Lunes 3 de febrero de 2003 | |||
MAS INFORMACION Hallaron restos de los tripulantes, pero el estallido aún es un misterio |
En Florida eran tratados como gente de la realeza |
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El comandante Rick Husband había sido despedido por 350 amigos en una iglesia de Florida. Muchos creen que la tragedia acarreará pérdidas económicas para la zona de Cabo Cañaveral. |
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Si bien los astronautas pueden haber llevado una vida normal y corriente, en localidades pequeñas de esa región como Cocoa Beach y Puerto Cañaveral, ellos y sus parientes eran tratados como gente de la realeza que estaba de visita. Mucha gente consideraba como un amigo a Rick Husband, el comandante del transbordador Columbia. No era posible que pudiera ver a tanta gente en su corta estadía en Florida, ya que si bien fueron lanzados al espacio desde ese estado, los astronautas vivieron y recibieron el entrenamiento en Houston, Texas. Antes que el Columbia fuera lanzado el 16 de enero, a Husband le brindaron un agasajo en una iglesia local, al cual asistieron 350 invitados, personas que él quería ver antes de ir al espacio, pero que no tenía tiempo de ver en forma individual. Ayer a la mañana, la gente que asistió a esa misma iglesia, la Capilla del Calvario, recordó a su amigo. "Este también es un momento muy difícil para nosotros. Perder a una persona tan querida es muy doloroso, aunque hay que rogar para su descanso en paz", dijo el reverendo Tom Hobbs. Los religiosos están organizando reuniones de terapia grupal para hoy y el miércoles para ayudar a la gente que tiene problemas para superar al golpe emocional que les provocó el accidente del sábado, cuando el Columbia se desintegró mientras volaba sobre Texas en su regreso a Tierra. "Recordamos cómo fue cuando ocurrió lo del Challenger. La gente necesitaba llorar", dijo el reverendo Ken Babington, de la Primera Iglesia Bautista de Cocoa Beach. En los bares de la zona, como Moon Hut y Tiki Hut, los residentes se reunieron para hablar del pasado y del futuro. Algunos recordaron a la tripulación, otros lamentaban la pérdida del propio Columbia. "Una bestia cascarrabias" "El Columbia era una bestia cascarrabias. Era un infierno trabajar con él, pero funcionó por 22 años. No se le podía pedir mucho más", dijo Duncan Weld, un ingeniero que trabajó para la NASA y ahora está jubilado. "El Columbia siempre fue el transbordador más difícil para hacer despegar, pero cuando llegaba al espacio volaba perfecto", agregó. Luego de 22 años, el Columbia residió en Florida por más tiempo que varios de los habitantes de ese estado. Exceptuando al Challenger, que explotó poco después de despegar el 28 de enero de 1986, fue el transbordador que la mayoría de la gente podía llamar por su nombre. Por ahora, la gente sólo está pensando en los hechos que ocurrieron el sábado y unos pocos comenzaron a considerar el impacto que este nuevo accidente puede causar en una zona que depende en gran medida de la industria aeroespacial. Luego de la explosión del Challenger, las localidades que estaban experimentando un gran desarrollo pasaron a convertirse en pueblos fantasmas, e incluso con la reanudación de los vuelos a su nivel habitual unos tres años más tarde, nunca pudo recuperarse completamente las pérdidas económicas sufridas. Como dijo uno de los empleados de la empresa Boeing, que trabaja en preparar algunas partes para la Estación Espacial Internacional (EEI), "el lunes (por hoy) tengo que acordarme de ir a buscar mi papel rosado", en referencia a la hoja de despido. El gran día que nunca llegó |
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