Sábado 29 de junio de 2002 | ||
Duhalde sigue viendo el fantasma de una conspiración en su contra |
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Al evaluar los hechos sangrientos del miércoles, el presidente no pudo evitar referirse al caso Cabezas, el asesinato del fotógrafo que en su momento identificó como un ataque político en su contra. Las acusaciones también alcanzan al peronismo, en especial a Ruckauf. |
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BUENOS AIRES (DyN) - Los crímenes de piqueteros bajo balas presuntamente provenientes de armas policiales, entre ellas la de un comisario, reproducen las imágenes que enlutaron las últimas horas del gobierno del radical Fernando de la Rúa, que ahora comparte con el presidente Eduardo Duhalde las sospechas sobre la presunta puesta en marcha de una conspiración en su contra. "No quisiera que éste fuera otro caso Cabezas", se limitó a decirle Duhalde al diario La Nación. Duhalde expresó así su preocupación de que el asesinato siga un patrón similar al crimen del fotógrafo José Luis Cabezas, de la revista Noticias, ocurrido en Pinamar en 1997, y que el mandatario, entonces gobernador bonaerense, interpretó como un ataque político. La imputación que pesa sobre el comisario Franchiotti y otros uniformados recuerda la convicción de dos fiscales federales que dijeron que el 20 de diciembre último, el comisario Orlando Oliverio, de la Policía Federal, fue responsable por la muerte de manifestantes que derivaron en la renuncia del radical. Aquel jueves 20 cinco manifestantes cayeron bajo balas supuestamente disparadas por policías. De la Rúa denunció que los crímenes fueron producto de un complot para derrocarlo, y su versión fue avalada, entre otros, por Rafael Pascual, Domingo Cavallo, Patricia Bullrich y Luis Patti, quienes incluso arrojaron sospechas sobre el ahora canciller Carlos Ruckauf y el saliente senador radical Raúl Alfonsín. En las últimas horas el gobierno de Duhalde denunció ante la Justicia que la violencia en Avellaneda "amenaza" la República y podría acarrear "el derrocamiento de los poderes constituidos". (ver aparte) Seguramente será difícil probar si hubo o no un complot que derrocó a De la Rúa, y si los incidentes de Avellaneda fueron dedicados a Duhalde. Pero las sospechas volvieron a caldear el ambiente político, especialmente al interior del peronismo. El intendente de Avellaneda, Oscar Laborde, sostuvo ayer que el asesinato en realidad estaba precedido por una "crónica de una muerte anunciada" y apuntó contra el canciller, Carlos Ruckauf, al sostener que sus declaraciones previas a la tragedia permitían anticipar que "el clima venía enrarecido". Para Laborde, Ruckauf "se ofreció" a sectores autoritarios cuando declaró ante militares dos días antes de los incidentes, que volvería a firmar el decreto dictado en 1976 que avaló el "exterminio de la subversión" y que fue la antesala del golpe militar y la dictadura de la década del 70. La Justicia ya investiga la amenaza de derrocamiento BUENOS AIRES ( DyN) - El fiscal Norberto Quantín quedó ayer a cargo de la denuncia radicada por el gobierno de Eduardo Duhalde ante la "escalada de violencia" que, según consta en la presentación, "amenaza con el derrocamiento de los poderes constituidos" y "puede poner en peligro más vidas". |
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