Viernes 11 de enero de 2002

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Reflexiones en el poder

 

En el gobierno reconocen que "por largo tiempo no podremos seducir a nadie. No nos hagamos la ilusión de que tenemos cautiva a la sociedad. Por el contrario, es la sociedad la que nos está tomando examen todos los días". No cayeron bien las declaraciones de Menem, de quien esperaban silencio por algún tiempo, y saben que en breve deberán soportar la andanada que los gobernadores De la Sota y Kirchner lanzarán sobre la actual administración.

  Cohesión hacia adentro. Evitar hablar de política en términos partidarios.
Estas son dos de las sugerencias que el presidente Eduardo Duhalde machaca hasta el cansancio sobre los miembros de su gabinete en procura de transformarlas en consignas "sí o sí" para el manejo del Ejecutivo.
Ayer, un miembro con significación en ese esquema de poder y que desde el jueves anterior mantuvo seis prolongadas reuniones con el mandatario, sintetizó a este diario el común denominador de los puntos de vista que Duhalde suele deslizar en las mencionadas reuniones.
Duhalde está convencido de que el peronismo no es beneficiario del malhumor social, sino una resultante muy precaria de ese proceso. En consecuencia, en cualquier momento puede ser blanco rentable de ese malhumor.
El hecho que advierta en esos términos al peronismo, no implica que considere peronista a su gobierno. "Es más, en ninguna de las seis reuniones que mantuve con él en el marco del gabinete como a solas, jamás el peronismo surgió como expresión del poder instalado en la Rosada. El sólo habla del gobierno y de "nosotros, el gobierno", comentó la fuente. En esa línea de reflexión, el presidente insiste permanentemente sobre lo que considera el perfil más acentuado de su gobierno de cara al futuro: su incapacidad para seducir. "Por largo tiempo no podremos seducir a nadie; en consecuencia no nos hagamos la ilusión de que tenemos cautiva a la sociedad. Por el contrario, es la sociedad la que nos está tomando examen todos los días, lo que implica que si alguien está cautivo, ese alguien es el gobierno", suele señalar Duhalde.
Hilvanando este tipo de reflexión, siempre emerge en Duhalde otro reclamo. Está fundamentalmente dirigido a los peronistas que integran el gabinete: no hacer del peronismo el héroe que "cuál Churchill en la crisis británicas o Dayan en la israelíes", viene a salvar a la Argentina. "No quiero triunfalismos... nada de somos los mejores. Estamos aquí porque la historia así lo quiso, y hagamos lo que tenemos que hacer lo mejor posible", reitera el presidente.
Sintiéndose más un hombre liderando un gobierno que un peronista liderando u gobierno, Duhalde no ignora de todas maneras que es desde el partido donde siempre militó que tarde o temprano le llegarán los disparos críticos más agrios. Según la fuente consultada, aún desde la sospecha llegó a anidar la posibilidad que Carlos Menem no se mezclara al menos por un tiempo, en ese tipo de beligerancias. Pero las declaraciones formuladas por el ex-presidente a "El Mercurio", dieron por tierra con esa alternativa. De todas maneras, Duhalde está convencido que no pasará mucho tiempo en que dos justicialistas saldrán en cualquier momento a "sacudir la bolsa": los gobernadores Juan Manuel de La Sota y Néstor Kirchner. "Necesidades de una interna partidaria en la que yo no cuento", se le ha escuchado decir al presidente.
"¿Qué nos puede desgastar?", preguntó casi inocentemente días pasados un ministro en plena reunión de gabinete y el resto lo miró incrédulo por lo evidente de la respuesta: la crisis. Sin embargo, otro integrante de ese plano del poder reflexionó desde otras perspectivas: "Seamos realistas, el desencanto y desgaste de un gobierno es proporcional al crédito con que llega. Es posible que para nosotros sea una ventaja el limitado crédito con que llegamos al gobierno", dijo. Y todos asintieron.
Para el presidente, la corporación sindical no está anémica. Admite que a través del debilitamiento del mercado de trabajo sumado al desmantelamiento del poder sindical ya por descrédito de sus actitudes como por condicionamientos legales, ese poder no es el de comienzos de los setenta. Sin embargo, el presidente siente que lejos está de situarlo al margen de las reflexiones del poder como lo hizo Menem.
Desde este convencimiento está persuadido que se entenderá mejor con Daer que con Moyano. Para Duhalde, el primero encarna la vieja tradición negociadora y flexible que le dio fuerza a la otrora poderosa "burocracia sindical". El segundo, es visualizado como dueño de un "un espontaneismo menos domesticable", señaló la fuente. De la proximidad en que se mueven Duhalde y Daer habla un hecho: El sindicalista le pidió al mandatario que Patricia Bullrich no fuera al gabinete y no fue.
El temor que con mayor cautela y muy dosificadamente suele expresar el presidente en relación con el futuro de su gobierno, se centra en la dialéctica con que reaparecerá la inflación. Independientemente de consideraciones técnicas y políticas sobre el tema, Duhalde suele deslizar una reflexión: "Venimos de un tiempo en que por primera vez en muchas décadas, una generación de pibes creció y orilla la adolescencia con una inflación manejable. Ellos ignoran el verdadero significado de ese proceso, nosotros sí".
Vinculado a lo anterior, la potencialidad de la protesta social siempre esta presente en los cónclaves de Duhalde con los máximos planos del poder oficial. Recientemente, uno de los hombres de ese esquema, recordó al presidente y varios de sus ministros, que en conversación con los analistas políticos más veteranos de la SIDE, había extraído una conclusión: en la Argentina de la transición hasta el ciclo Menem, la violencia social estuvo directamente relacionada con la pérdida del poder adquisitivo. Inflación, que le llaman. "Incluso, sin recesión", dijo Pero a partir del "96, cuando en materia de desocupación, el país cruzó los dos dígitos, la violencia social fue acicateada no ya por la pérdida mencionada, sino simplemente por la pérdida del trabajo. "Ahora todo se junta: Recesión, desocupación y veremos qué pasa con la inflación", se escuchó decir en el mencionado cónclave.
Estos son, en apretada síntesis, algunos de los contenidos de sus puntos de vista que el presidente suele desgranar ante su gabinete y hombres de mayor confianza. Un estamento del poder que durante estos días devora la ya agotada primera edición de "El sueño eterno; Ascenso y caída de la Alianza" escrito por Joaquín Morales Solá.
Un libro en cuya página 296 se lee una advertencia al poder político "Imposibilitados de edificar una hazaña, los dirigentes argentinos parecen haber elegido, para descollar de algún modo, una épica del fracaso".
Sí, toda una advertencia para quienes ocupan hoy la Rosada.

Scioli niega su renuncia y no quiere hablar de las críticas de Menem

BUENOS AIRES- El ministro de Turismo y Deportes, Daniel Scioli, rechazó las versiones sobre su supuesta renuncia y sostuvo que en esta nueva etapa de la política nacional "hacen falta más hechos y menos rumores".
"Muchas veces, en este momento muy sensible que se está viviendo, empiezan especulaciones o algunos que pueden estar sacando conclusiones de cosas que no se corresponden con la realidad", sostuvo Scioli en declaraciones al canal Todo Noticias, al rechazar las versiones sobre su renuncia al cargo.
Aclaró que su "única preocupación es ser eficiente en mi tarea y responder al presidente con trabajo y con co-sas concretas como nos ha pedido a todos los ministros que en esta nueva etapa de la política lo que hacen falta son más hechos menos rumores y más cosas concretas".
Ante una consulta periodística, Scioli evitó hacer referencia a las declaraciones formuladas desde Chile por el ex presidente Carlos Menem, quien salió a cuestionar duramente al gobierno de Duhalde.
"Tengo puesta más que nunca la camiseta argentina y creo en la convocatoria que ha hecho el presidente para afrontar la crisis. Es un momento de trabajar y no meternos en el medio de otro tipo de discusiones que no me corresponden", advirtió el funcionario.
Asimismo, Scioli destacó que "estamos ante un cambio financiero profundo que tiene como objetivo poner al país en marcha, darle respaldo al sector productivo y defender la identidad nacional, y en este marco, el turismo es parte" de esa consigna.
El funcionario reveló además que se comunicó con los responsables de las tarjetas de crédito para que acepten el pago de los pasajes a través de ese mecanismo aunque aclaró que "lo que está suspendido es el pago en cuotas".
"El presidente quiere dar un gran respaldo a la industria del turismo como generadora de empleo y movimiento. El turismo es una de las actividades que tiene mayores posibilidades que tiene la economía para salir adelante de la crisis", enfatizó Scioli, al destacar que "Argentina esta preparada para recibir turistas de todo el mundo". (Télam)
     
     
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