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El 40% de los argentinos quiere democracia sin partidos

Casi el 90% cree que las personas honestas no pueden llegar a ocupar cargos partidarios y el 70% considera que "quien ingresa en la política se corrompe". La mayoría de la sociedad sólo confía en instituciones como escuelas públicas y hospita-les. Crece la demanda de un mayor rol del Estado. Para el 80% de los consultados, los argentinos no conocen sus derechos.

La desconfianza hacia los partidos políticos se tradujo en el "que se vayan todos" de principios del 2002.

BUENOS AIRES (ABA) . - A pesar de la crisis inédita por la que atraviesa la Argentina, en su población se registra un incremento en el apoyo a la democracia como sistema; aunque paradójicamente, un porcentaje significativo descree de la necesidad de contar con partidos políticos.
Así lo revela un trabajo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, según el cual dos meses antes de la caída de Fernando de la Rúa un 57 % de los encuestados declaraba que la democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno; mientras unos meses después esa cifra se elevó al 62 %.
Como contracara, un 41 % de los argentinos considera que puede haber democracia sin partidos políticos (contra un 28 % que pensaba de ese modo hace poco más de un año).
Es decir, el "voto bronca" de la última elección nacional (en octubre de 2001) no puede ser tomado sino como una señal de alerta que no conviene dejar pasar por alto. "El reclamo contra los partidos estalló en los últimos tiempos. Con el retorno a la democracia en 1983 el PJ y la UCR reunían al 80 % de la gente. Todo eso se fue degradando y ahora prima la desconfianza. Los recientes sucesos de la interna radical y las disputas en el justicialismo representan un agota- miento", afirmó el coordinador del trabajo, Juan Carlos Portantiero.

"Máquinas de corrupción"

En diálogo con "Río Negro", el sociólogo destacó que la idea que existe acerca de los partidos políticos es que son "máquinas de corrupción", aunque muchos consultados reconocieron que en parte esas estructuras son un reflejo de la sociedad que tampoco se ve bien a sí misma.
Sobre la relación entre la gente y los partidos hay datos contundentes, como ser que un 70 % de la población considera que "si se involucra en política se corrompe". Para un porcentaje más elevado aún (78 %) "los honestos son echados de los partidos" y para nueve de cada diez consultados "si bien hay personas bue-nas y honestas en los partidos, difícilmente llegan a ocupar cargos importantes".
Aún con estos indicadores y al reclamo que se vayan todos, "una cosa es que un sistema esté en crisis y otra es cómo se lo reemplaza", señaló Portantiero.
Además no hay una mirada simplista sobre quiénes llevaron al país a su debacle, ya que mientras el 25 % considera responsables de la crisis únicamente a los políticos, el 72 % de los relevados extendió la responsabilidad a "toda la clase dirigente".

Propuestas

Una de las sugerencias del trabajo es la creación de una agencia estatal al estilo del Instituto Federal Electoral de México, capaz de realizar una auditoría independiente sobre el funcionamiento del sistema político.
Más allá de medidas puntuales que se puedan tomar (reducir dietas de legisladores o eliminar listas sábanas) "sólo una profunda transformación interna de los partidos y un rediseño del Estado podrían contribuir a eliminar las "cajas negras" millonarias y espurias que constituyen el verdadero núcleo de la política", sostiene el trabajo que aconseja modificar el mecanismo de selección de candidaturas; implementar un programa de capacitación de cuadros; auditorías externas y efectuar un proceso obligatorio de reafiliación de sus miembros.
En cuanto a las provincias, el texto advierte que el clientelismo y el diseño del régimen electoral hace poco probable el progreso de fuerza nuevas.
Un detalle curioso es que más allá de protestas masivas como el cacerolazo (el 20 % dijo haber estado en alguna manifestación), la gente mantiene un rol pasivo. "La participación que detectamos en sociedades civiles y ONG de personas no rentadas, sigue siendo escasa", indicó Portantiero.
Sólo un puñado de servicios prestados por abnegados agentes se salvan de la sospecha. Un 69 % de la gente confía en las escuelas públicas, un 71 % en los hospitales públicos y un 60 % en las universidades. Según Portantiero, ello está en línea con una creciente ponderación de los servicios prestados por el Estado. Como contracara, se registra una masiva desconfianza (90 %) hacia sectores como los bancos y las empresas de servicios públicos privatizadas.
Los indicadores negativos también alcanzan a los tres poderes del Estado Nacional (judicial, Parlamento y Poder Ejecutivo); a los sindicatos; a la policía; así como a los gobiernos provinciales y municipales.
La crisis de legitimidad y eficacia -concluye el trabajo-, abarca a toda la dirigencia argentina. Ello no pone en riesgo a la democracia, pero si la gobernabilidad.

Argentina y Latinoamérica

BUENOS AIRES (ABA) - El respaldo que el 62 % de la sociedad argentina le otorga al régimen democrático, sin ser alto es uno de los más elevados del continente. En Latinoamérica sólo el 48 % confía en dicho sistema de gobierno difiriendo de lugares que vivieron transiciones como la de España, donde un sondeo similar concluyó en un apoyo del 84 % de su población a la democracia.