Sábado 1 de febrero de 2003
 

Lavagna cuestionó la metodología que utiliza INDEC

 

Del Bello explica que aplica métodos usados en todo el mundo

  El ministro de Economía, Roberto Lavagna, cuestionó desde Brasil la metodología que utiliza el INDEC para elaborar los índices de pobreza.
Horas antes de que el INDEC oficializara los índices de pobreza, el ministro señaló en medios brasileros que "hay graves problemas estadísticos. Por ejemplo, para definir pobreza se usó una canasta de productos donde está la reparación del automóvil. Parece poco probable que en otros lugares del mundo se calcule la pobreza incluyendo los gastos del auto", afirmó el titular de Economía.
Y agregó que la pobreza subió en la última medición "porque se está calculando con metodología que incluye, además de la reparación del automóvil, que es el caso más obvio, esparcimiento y turismo, que no corresponde".
Según datos revelados ayer (ver nota central) más de 20 millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza, cifra que marca un aumento de la misma respecto de la última medición. Así, este aumento de la pobreza corresponde a meses de la actual gestión de Lavagna.

El INDEC se defiende

Juan Carlos Del Bello, titular del INDEC —un organismo que depende del Ministerio de Economía— no quiso responder a los requerimientos periodísticos, pero fuentes de ese organismo dijeron que "el ministro descalifica las estadísticas que arrojan un mayor deterioro social, pero no hace lo mismo con los números que marcan un aumento de la actividad económica".
También recordaron que a mediados de la década del 90, cuando comenzó a subir la desocupación, el ex presidente Menem cuestionó cómo el INDEC medía el desempleo.
Por su parte, El director asistente del INDEC, Alberto Olives, dijo que no le " corresponde contestarle al ministro", mientras la coordinadora de la Encuesta Permanente de Hogares, Cynthia Pok, señaló que "esta metodología rigió durante todo el período en que se ha medido la pobreza por lo que es comparable".
Por su parte, el director de la consultora Equis, Artemio López, comentó que "no se puede cuestionar una metodología que tiene respaldo internacional, un reconocimiento de especialistas nacionales y que siempre fue utilizada de la misma manera, lo que permite establecer comparaciones fehacientes y homogéneas. Y de esta comparación surge que durante la gestión del ministro Lavagna corresponde al mayor registro de pobreza por ingresos desde que tiene estadísticas la Argentina".
Aunque advirtió que no es apropiado atribuir al ministro de Economía el aumento de la pobreza que se registró estos últimos meses.
A su vez, a mediados del 2002, la oficina argentina del Banco Mundial realizó una encuesta para evaluar "la crisis argentina y su impacto en el bienestar de los hogares", el cual arrojó que el 52,9% de la población urbana es pobre, en coincidencia con los datos de mayo de INDEC. La novedad fue la medición en el sector rural: arrojó que el 72,6% es pobre.
El INDEC mide dos tipos de canastas: la de indigencia y la de pobreza. Y en base al costo de esas canastas determina, según los ingresos de los hogares, cuánta gente es indigente y cuánta es pobre (ver recuadro).
La canasta de pobreza utiliza la canasta básica de alimentos y se la amplía con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios, como vestimenta, transporte, educación o salud.
El INDEC considera que por cada 100 pesos que se gastan en alimentos básicos, se gastan otros 120 pesos en esos servicios. Y toma en cuenta gastos de esparcimiento o vestimenta porque, aunque poco, ese sector los consume.

Cómo mide el Instituto

El INDEC mide dos tipos de canastas: la de indigencia y la de pobreza. Y en base a su costo determina, según los ingresos , cuánta gente es indigente y cuánta es pobre.
La canasta de indigencia es sólo de alimentos. Se compone de un conjunto de alimentos básicos, como pan, arroz, fideos, papa, carne, leche, yerba o legumbres, que forman parte del hábito de consumo de la población argentina. Y en cantidades que "toman en cuenta los requerimientos normativos kilocáloricos y proteicos imprescindibles para que un hombre adulto, entre 30 y 59 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades". Para el resto de la personas, según edad, sexo y actividad, los valores son diferentes, en su amplia mayoría más bajos que para el varón adulto. Por ejemplo, una mujer de 30 a 59 años consume un 26% menos.
Esos productos se multiplican por sus precios, que varían según las distintas regiones del país. Así, cada región tiene un valor. Para Capital y Gran Buenos, el costo de la canasta básica alimentaria de un adulto en diciembre fue de 105,72 pesos. Y para una familia tipo (matrimonio y dos hijos), de 326,67 pesos. Con tres hijos, la canasta básica sube en apenas 28,55 pesos, ya que suma 355,22 pesos. Cifras que varían y se incrementan a medida que nos alejamos de Capital".

   
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