diferentes a las que ella nació. Los dos son nombres hebreos que quieren decir "regalo" y "amanecer", y fueron los elegidos por sus papás argentinos en el sentimiento de dejar de sentirse extranjeros.
Hace seis años, Mónica Weretilnetk decidió instalarse en Israel. No es una "exiliada" de la crisis argentina. Hacía mucho tiempo ya había estado en el país y quedó atrapada "por cosas que sólo se pueden explicar en la vivencia diaria de este lugar".
Hoy tiene 35 años y muy lejos de El Bolsón donde se crió, convive con la guerra, una triste realidad que no la asusta.
Desde hace varios días que ella y su familia responden a las indicaciones que se escuchan por la radio para todos los ciudadanos. Así, junto a su marido armaron un espacio protegido en la casa ubicada en un barrio de inmigrantes en Tel Aviv.
Desatada la guerra, temen un ataque de Irak a Israel con armas químicas no convencionales. Para protegerse, siguieron las instrucciones del gobierno y prepararon un cuarto sellando las ventanas y la puerta. El lugar elegido fue obviamente, el dormitorio de los niños. Allí, Sahi y Shajar tienen a disposición buena cantidad de juguetes.
Sin histerias, pero escuchando las noticias permanentemente, Mónica cuenta que en esa habitación tiene todo lo que una familia puede necesitar aunque aclara que lo básico son el agua y las máscaras de gas.
En vísperas de bombardeo, fueron a trabajar como siempre. Ella a un comercio y su pareja, a una empresa multinacional. "Fue un día normal" cuenta. "Los niños concurrieron al jardín sin preocupaciones". Sin embargo "mañana (por ayer, día que se inició la guerra) la cuestión es muy distinta".
Ayer, los pequeños no salieron de casa ya que según su instinto de madre, "es muy difícil -en caso de emergencia- colocar las máscaras a tanta cantidad de niños", como los que están en una escuela.
Para Mónica, esta guerra es sólo el comienzo de un conflicto que otorga a Estados Unidos "el derecho de ingresar en cada territorio que no concuerda con las normas establecidas".
Y a la hora de explicar por qué eligió para ella y su familia un territorio que desde aquí se ve tan violento señala: "si bien puede sorprender los duros atentados de los cuales nadie esta exento, no es algo que se sienta a diario". Aclara convencida que "nosotros vivimos en un barrio de árabes y judíos y nuestros hijos estudian con niños árabes. Así, es muy difícil sentir que estoy rodeada de violencia".
Según Mónica y tratando de hacer un paralelo con la situación argentina, "la falta de trabajo y la necesidad de alimentos también generan violencia y también forma parte de políticas violentas que de una y otra manera, conducen a la muerte".

Claudia Pastrello
   
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