Domingo 2 de marzo de 2003
 

La puja diplomática obliga a EE. UU. a sincerarse

 
  El secretario de Estado norteamericano Colin Powell afirmó hace poco que Estados Unidos tenía un único objetivo, que era desarmar a Irak, y no remodelar Oriente Medio. Pero un vocero de la Casa Blanca recordó ayer que las intenciones de Bush en Irak eran dobles: "Hay que desarmarlo y cambiar el régimen".
Estados Unidos aseguró que está ahora decidido a obtener no sólo el desarme del presidente iraquí Saddam Hussein sino también su salida del poder para reemplazarlo por un régimen democráticamente electo. "Será difícil ayudar a que la libertad perdure en un país que ha vivido tres décadas de dictadura, políticas secretas, divisiones internas y guerra", dijo ayer el presidente estadounidense George W. Bush en su alocución radial semanal.
En los últimos días, la Casa Blanca ha reiterando su voluntad de que Saddam Hussein deje la presidencia de Irak.
El miércoles, Bush indicó que, tras cualquier guerra para derrocar al mandatario iraquí, Estados Unidos "se asegurará que un dictador brutal no sea remplazado por otro". Y el jueves, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Bush indicó que en caso de que Estados Unidos emprenda una acción armada debido al fracaso de Bagdad de desarmarse, "la misión será un desarme completo, que significará un cambio de régimen".
El viernes, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, destacó la intención de Bush de "desarmar y cambiar el régimen" en Irak. En octubre pasado, mientras presionaba al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que apoyara a Estados Unidos respecto a la resolución 1441 que ordena el desarme de Bagdad, Bush expresó un punto de vista más moderado.
"La política establecida de Estados Unidos es un cambio de régimen porque por 11 años Saddam Hussein ha ignorado a las Naciones Unidas y al mundo libre", afirmó Bush ante el Consejo. "Si cumple con todas las condiciones de las Naciones Unidas (...) será en sí mismo una señal de que el régimen cambió", añadió.
Para la administración Bush, la salida de Saddam Hussein del poder beneficiará a todo Medio Oriente, incluyendo al conflicto israelo-palestino. Sin embargo, el deseo de la administración estadounidense recibe fuertes reservas de parte de varios de sus aliados. El primer ministro canadiense Jean Chretien aseguró que el objetivo de derrocar a Saddam Hussein y choca con la política de desarme iraquí diseñada por la ONU. "Eso es nuevo. No es la política oficial ante las Naciones Unidas", dijo Chretien.
   
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