Domingo 17 de febrero de 2002
 

"No puedo ser objetivo sobre lo que nos sucede"

 
 
Fernán integra el elenco de "Un día de suerte". Walter es su personaje y mantiene con Elsa (Valentina Bassi) una relación cercana al amor, la ayuda a hallar el modo de iniciar su sueño de marchar a Italia y encarar otra vida. El también intenta seguir viviendo y soñando mientras el entorno económico va cerrando puertas cada día que pasa.
"Conociendo el guión, habiendo filmado la película, cuando la vi terminada me pasó algo muy fuerte," explica Mirás. "Y si me conmovió con esos antecedentes es porque habla de lo que tanta gente está hablando hoy, de la fantasía de irse impulsivamente del país sin saber bien a qué. Por otro lado no baja línea sobre quedarse o partir. Simplemente es un pantallazo sobre la realidad y lo más interesante es que no pone el acento en las manifestaciones, en los quilombos que son el telón de fondo, sino en lo que le ocurre cada día a estos personajes que interpretamos. Por ejemplo, el mío se enamora del de Valentina, tienen un romance que complica su proyecto de emigrar. Esta aventura nace porque están cerca, a mano, ven algunas cosas de manera parecida y eso los diferencia de los demás. La película refleja lo que nos genera la falta de futuro, sin mencionarlo; te das cuenta de que todos tuvieron otra vida y otros sueños porque aparecen reflejados, que integraban otro sector social y ahora pasaron a ser clase baja y no encuentran de qué agarrarse".
Fernán Mirás se expresa como si tuviera todo el tiempo por delante. Las manos tan tranquilas como las palabras, la mirada firme, directa a los ojos. "Un día de suerte" es conmovedora, compasiva con sus personajes; todos muy queribles, con muchas contradicciones. La fantasía de irse de la protagonista es tan débil como la razón para quedarse. Tuvo una historia con un italiano que le dijo: "si querés, vení", y sólo tiene ese dato y un teléfono de allá... Son seres a los que no les queda mucho y se toman de unas pocas cosas".
"El que hace Damián, bromea todo el tiempo de hastiado. El mío ha vendido droga, ha traficado como un rata, ha transado para sobrevivir e ir al sur. Viene de andar por la Patagonia y siente que viajar no resuelve nada y se lo plantea al de Valentina. Ya no quiere transar, pero enseña a los demás a trampear con tarjetas truchas, y lo hacen más por aburrimiento y para sacar dos pesos. La corrupción no está tocada como eje, los personajes ni llegan a reflexionar sobre por qué pasa lo que pasa".
- Obran...
- Y lo más interesante del planteo es que cuando hablan, no tienen qué decir sobre la realidad, se ve, están sin un mango para comer, uno anda sin laburo, las chicas hacen promociones en la calle, el clima social es muy pesado. Las interpretaciones son muy parejas y es como un documental, ese tipo de películas que parecen no actuadas, sino sacadas de la vida real. No hay grandes frases, se percibe lo ideológico porque muestra la situación actual pero acentuando lo humano. Los padres de Elsa bien pueden ser los míos, el abuelo mi abuelo. Sentí eso. Ellos muestran en qué entorno viven y que el sueño es inherente a los humanos. Mi Walter descree de todo y se mete con esta mina que conoce de casualidad. El deseo de Elsa de marcharse a Italia -construido en el aire- se relaciona con soñar, con tener alguna meta.
- Ahora no tenés trabajo. Puede que vuelvas en marzo con la obra que hacían con Oscar Martínez ("Variaciones Enigmáticas", dirigidos por Sergio Renán), puede que alguien te llame para televisión... Por el momento se te hace difícil construir sueños.
- Si, pero dentro de eso hay cosas que decidí no hacer, en cierto modo es una elección. Teniendo la posibilidad, me estoy retirando un poco a mirar, a estudiar. Todos los actores y actrices que conozco fantasean con mantener la propia creatividad en cosas que no necesariamente sean trabajo. Muchos escribiendo sus textos, estudiamos para sentir que seguís desarrollando tu cabeza, tratando de formarte más, de pagar tu educación como actor en medio del caos actual.
- Además, tenés que pagar cuentas, los gastos diarios, ropa, alimentos.
- Tengo la ventaja de no ser consumista. No está en mí, por suerte. Yo ya he vivido épocas peores de trabajo, entonces sé cuando achicarme y no necesito mucho. Mi criterio personal en estos momentos es vivir con lo necesario, de algunos ahorros que no me agarró el banco.
Trato de acomodarme a la realidad. No hay mucha vuelta. Es notable en los últimos cinco años, cómo la crisis se reflejó en el medio artístico. En general estaba bastante aparte y recortado, ahora es bien evidente el abaratamiento de empresas que tenían muchísimo dinero, lo poco que ganan los actores, las escasas oportunidades y la falta de trabajo.
Con todo eso, es difícil pensar qué hacer, elegir una obra de teatro, de qué vas a hablar, si es drama o comedia. Es complicado encontrar material que la gente, dentro de sus posibilidades y su economía, quiera ver.
- Es dificultoso también elegir entre lo que te da dinero o te sustenta íntimamente.
- Si, pero eso ya está dividido hace tiempo. Cuando empecé era posible hacer una cosa o la otra. Ahora mi trabajo tiene un corte transversal, hago lo que me gusta cuando puedo y lo que necesito para vivir, paralelamente. El año pasado hice "Culpables" con actrices que habían hecho "Monólogos de la vagina" y yo hacía teatro también. Un día la Gabriela Toscano me preguntó si recordaba cuando se hacía o teatro o televisión. En la realidad de hoy, tenés que hacer lo que puedas para equiparar y vivir. Tratar de vivir. (E.R.).

La lucha actual

"Me parece importante que la gente lea, que vaya al teatro", precisa Fernán Mirás, "pero entiendo que cuando los actores defienden la cultura, la gente interpreta que cuidan su quinta. Yo la defiendo porque es importante para que un pueblo piense; dentro de lo difícil que resulta cada jornada, debe tratar de tener su pequeño espacio; de pensar en otra cosa que no sea resolver las cuentas, el día a día. Como actor, tengo la responsabilidad de construir ese espacio sí o sí, de lo contrario te convertís en un nabo. Si no me formo, me educo y no sigo leyendo, no puedo crecer actoralmente. Si no mantenés tu cabeza en funcionamiento, te convertís en un tonto útil. Esa es la lucha actual que cada vez es más ardua. No en vano, vengo escuchando de gente que escribió sus propias obras, armó sus proyectos. Mientras el público los veía en telenovela, estaban escribiendo una obra de teatro. Osvaldo Santoro estrenó hace poco la suya ("Pequeños fantasmas"), Pablo Novak igual... El actor mientras hace para comer, genera sus cosas y se desarrolla; trata de tener una mirada, escribe sobre la realidad social que hoy apabulla y dificulta tomar distancia".
- Es también un modo de alimentar la esperanza.
- Es que de lo contrario ya está, encerrate en casa, no salgas más, se acabó. Vivimos un momento de shock, donde es difícil rearmarse. Siento que estoy shockeado, digamos, y escribir me pone en orden. He hecho un par de guiones como ejercicio personal, para mantenerme con la cabeza aceitada. He escrito sobre la idea que más se aleja de la realidad, porque sobre lo que nos sucede en Argentina no puedo ser objetivo. Estoy bloqueado. Lo mismo me parece que pasa con la película, si la escribieras o la filmaras hoy, estaría viciada de situaciones difíciles de mirar o se filtrarían cuestiones ideológicas complicadas. "Un día de suerte" aborda eso pero con la mirada de hace cinco años. Además la directora (Sandra Gugliotta) se interesó por un sector social que hoy es toda la clase media golpeada, gente que mal que mal podía mantenerse y cada vez puede sostenerse menos. (E.R.).
   
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