Sábado 8 de marzo de 2003
 

Cantar la vida

 

Ricardo la sala
  La broma, contada en una suerte de anécdota hace unos días en un café de Roca, cierra la presentación de Ricardo La Sala al frente de su grupo de tango "El Faso". Atrás suyo Luis Cide acompaña el remate de la historia con una sonrisa como si ya supiera el final. Tal vez lo intuye, tanto camino han recorrido juntos. La Sala levanta la vista y cuenta al público: "Cómo alguna vez me dijo mi amigo el Chiqui Pereyra: Ricardo vos deberías estar en el lugar de Gardel. Gracias, Chiqui, la verdad muy amable de tu parte. Si, dijo el Chiqui, tu muerto y él vivo". Carcajada general y hasta pronto amigos.
Ni el propio La Sala esperaba que viniera tanta gente hoy. Pero el lugar está lleno en época de crisis y, como es costumbre, Ricardo acepta un par de sugerencias del público antes de despedirse en serio. Luego lo verás abrazarse a gente y compartir vinos en distintas y animadas mesas.
Ricardo Lasala es de esos artistas en los que uno puede confiar. Su voz, romántica y algo nostálgica, siempre acaba invocando a la alegría.
Lleva más de 30 años de ruta como intérprete. No es un hombre grande, anda por los 40, pero conoce al dedillo la historia de la música y del arte de esta parte del mundo. De hecho ha sido uno de sus protagonistas.
No olvidará jamás su primera actuación oficial. Fue a los 12 años con quien luego se transformaría en un eximio guitarrista de jazz. Entonces él era Ricardito y su acompañante Luisito Cide. Qué dúo. Todavía les adeudan el cachet.
Supo ser parte de la legendaria agrupación de once músicos "Hueney" que tomaban los pubs del Alto Valle y, por una noche, los transformaban en un éxito seguro de público. Fue la primera voz de la sobresaliente cantata "Sheypuquin y Juan", integrante de Sanampay en todas sus etapas, incluida la actual que hace unas semanas hizo una multitudinaria presentación en La Angostura, y dueño de un recordado café-concert en Neuquén por el que pasaron Juan Falú, Rodolfo Mederos, entre otros.
Trabajó en distintas obras musicales con Eugenio Filipelli, Hugo Midón, Rodríguez Muñoz y Lalo Bertoni.
Vivió en Roca, Neuquén y también en México, al final volvió el día en que se dio cuenta de que no quería ser un turista en su ciudad.
   
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