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Domingo 26 de mayo de 2002 | |
 MAS INFORMACION: Metieron preso a Nicolás Rinaldi por el asesinato de María Alejandra |
El juez tomó la decisión en la soledad de su despacho |
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La detención de Nicolás Rinaldi comenzó a manejarse como una posibilidad cierta a mediados de semana. El viernes, Velasco les informó a sus allegados que podría decidirla entre el sábado y el martes. Ayer a la tarde lo puso por escrito. Y envió la orden a la policía al mismo tiempo que se la comunicaba a los fiscales. |
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 NEUQUEN (AN)- Carlos Alfredo Velasco Copello marcó el número de teléfono celular del fiscal Mario Rodríguez Gómez. Con su voz gruesa y seria le dijo:-Acabo de disponer la detención de Nicolás Rinaldi. Después podés pasar por el juzgado a notificarte oficialmente. -Muy bien, de acuerdo -le contestó del otro lado la voz áspera del fiscal. Había pasado casi media hora desde las cuatro de la tarde de ayer. En ese momento, cinco policías de civil ingresaban a la vivienda de Belgrano al 2.000 y le comunicaban a Nicolás que quedaba detenido por su vinculación con el asesinato de María Alejandra Zarza. Se verá la cara con el magistrado posiblemente el martes, cuando deba responder como acusado por el crimen de la que fue su amiga y la desaparición del bebé que estaba por nacer. El juez Velasco llegó a tomar la decisión de ayer después de un largo proceso de recolección y análisis de pruebas. La primera vez que le pidieron que metiera preso a Rinaldi, el 4 de marzo pasado, le pareció que el fiscal se estaba apresurando. Lo mismo creyó el 23 de marzo, cuando Rodríguez Gómez insistió con su pedido. En realidad nunca discrepó con la hipótesis de que Nicolás tenía alguna responsabilidad en el crimen. Sólo que le parecía que no había pruebas suficientes. "Si lo meto preso y después la Cámara revoca todo cuando el defensor apele la prisión preventiva, quedamos peor que antes", razonaba el juez entre sus allegados. ¿Que cambió entre aquellos pedidos de detención de marzo, y la decisión que adoptó ayer? Muchas cosas. Fundamentalmente, por primera vez en más de tres meses de investigación el juez tiene incorporado al expediente un informe científico que revela, sin lugar a dudas, que María Alejandra fue asesinada. "¿De qué iba a acusar Velasco a Rinaldi si no sabía cómo murió la víctima?", explicó a este diario un colega del magistrado. Recién el miércoles pasado el jefe del equipo de médicos forenses, Carlos Losada, entregó el extenso escrito en el que revela que la joven embarazada de siete meses y medio murió asfixiada. No fue un accidente, no hubo negligencia. No hubo culpa, hubo dolo. Es decir, quisieron matarla. Hubo una época, al principio del caso, en el que el juez dudaba de todo. Incluso, de que estuviera investigando un homicidio. Las desprolijidades de la primera autopsia tuvieron mucho que ver con eso. Él mismo incurrió en conductas discutibles, por ejemplo tomándose licencia en los albores de la investigación. Cuando retomó la causa, Velasco eligió el camino de la prudencia. Venía de manejar un caso complejo: la detención de Julio Fuentes, al que tuvo que dejar libre diez días después por falta de pruebas. Ahora le caía entre sus manos otro expediente de alto impacto y sabía que no tenía margen para el error. Celoso de la sensible información que estaba manejando, fue inocultable su molestia cada vez que descubrió que la prensa se enteraba de algunos detalles del expediente que creía bien preservados. Entonces impuso un método de trabajo más cerrado aún: ni siquiera hablaba por teléfono con los fiscales, querellantes y policías investigadores, sino que los convocaba a su despacho para comunicarles sus decisiones o para trasmitirles sus opiniones, a puertas cerradas y sin testigos. Recluirse le trajo otros beneficios: la familia del sospechoso apuntó todos sus cañones contra el trabajo de la fiscalía, y su figura de magistrado quedó preservada de las críticas. Habrá que ver si a partir de hoy pasa a integrar la comparsa de desaciertos que según Pedro Rinaldi es este expediente. Es que Velasco nunca abandonó a los Rinaldi como pista principal; por algo dispuso desde el comienzo que un patrullero vigilara día y noche su vivienda, así como que un policía se pegara a los movimientos de Nicolás como una sombra, e intervino sus teléfonos. Pero el juez quiso despejar todas las otras hipótesis que le fueron surgiendo. Al mismo tiempo, iba esbozando en su mente el borrador de la acusación que iba a formularle al hijo mayor de la familia, consultó libros especializados, e imaginó todos los atajos que podía tomar la defensa del imputado para derribarle la imputación que trabajosamente construía día a día. Su estrategia es incluso más audaz que la de los fiscales: estaba esperanzado en reunir pruebas suficientes para encarcelar no sólo a Nicolás sino también a por lo menos dos de sus cómplices. Los tiempos se aceleraron esta semana, después de que los forenses entregaran sus conclusiones. Y el viernes se manejaban en firme dos fechas posibles para la detención: sábado o martes. Ayer a la tarde, Velasco terminó de ordenar los papeles de su despacho y antes de irse a su casa marcó el número del fiscal. Por una vez no le importó utilizar el teléfono para darle una información. Guillermo Berto
"Ahora empieza otra etapa", dijo el fiscal Foto: Nicolás Rinaldi salió fuertemente custodiado de su vivienda. Ayer no se cruzó con el juez. |
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