Sábado 8 de marzo de 2003
 

Una difícil sucesión

 
  La muerte de Ramón Mestre desarboló al radicalismo cordobés en materia de candidato a gobernador.
Era el elegido. No había buscado la postulación, pero le devino por gravitación ante el repliegue que, por razones de salud, concretó el senador y ex intendente de Córdoba Rubén Martí.
La desaparición de uno, las limitaciones del otro, generan un fuerte interrogante sobre quien podrá sintetizar el poder en el partido como para ser candidato a gobernador.
La primera impresión que emerge sobre este tema en medios políticos de la provincia hace hincapié en el fuerte proceso de horizontalización del poder hacia el que estaría caminando la UCR.
Un partido singular dentro de la estructura nacional del radicalismo.
Estimulado por el estilo que adquirió a lo largo de década el desarrollo económico de la provincia - que estimuló un amplio y dinámico proceso de movilidad social con la consabido crecimiento de la clase media -, el radicalismo cordobés está fuertemente insertado entre la gente.
Para ejemplo vale un dato: Desde el `45, el peronismo solo le pudo ganar la gobernación en dos oportunidades.
Y ahora, este radicalismo, busca un candidato para lidiar contra el proyecto de Juan Manuel de La Sota de ser reelegido. ¿Que radicales despuntan para ponerse al frente de esa candidatura? Varios, pero ninguno representa para el peronismo el grado de amenaza que que implicaron Martí y Mestre.
Pero está abierta la posibilidad que la candidatura radical caiga en manos del diputado nacional Mario Negri, un hombre joven forjado en la ya lejana y vehemente Junta Coordinadora Nacional que dirigiera, entre otros, Federico Storani y el cordobés Carlos Becerra, ex jefe de la SIDE, durante el gobierno de Fernando de la Rúa.
Sin embargo, es amplia la franja del radicalismo cordobés que siente que las posibilidades de poder para Negri son más amplia como candidato a intendente de la capital provincial, que buscando la gobernación.
Y así, cuando las especulaciones descartan a Negri, emergen por estas horas otros hombres para suceder a Mestre. Pero siempre, claro está, sin su cuota de poder.
De esas especulaciones emergen los nombres de los intendentes de San Francisco y Villa Allende: Hugo Madonna y Eriberto Martínez.
Pero sólo con los días se develará como zanja este desafío el radicalismo, un partido que transita su peor momento a nivel nacional pero que ya se sentía gobierno en la provincia mediterránea.
Y que quizá ahora tenga que reformular esa aspiración.
   
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