Viernes 21 de diciembre de 2001
 

Un estilo personalista al que se le diluyó el poder en 740 días

 

El ahora ex presidente Fernando De la Rúa intentó durante todo su mandato imponer la sensación de ser un líder "fuerte", que sin embargo se fue debilitando por la cadena de desaciertos políticos y económicos de su gestión. Culmina así una dilatada carrera política

  Su estilo personalista, dependiente de su "círculo íntimo" y desconfiado de hacer política terminó por sepultarlo.
Fernando de la Rúa desoyó ingenuamente los distintos mensajes para que cambiara su política de gobierno, como la renuncia del vicepresidente Chacho Alvarez, el resultado de las elecciones de octubre y otras. Así, terminó ayer de transitar el tramo final de su breve y errática administración.
El ahora ex presidente se convirtió en el primer mandatario constitucional argentino, desde el retorno de la democracia, que debió renunciar como consecuencia de una revuelta popular a sólo dos años de haber asumido la primera magistratura del país, a la que había accedido con el 48% de los votos hace 740 días.
En medio de una grave crisis económico, política y social, De la Rúa debió dimitir luego de haber realizado su última jugada para mantenerse en el poder, un gobierno de coalición con el justicialismo que no prosperó.
De la Rúa, que inició su proceso de debilitamiento en octubre del año pasado con la renuncia de su vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez, siempre quiso presentarse como un presidente con "poder" pero a lo largo de su gestión su figura se fue esmerilando de la mano una recesión de casi cuatro años.
Este radical, nacido en la ciudad de Córdoba el 15 de septiembre de 1937, había asumido la primera magistratura el 10 de diciembre de 1999 tras vencer en las elecciones al actual senador justicialista Eduardo Duhalde, y luego de una década de gobierno del riojano Carlos Menem.
Basó su campaña electoral en prometer un cambio profundo del modelo menemista, una gestión transparente y en la implementación de una nueva política basada en el consenso, que finalmente nunca consiguió a causa de su manejo particular del mando, la cosa pública y las relaciones políticas.
Antes de llegar a la Presidencia había ocupado la Jefatura del gobierno porteño al ganar las primeras elecciones para ese cargo en este distrito el 30 de junio de 1996, y al que había llegado con el 40% de las preferencias.
También había ganado cuatro veces la senaduría nacional por la Capital Federal, la primera de ellas en 1973, lo que lo convirtió en el único distrito donde el peronismo, liderado entonces por el ex presidente Juan Perón, perdió.
Ese hecho lo proyectó a nivel nacional e hizo que el veterano líder radical Ricardo Balbín lo llevara como candidato a vicepresidente en la fórmula que enfrentó al binomio Perón-Perón.
En 1983, con el 60% de los sufragios, también llegó a la Cámara Alta, y en 1989 había conseguido los votos suficientes, pero perdió la banca por un acuerdo entre el PJ y la entonces UCeDe en el Colegio Electoral.Pero la recuperó en la elección de 1992 con el 50 por ciento de los votos.
De conflictiva relación con el partido, en 1991 fue elegido presidente del Comité Nacional de la UCR, año en el que se convirtió en diputado nacional.
En Diputados, se desempeñó como presidente de la bancada de la UCR, cargo que dejó al ser electo nuevamente senador.
Llegó a Buenos Aires en la década del "60 para ocupar una asesoría en el ministerio del Interior durante la presidencia de Arturo Illia, procedente de Córdoba donde se había graduado con "medalla de oro" de abogado en la universidad nacional local, y tras haber hecho sus estudios secundarios con similares honores en el Liceo Militar General Paz.
Casado con Inés Pertiné, tuvieron tres hijos Antonio, Fernando y Agustina, el primero de los cuales tuvo durante la gestión una notable influencia en las decisiones políticas de su padre.
Con sólo la mitad de su mandato cumplido, De la Rúa sucumbió - un día después que su ministro de Economía, Domingo Cavallo- a la peor de sus pesadillas: correr la misma suerte que su histórico rival interno del radicalismo, Raúl Alfonsín. Irse antes de cumplir su mandato.

Se fueron antes y sin golpe

Sin golpes militares que lo derrocaran, antes que Fernando De la Rúa, tres presidentes constitucionales renunciaron a su cargo, dos de ellos fueron reemplazados por sus vicepresidentes, en un caso la dimisión fue del presidente y su vice y hubo un jefe del Estado que entregó el poder en forma anticipada.
En 1890, en medio de una grave crisis económica y política, Miguel Juárez Celman presenta su renuncia y es reemplazado por Carlos Pellegrini que encaró una profunda reforma en la economía y consiguió resolver la crisis.
En 1942, ante la invalidez provocada por una grave afección ocular, el presidente Roberto Ortiz dimite ante el Congreso (fallece sólo un mes más tarde) y es reemplazado por su vicepresidente Ramón S. Castillo. Sin embargo, Castillo no pudo terminar su mandato. Fue derrocado 12 meses más tarde por el golpe militar que fue el primer paso de la llegada, dos años más tarde, de Juan Domingo Perón al poder.
Estas renuncias tuvieron como telón de fondo las disidencias internas en el mismo justicialismo que impulsaba a Perón -en ese momento ya de regreso definitivo en la Argentina- para acceder por tercera vez a la Presidencia, objetivo que logró luego de elecciones que se realizaron en el mismo año.
En 1989, en medio de la hiperinflación y una ola de estallidos sociales similares a los actuales, Raúl Alfonsín entrega anticipadamente el poder al presidente electo Carlos Menem.

Foto: De la Rúa espera a un alto mando militar que lo escoltaría al helicóptero.

   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación