Jueves 20 de marzo de 2003
 

Los iraquíes se refugian y esperan

 

En medio de una fuerte tempestad de viento y arena, los bagdadíes se preparan como mejor pueden para resistir los bombardeos. Reinan las "ciudades fantasma". Los más prudentes erigieron muros de bloques de cemento para proteger sus casas. Funcionarios se llevaron las computadoras a lugares seguros.

  BAGDAD.- Esperando una guerra que parece inminente, Bagdad estaba anoche cubierta por un manto de arena fina depositada por el viento que sopló toda el día y le dio, quizás, algunas horas de respiro.
Los bagdadíes, que en las últimas semanas se habían mostrado estoicos, incluso desinteresados frente a la formidable movilización militar británico-estadounidense, se preparan como mejor pueden para la nueva tempestad que no será precisamente de arena.
El ritmo de esta metrópolis de más de cinco millones de habitantes disminuyó súbitamente y la que los habitantes gustaban llamar la "ciudad de la paz" se convirtió en una "ciudad fantasma".
En las calles donde el tránsito de vehículos era por momentos impracticable, ahora la circulación es fluida. Allí donde decenas de tiendas pegadas unas a otras, ofrecían abundancia de frutas, equipos electrónicos, o vaqueros de moda, todas las cortinas metálicas están bajas. Numerosos comercios fueron vaciados para evitar los saqueos.
Los más prudentes erigieron muros de bloques de cemento para protegerlos de las bombas y los ladrones. Se dice que un comerciante en alfombras escondió en su casa las 3.000 que tenía en su depósito. Las escuelas y las universidades cerraron sus puertas y los funcionarios se apuraron en llevar fuera de sus oficinas las computadores y archivos que necesitarán para volver al trabajo... después de la guerra. "No nos preguntamos si va a haber guerra", explicó ayer un chofer de taxi solitario en las calles vacías de Bagdad. "Sólo queremos saber en qué momento empezarán a caernos las bombas", comentó, satisfecho por encontrar por lo menos dos clientes en el único restaurante abierto.
Hay bagdadíes que evacuaron a sus familias, pero los que tardaron en hacerlo debieron aceptar el alza del precio del taxi hasta Ammán, que pasó de 200 a 1.200 dólares por 12 horas de viaje.
Pero la gran mayoría de los habitantes de Bagdad, en estado de semi-indigencia por dos guerras y 13 años de embargo, no tienen más alternativa que quedarse en sus casas y esperar lo que podría ser la primera ocupación de una capital árabe por un ejército occidental desde la época colonial.
Preparándose como pueden para la guerra urbana que anuncia el gobierno, o incluso un sitio que se rumorea, almacenan lo esencial: agua, alimentos, remedios y velas.Tarde en la noche, largas filas de autos se formaban delante de las gasolineras o en torno a camiones que ofrecen generadores llegados de Jordania. (DPA)

   
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