Miércoles 5 de febrero de 2003

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Cuando el estilo de vida condiciona el tiempo libre

 

El verano y las vacaciones aumentan lasrelaciones sexuales

 

Después de un 2001 fatídico y un 2002 crítico, el descanso de este año pareció traernos algo de tranquilidad, una sensación que la mayoría de la gente estaba olvidando. Con ello, el erotismo y el sexo ganaron terreno.

 
El verano y en especial el período de vacaciones provocan una distensión y un menor grado de estrés, lo que se traduce en una mayor frecuencia de relaciones sexuales y de concepciones de bebés durante ese período, según estadísticas del Registro Civil y la opinión de especialistas.
El Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, informó que la tasa de concepción es mayor en primavera y verano, ya que en julio de 2002 nacieron 6.500 chicos concebidos en septiembre de 2001, con los primeros calores, en cambio, en abril del año pasado hubo sólo 5.995 bebés, gestados en los meses de junio del 2001.
Según expertos internacionales y de Argentina las causas de esas notorias variaciones estacionales en los nacimientos se basan en que la actividad sexual aumenta en verano.
Este comportamiento, de acuerdo a especialistas en sexología y medicina reproductiva, obedecería a que en las vacaciones de verano no sólo aumenta el tiempo libre sino que se interrumpe la rutina laboral diaria y, en especial, desaparecen decenas de responsabilidades.
"Si tengo que hacer un enfoque desde la fertilización asistida, es notorio que muchas parejas que buscan un embarazo eligen tomarse un tiempo en el verano para intentarlo", explicó Claudio Chillik, especialista en esa técnica reproductiva.

El cuidado sexual

Los expertos coinciden en que el estrés, un concepto creado para describir un cóctel de cansancio, rutina, presiones y angustia, conocido como tal durante los 90, es el principal factor que atenta contra la actividad sexual.
En este sentido, Chillik remarcó que "es indudable que el verano tiene mucho que ver con la fertilidad, ya que en ese período aumenta en forma notable la frecuencia de las relaciones".
El especialista destacó que "hay factores que afectan la calidad de la ovulación en la mujer y del semen en el hombre, que suelen atenuarse o desaparecer en el verano, en especial por el descenso de los niveles de estrés". Un estudio elaborado por la Escuela de Higiene y Medicina de Londres confirma que durante el verano, y en especial si la persona está de vacaciones, existe un fuerte crecimiento de la actividad sexual.
El fenómeno no causaría mayor preocupación a los especialistas en salud si no fuera porque, muchas veces, este menor nivel de inhibición no va acompañado de prácticas saludables a la hora de prevenir enfermedades de transmisión sexual.
En este crecimiento de la actividad sexual en el verano no sería la baja de los niveles de estrés el único causante sino también las altas temperaturas, los cuerpos ligeros de ropa y hasta los bronceados playeros contribuirían a este fenómeno, según los especialistas.
El psiquiatra Adrián Sapetti, presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, explicó que "hay una cuestión psicológica, neurológica y hormonal que incide para que la gente tenga un mayor despertar sexual en el verano".
"El calor coincide con las vacaciones, el estado más relajado y la desaceleración, y el erotismo que se renueva con la desnudez y los cuerpos en libertad", agregó.
Para la sexóloga Virginia Martínez Verdier, "el calor, la luz natural prolongada y una mayor cantidad de tiempo libre permiten a la gente conectarse más fácilmente con su cuerpo y sus necesidades".
"Surge entonces que es más fácil despertar el erotismo durante el verano, cuando el cuerpo está más expuesto a los estímulos del exterior y los sentidos aumentan su intensidad", destacó esta especialista.
Martínez Verdier, que también es psicóloga, coincidió en que las personas "se muestran más permisivas durante el verano, tanto para acercarse a desconocidos como para recuperar la intimidad de las parejas armónicamente unidas".
Chillik, que es director del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGYR), remarcó que "tanto el estrés agudo como el crónico son capaces de provocar alteraciones en la vida sexual y en la reproducción" "Por eso el mes más frecuente de consultas sobre infertilidad es marzo, ya que las parejas toman al verano como una última chance antes de consultar al especialista", destacó el médico.
   
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