Viernes 14 de febrero de 2003
 

Otro revés para las recetas del FMI

 
  El clima de convulsión social en Bolivia contra la política económica del presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada, tiene como telón de fondo las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para reducir drásticamente el déficit fiscal.
Sánchez de Lozada, que busca obtener créditos de los organismos internacionales por unos 4.000 millones de dólares para propiciar su plan de "obras con empleo", negociaba con el FMI, que le planteó rebajar drásticamente el déficit fiscal del 8,6% el año pasado a sólo 5% del PIB de 8.000 millones de dólares.
"El acuerdo que se busca suscribir es más ambicioso, durará el período 2003-2007", ha proclamado el presidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales.
Las negociaciones en curso con el FMI, encabezadas por el jefe de misión Wayne Lewis, están previstas para concluir en abril próximo. Con el argumento de que "Bolivia está en una encrucijada", advirtió que "si (el país) sigue gastando más de lo que son sus ingresos, va por un camino seguro a la quiebra y el colapso económico" y aprobó un impuesto que grava con 12,5% el salario de los trabajadores.
La medida fue revocada el miércoles por el gobierno ante la rebelión social.
La decisión había sido rechazada de inmediato por la poderosa Confederación de Empresarios Privados (CEPB), que aglutina a todas las cámaras de empresarios, que entendió que "es procíclica y ahondará la recesión" de la economía, que se extiende desde hace cinco años."Que el FMI entienda que este país no tiene de dónde más sacar. Al pueblo y al trabajador no le puede sacar más tampoco, no podemos estar con 'bolsillazos' o 'gasolinazos' porque no son las alternativas", reflexionó Svonko Matkovic, presidente de la Cámara de Industria y Comercio.
En el mismo tono, el líder de la oposición política boliviana, Evo Morales, dirigente de los cultivadores de coca, deploró "cómo el Fondo Monetario Internacional provoca hechos de sangre, confrontación (y) hasta hace despedir a presidentes", en referencia a la crisis en Argentina, a fines de 2001.
El economista Carlos Villegas opinó que la responsabilidad de la convulsión en Bolivia es "además de la tozudez del gobierno, del FMI, que impone las políticas económicas".
El modelo económico liberal, adoptado en 1985, "no va más porque no resolvió problemas de pobreza, las desigualdades sociales y ha afectado a varios sectores de la población, incluso a los empresarios", según el analista independiente y ex vocal del tribunal electoral, Jorge Lazarte. "El gobierno ha perdido la capacidad política para hacer funcionar el modelo". (Raúl Burgoa, AFP)
   
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