Domingo 19 de enero de 2003 | |||
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¿Cuántas realidades caben en una realidad? |
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¿Qué llevó a Gibson a escribir el ciberespacio? En 1996 el autor de "Neuromancer" le respondió a "Newsweek": "Una de las cosas que me motivó fue una noche que pasé observando a unos chicos jugar videojuegos; algo que, en esa época, sólo se podía hacer en locales especializados. Esa noche tuve la revelación de que estos chicos querían desesperadamente creer en un reino que trascendiera la pantalla y que, de haber podido, se habrían metido dentro de ella para ir a ese reino". La explicación de Gibson otra vez se anticipa a lo que está sucediendo con las nuevas generaciones, no en su relación con los juegos de rol únicamente sino también con la utilización de Internet e intranets, es decir, con todo aquello que implique cierto grado de contacto interpersonal pero sin personas físicas de por medio. Un adolescente "tipo bien" puede jugar un juego de red en Internet al tiempo que chatea en una sala virtual especializada en amantes de Nirvana y conversa en privado con su novia o con amigos en un canal segmentado por ciudad, región o país. Es más, si la computadora tiene suficiente memoria, existe la posibilidad de que, ya que estamos, baje en paralelo archivos mp3 y hasta tracks con adelantos de películas como "El señor de los anillos". A toda esta increíble ensalada por qué no agregarle un televisor anclado en MTV. Una de las tantas preguntas que aparecen girando como un diamante es: ¿qué le hace el poderoso caudal de imágenes, sonido e información a la cabeza de un chico? Algo difícil de responder puesto que el fenómeno transcurre mientras usted lee estas líneas. Resulta obvio que muchos adolescentes y jóvenes se muestran capacitados para pensar en varias cosas a la vez. La dinámica de la net, de la televisión y de la música rock-pop en general -mucho más fragmentada y determinada hacia la provocación de efectos que la que se escuchaba hace cinco años- impone cierto tipo de intereses y de obsesiones. Probablemente la lectura de libros y el uso de un tiempo largo y denso de reflexión -propio de la filosofía- para llegar a determinadas conclusiones, no figuren en el top ten de los chicos del nuevo siglo. Su relación con el pensamiento posee otras características, varias de las cuales, fantásticas y complejas, se nos escapan a los adultos. No importa que tan del nuevo milenio nos creamos. Claudio Andrade |
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