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Sábado 18 de enero de 2003 | ||
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La excursión a la isla Victoria se cae a pedazos |
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Falta de reparos y baños, abandono, precios abusivos. Un paseo otrora emblemático; hoy lo salva la belleza. |
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Durante la excursión inaugural de la embarcación "El Calafate", un barco diseñado en la década del cuarenta y que vuelve al Nahuel Huapi íntegramente restaurado, este diario pudo constatar la alarmante precariedad de la mayoría de los servicios que se ofrecen al turista que contrata la excursión lacustre hacia la mayor isla del lago. La estadía en la isla en una jornada lluviosa puede llegar a tornarse bastante molesta, y para protegerse de alguna eventual precipitación, hay que resguardarse debajo de los abundantes pinares que rodean las construcciones, las cuales en su mayoría permanecen clausuradas. Tal es el caso del parador en playa del Toro y el restaurante Huaiquil. Este último no opera desde hace una década. El único "restaurante habilitado" fue improvisado en la estación inferior de la aerosilla que asciende al cerro Bella Vista, donde se instaló un buffet y hay unas 80 sillas con mesas. Abuso Allí, en caso de consumir un choripán y una lata de cerveza nacional, se deberá abonar 9 pesos. No hay baños y en caso de necesitarlos, hay que caminar unos 300 metros, hasta los sanitarios públicos que construyó tiempo atrás la APN. La aerosilla tampoco funciona desde agosto del año pasado, cuando un incendio destruyó por completo la confitería emplazada en la cima del cerro Bella Vista. Desde la empresa Isla Victoria SRL, concesionaria de estos servicios, se informó que la aerosilla debería comenzar a funcionar "en breve" y que la confitería será reconstruida "cuando haya plata", ya que "no había seguro" para cubrir los daños del siniestro. Periódicamente los guías de turismo que acompañan a los visitantes deben hacer malabarismos para poder atender correctamente a los pasajeros, los cuales son organizados en grupos y realizan el paseo y concurren a almorzar "por tandas". Sólo la Modesta Victoria transporta unos 180 pasajeros, los cuales duplican la capacidad del lugar. Varios de ellos se evidenciaron sorprendidos por la falta de servicios y también se mostraron asombrados de que "haya tantos catamaranes parados en el puerto". El guardaparque del lugar recordó que en las épocas de mayor concurrencia visitan la isla hasta 2.500 personas por día. "Hoy, como máximo, llegan 500", afirmó. Junto a varios voluntarios ofrecen un buen servicio de informes a los visitantes y también se ocupan de que el lugar esté limpio. No obstante, reconocen que los muelles son un verdadero desastre y que además la cartelería y señalización es de vieja data. Belleza impoluta A pesar de todo, el marco natural mantiene su encanto y sorprende con su belleza a la mayoría de los visitantes. "Todo es tan lindo, al final, nos comimos una vianda sentados sobre un tronco, en medio del bosque", explicó una turista. No obstante, esta suerte de almuerzo improvisado origina que algunos se olviden de llevar bolsas y restos de viandas, los cuales deben ser recogidos por los voluntarios de Parques. |
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