Domingo 23 de febrero de 2003
 

La hazaña de los valientes que llegaron al "Techo de la Patagonia"

 

"Río Negro" pisó la cima del Domuyo junto a 95 andinistas extranjeros y del país.Superaron temperaturas de 25 grados bajo cero y ráfagas de 120 kilómetros por hora.

 
El momento de mayor alegría para los 95 integrantes de la expedición fue el jueves, después de las 14.30, cuando llegaron los últimos andinistas a la cima.
Muchos levantaron las manos en la cima, porque el cielo estaba "ahí nomás". El llanto invadió a otros. Palabras de agradecimiento entrecortadas, abrazos. La imponente Cordillera de los Andes como marco y 95 valientes sobre el "Techo de la Patagonia". Así fue el momento más espectacular de la expedición que rindió homenaje a los primeros que llegaron a la cima del Domuyo, cien años atrás. Ocurrió el jueves y "Río Negro" fue parte de la inolvidable experiencia que significa llegar a los 4.709 metros de altura, donde pocas cosas parecen imposibles de dominar.
Temperaturas de 25 grados bajo cero, ráfagas de viento que alcanzaron los 120 kilómetros, estrechos senderos e importantes pendientes fueron parte del desafío para los andinistas.
La jornada del jueves comenzó a las 2 de la madrugada cuando los andinistas dejaron las carpas y se comenzaron a preparar las cordadas rumbo a la cumbre.
Una hora más tarde partió la primera cordada. Los guías cumplieron un papel fundamental no sólo por su función principal sino por su constante preocupación y la supervisión de que todos los integrantes estuvieran en condiciones y esperar a quienes quedaban en el camino (ver recuadro).
El cielo estrellado y una luna espectacular hicieron que las linternas casi estuvieran de más.
El primer descanso fue a los 3.800 metros, luego de transitar los caminos que conducen por el filo que lleva al campamento.
Este lugar fue el decisivo para algunos andinistas que evidenciaron dolores de cabeza y mareos por la altura.
En total fueron nueve los que se prometieron revancha para otra expedición.
La noche dejó ver las luces de Tricao Malal y los pozos de gas de El Portón. Las primeras luces del día a Las Lagunas de Atreuco, el volcán Tromen, el cerro Wayle, la Cordillera de los Andes, el volcán Copahue, los volcanes y El Nevado de Chillan (Chile), El Renegado, El Crestón y los bosques de El llano en cercanías de Manzano Amargo. Un poco más arriba se podía visualizar El Mayal y Chos Malal.
A 4.000 metros de altura llegó el enfrentamiento con la punta del glaciar sur, que este año es imponente por las nevadas. El desafío más importante para los andinistas fue sortear sus 300 metros de largo y su pendiente de 80 grados.
Luego de transitar los cuatro kilómetros de la ladera que da al glaciar sur se pasó al este y luego al norte, abarcando casi toda la circunferencia del cerro.
A partir de allí se comenzó a apreciar el caminar lento de los montañistas. Algunos dejaron en los últimos metros las mochillas, justo al inicio del denominado "filo", un acarreo agobiante que conduce a la precumbre. Desde ahí se observa la Laguna de la Leyenda de la Niña del Peine de Oro, el cerro Campanario de Mendoza, Chacayco, las lagunas de Huraco, la Cordillera del Viento, el río Varvarco y las Lagunas de Varvarco Campos y Varvarco Tapia.
Tres chosmalenses, Raúl "Pelado" Rebolledo, Domingo Barros y Jorge Albarrán fueron los primeros en hacer cumbre y hubo otros andinistas de esa ciudad que lograron llegar, a pesar del cansancio y de no tener experiencia en montaña.

Andinistas de todos lados

El centenario convocó a mucha gente de la provincia, del país y también del extranjero.
Estuvieron presentes Andacollo, Chos Malal, Neuquén, Los Guañacos, Cutral Co, Huinganco, Buta Ranquil, Senillosa, General Roca, La Plata, Buenos Aires, Villa Carlos Paz (Córdoba) y Choele Choel.
También llegaron de España y los integrantes del Club Andino Nevados del Chillan encabezado por su presidente Ricardo San Martín Uribe.
Los últimos que llegaron al punto más alto lo hicieron alrededor de las 14.30. Allí, en medio de llantos y abrazos surgió el recuerdo de los importantes días previos, caracterizados por largas caminatas, aclimatación a los 3.600 metros, el armado del campamento, fomentar amistades, un recibimiento con empanadas, matambres y arrollados y una despedida con baños termales y chivito al asador (ver recuadro).
Allí estaban los 95 andinistas y "Río Negro". Desde la cima, los puntos panorámicos son incomparables. El entorno paradisíaco de montañas nevadas, arboledas centenarias, cursos de agua, los más variados colores que puede ofrecer la naturaleza. En síntesis, todo aquello que convierte al Domuyo en un lugar único en la Patagonia, igual que cien años atrás.


Juan Carlos Parada

   
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