Domingo 23 de febrero de 2003
 

Particulares historias dentro de un grupo heterogéneo pero muy unido

 
  La ascensión al Domuyo dejó al descubierto las ansias que tiene el ser humano por vencer los contratiempos y las dificultades, experimentar nuevas emociones y demostrarse a sí mismo de lo que es capaz.
Las sensaciones fueron diversas en un grupo que se caracterizó por contar con gente de todas las edades, desde los 14 a 60 años, de diversos lugares de la provincia, del país y también del extranjero, algunos experimentados montañistas, otros novatos, pero con un mismo objetivo: hacer cumbre.
Benedicto Zenón Castillo Moreno fue sin lugar a dudas el andinista que acaparó la atención de todos, desde que se inició la caminata y logró hacer cumbre. Fumó como lo hace todos los días.
Tiene 60 años y trabaja en la Cooperativa CALF. En esta oportunidad vino acompañado por Carlos Painetru, Fabricio García y Ceferino Cides.
Cuenta en su haber con nueve ascensos al Lanín, cuatro cumbres y dos pre cumbres, algunas en compañía de su esposa, pero fue la primera vez que vino a la zona motivado por hacer cumbre en la montaña más alta de la Patagonia.
"Me gusta el Domuyo y llegar a la cima fue algo que no se puede explicar, son muchas emociones juntas".
Kevin Allekotte de 14 años fue el más joven de los andinistas. Integrante del Club Andino Bariloche, junto a su grupo logró hacer cumbre el jueves a las 12. "El paisaje es bello y si bien vengo de un lugar de montañas, allá todo es roca y me gustó que haya algo verde. Y las aguas termales estuvieron excelentes", reflexionó Kevin.
Antú Gortari (15), integrante del mismo club, ha tenido experiencias en el Lanín "pero esto es de mayor altura, es un logro y seguramente voy a volver", dijo quien junto a un grupo de amigos se dedica al esquí de travesía pero se sintió motivado por venir al enterarse del desafío.
"Es mi cumbre más alta" mencionó Sergio Tomassi, del Club Andino Villa Carlos Paz.

El valor de los guías y los campesinos

Toda la gente reconoció el trabajo de los guías Raúl "Pelado" Rebolledo, Manuel Fuentes, Héctor Valdez, Daniel Castillo, Damián Hernández, Leonardo Sánchez, Horacio "Beto" Fuentes, Federico Giustozzi, Raúl Sosa, Luis Albornoz y Eleuterio Castillo, coordinados por Jorge "Coco" Gómez, cuya labor fue destacada.
Olga Faundez, de Andacollo, fue la primera mujer en llegar a la cumbre, el guía Eleuterio festejo su cumpleaños en la cima con champagne y "Beto" Fuentes logró su cumbre número 20.
También los campesinos encargados de las mulas tuvieron un rol fundamental dado que trasladaron las mochillas y el equipamientos de gran parte de los participantes hasta el campamento de los 3050.
Por otra parte, el centenario de la primera ascensión al Domuyo permitió no sólo disfrutar de la belleza del paisaje sino también de la calidad del recibimiento y la despedida con que se agasajó a los participantes y la predisposición puesta de manifiesto por los guía de montaña.
El martes se recibió a los andinistas en el playón, donde hubo comidas varias.
Al mediodía partieron las cordadas por la ruta tradicional de norte a sur y nuevamente al norte desde el campamento base a los 2450 metros.
El Domuyo recibió a los andinistas con viento y por la noche la temperatura llegó a los 25 grados bajo cero, las carpas se cubrieron de hielo, el agua se congeló y muchos no durmieron. Muchos comentaron sobre la leyenda que indica que el cerro se enoja en cuanto advierte que algún forastero comienza su escalamiento a pie o una ascensión a caballo.
El miércoles las caminatas de aclimatación se realizaron hasta los 3.600 metros, hasta que finalmente el jueves se hizo cumbre.

La necesidad de instalar refugios

El Domuyo es un lugar paradisíaco, que en los últimos años recibió la afluencia masiva de amantes de la montaña. De ahí que la instalación de refugios constituye un necesidad urgente para preservar a los montañistas ante eventuales temporales.
Raul Sosa, guía de montaña mencionó que en 1998 se adquirieron dos refugios para ser instalados en el Domuyo, lo cual fue aprobado por la Secretaría de la Producción y luego se firmó un convenio entre el Ejército Argentino, el Club Andino Cordillera del Viento y el Estado provincial.
Pasaron los años y los refugios quedaron en un galpón del Ejército.
Recientemente el Club Andino Cordillera del Viento los recuperó y ahora sólo resta esperar que se agilicen los trámites para instalarlos en el Domuyo.
Se trata de refugios son capacidad para 14 personas cada uno y la idea es colocarlos en lugares claves del cerro para que los andinistas y los guías de montaña cuenten con un lugar seguro cuando el clima es riguroso.
Muchos de los participantes en la última expedición se vieron sorprendidos de que la montaña no contara con refugios y muchos de ellos experimentados montañistas dicen haber visto en el Lanín un refugio con la inscripción "Cerro Domuyo", lo que evidentemente les llamó la atención.
Actualmente el Domuyo tiene un refugio precario, instalado a los 3.000 metros que en épocas de nevadas queda cubierto por la nieve y que no reuniría las condiciones de seguridad.

   
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