Domingo 17 de febrero de 2002
 

El cine argentino tuvo "Un día de suerte" en el Festival de Berlín

 

El filme argentino "Un día de suerte", dirigido por Sandra Gugliotta, obtuvo ayer el Premio Caligari en el Festival Internacional de Cine de Berlín, galardón otorgado por la Association of Kommunale Kinos. Además recibió otra distinción: una Mención Especial del Premio Don Quijote que otorga la Federación Internacional de Cine Clubes (FICC). Antes de su viaje a Alemania "Río Negro" dialogó con dos de sus protagonistas: Valentina Bassi y Fernán Mirás.

 
Valentina Bassi es la protagonista femenina de "Un día de suerte" junto a Fernán Mirás, Lola Berthet y Damián de Santo, primer largometraje de Sandra Gugliotta seleccionado para intervenir en la sección "Forum Internacional del Nuevo Cine" del Programa Oficial de la 52 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, que ayer el obtuvo el Premio "Caligari" de la Berlinale que otorga la Association of Kommunale Kinos, que reúne a 160 salas de cine de arte de la República Federal de Alemania. También recibió otra distinción en el festival berlinense: una Mención Especial del Premio Don Quijote que otorga la Federación Internacional de Cine Clubes (FICC).
Antes del partir hacia el frío europeo Valentina charló con "Río Negro" en un bar de Palermo Viejo.
"Cuando Sandra me propuso el papel en su película, yo estaba haciendo "Primicias", una tira, y tuve que pedirle a Adrián Suar que por favor me sacara dos meses antes... Y divino, me dijo: ¡andá tranquila! Ahí comenzaron las idas y vueltas, el rodaje se demoraba porque no había presupuesto, se hacía, no empezaba y yo con el corazón en la boca. Costó mucho, es un trabajo independiente, absolutamente a pulmón. Ocurrió lo mismo con el viaje a Italia, se hace, no vamos, fuimos... Todo esto comenzó en setiembre del 2000", recordó la actriz.
En "Un día de suerte", Valentina Bassi es Elsa, una piba de veinticinco en busca de trabajo para ganar el dinero que le permita alcanzar sus metas más inmediatas: viajar a Italia, encontrar al hombre del que cree estar enamorada y un modo posible de vivir mejor. Idea que se alimenta con los relatos, las convicciones morales y políticas de su abuelo inmigrante siciliano. Un par de compañeros de aventuras ilícitas, la acercan económicamente al sueño. Pero en Europa, vuelve a chocar con una realidad que no imaginaba, otro desafío para su fuerza interior.
"Lo que más me maravilló al principio fue trabajar con ese guión, en esta película. Si pensás que puede sucederle antes de filmarla, no la hacés. Primero me detuve en ver quién es Elsa y como armarla, entenderla mejor, saber qué le pasa. Tuve largas charlas con Sandra... Para crear un personaje, el camino es maravilloso. Hacer una historia de la nada, da muchas ganas de trabajar y de actuar. Es un relato bien argentino de una chica que quiere irse porque acá no ve futuro y sueña retornar a la tierra que su abuelo dejó un día, buscando lo mismo que ella hoy. Es la historia repetida al revés, un tema apasionante, real y nuestro. Así lo viví...".
- ¿ Para armarla, sirvió el momento en que partiste del sur hacia Buenos Aires?
- Cuando trabajo no suelo tomar cosas de mi vida, vienen solas. Solitas, sin que uno las llame, aparecen, no tengo que evocar nada. Seguramente usé muchos elementos porque mi venida de Trelew a Buenos Aires también fue conflictiva en un sentido, y por otro lado, maravillosa. En mi ciudad yo trabajaba muy bien en un grupo de teatro independiente (Ampoya), feliz. Hacíamos giras por todos los pueblos de Chubut. Fue durísimo abandonarlo, porque era un grupo de pertenencia muy importante, había puesto muchísimo en él. Y acá empecé de nuevo...
- Lo mismo tuvo que hacer Elsa.
- Siempre encontramos similitudes en los personajes, el ser humano es muy complejo, tiene tantísimos colores y hay un par parecidos en el actor. Yo, Valentina, no iría a vivir al exterior. Me gusta acá. Por más que es triste convivir con estos días y hay muchas menos posibilidades de trabajo, no me resulta fácil la decisión de emigrar a otro país, que mis hijos estudien otra historia en la escuela, que no conozcan a San Martín. Por lo menos, lo pensaría mucho... Yo soy de acá, siento que mi identidad está aquí y me sería doloroso alejarme de la Argentina obligada por la ausencia de perspectivas; huyendo casi como en un exilio.
- No fue así tu salida de Trelew, pero sí viniste a arar sola...
- Es verdad... Mi hermana vivía en Buenos Aires, tenía amigos y mi vieja está con nosotras desde hace tres años. Volvemos a Trelew cuando podemos y para mí es muy importante, siento que es mío, mi infancia está ahí. Es mi patria Trelew. Cada vez voy más espaciadamente porque trabajo o lo estoy buscando, ya no tenemos la casa allí y se complica, pero es el lugar de mis recuerdos más hermosos.
*- Volviendo a "Un día de suerte", a pesar de las dudas, la terminaron y además fue invitada al Festival de Berlín.
- Yo lo viví como un premio hermoso. Que lo que nosotros contamos les haya gustado y lo quieran mostrar en Alemania, me da felicidad. Que le guste a alguna gente, por lo menos, ya es bárbaro. A mí me resulta muy difícil verme, los actores somos un desastre porque miramos lo que no hicimos, lo que no está, lo que podríamos haber hecho. Es una tortura, con el tiempo lo logro y está todo bien. En televisión tenés revancha al día siguiente, me veo y si me critico mucho, puedo corregir. En cine, quedó y no hay vuelta.
*- También estás más expuesta, en una semana en Canal 13 te ven tres millones de personas, cifra que no alcanza una película argentina exitosa en años.
- Pero no pienso en eso, cuando trabajo. Me pondría muy nerviosa. Me concentro en hacer lo mío del mejor modo, en tratar de comprender al personaje y defenderlo sea lo que sea; vinculándome con los demás actores lo mejor que pueda. El resto no me compete. Yo elegí actuar. Actuar para mí, es una necesidad. Es catártico, por algo hay tantos actores y tanta gente que quiere hacerlo. Es lo que me mantiene en movimiento, ¡es mi motor! Siento que comprendo al ser humano y a la vida, cada vez más en cada personaje. Y eso me abre el panorama por todos lados.
La tarea del actor es abrir espacios todo el tiempo. Cada vez que te topás con un límite, trabajás para franquearlo. Actuar es ochenta por ciento imaginación. Yo puedo imaginar y vuelo más que con mi vida. Cierto es que debés vincularte con la realidad de alguna forma y que el actor es treinta años de escenario. Las horas de vuelo valen, sirven las horas de cine.
Elsa me disparó reflexiones para todas partes. Primero, en cuanto a nuestra identidad. El camino que ella hace, como te decía, es al revés de su abuelo. Me he preguntado si estará en la sangre esto de ir siempre tras nuevas tierras, de volver al país de origen. Ella también busca su identidad. Así como el abuelo no habla siciliano ni argentino, sino una mezcla de ambos, eso somos. Mezcla. ¿Quiénes somos? Los que se van, los que quedan dispuestos a luchar, los que lo hacen porque no pueden siquiera soñar con la posibilidad de elegir un destino. ¿Quiénes? La película me abrió para ese lado. Además, entendí a quienes emigran porque yo era muy defensora de la bandera de quedarse en la Argentina y casi sin discusión. Al defender el personaje de Elsa, comprendí que si uno no tiene posibilidades, se va buscando dónde soñar. Lo triste es no poder hacerlo acá."

Eduardo Rouillet

Foto: Bassi es la protagonista de "Un día de suerte", filme que plantea un tema muy actual: irse o quedarse en el país.

   
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