Sábado 1 de diciembre de 2001

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Decisión de la Justicia: Mendioroz no puede ser candidato

 

A Arriaga, el fallo no le "produce nada especial"

 

Prioriza la crisis, a hablar de candidaturas

  CIPOLLETTI (AC).- "En un tema que definió la Justicia, pero esto de las candidaturas no es prioridad para nadie. Personalmente no me genera nada en especial porque éste es un tiempo muy difícil, donde hay que gobernar.", dijo ayer el intendente cipoleño y líder del Frente Grande rionegrino, Julio Arriaga, en relación al fallo que desechó la posibilidad de que Bautista Mendioroz sea candidato a gobernador por la Alianza en el 2003.
Mendioroz, desde el radicalismo en la Alianza, era el principal opositor a la posibilidad de que Arriaga sea nominado para la sucesión de Pablo Verani.
Ni siquiera porque un escollo aparentemente complicado quedó en el camino para sus potenciales aspiraciones futuras Arriaga quiso aventurar elucubraciones al respecto.
-¿A usted le parece, en serio, que a la gente le está importando este tipo de cuestiones, cuando tiene que pelear día a día en medio de situaciones muy complejas?, se preguntó Arriaga al ser consultado por este diario.
Y de cara a la insistencia periodística, enfatizó: "Le repito, a mi no me produce nada el fallo porque todas mis energías están puestas en gobernar lo mejor posible. La población está muy mal, con demasiados problemas como para pensar si Mendioroz es candidato, o si Arriaga es candidato, o si cualquiera quiere ser candidato en el 2003. Todavía no terminó el 2001, la crisis golpea fuerte. El 2002 va a ser muy complicado. Los que tenemos responsabilidades concretas de responder a las demandas de la población, y administrar en el contexto de esta crisis extrema, no debemos, y en mi caso particular siempre lo dije, pararnos ni un segundo en analizar cuestiones que no le interesan a nadie, y menos ahora", monologó.

Dos estilos diferentes

Ricardo Sarandría y Fernando Chironi han expresado de distinta manera sus aspiraciones a ser candidatos a gobernador de la provincia.
El primero ha sido, dentro de un marco de muy bajo perfil, menos sigiloso que el segundo.
Hace algo más de una semana, Sarandría dijo a este diario:
- Si Bautista Mendioroz es habilitado, no muevo un dedo. Si no lo es, la historia será otra...
De esta manera confesaba su intención de avanzar hacia su eventual postulación para candidato a gobernador.
Se sabe que a lo largo del último año Sarandría consolidó una fuerte relación con Mendioroz.
Tan fuerte que para éste, el intendente de Roca se convirtió virtualmente en el único referente con cierta cuota de poder que tenía en esta ciudad.
Ciudad decisiva desde la perspectiva electoral y donde el veranismo campea con soltura.
En junio, el jefe comunal se preguntó por qué no podía ser computado como candidato:
- Conozco la administración pública, tengo experiencia en trabajar en el sector público y sé de su funcionamiento. Y lo que me faltaba, que era el manejo de una estructura concreta de ese sector, lo estoy haciendo ahora como intendente.
Chironi, en cambio, se condujo con otro estilo.
Por convicciones religiosas no desconoce el valor de las medias palabras, de los gestos que orillan lo imperceptible y de los silencios prolongados, como mecanismos idóneos para avanzar rumbo a un objetivo.
Así, con ese estilo, y desde que hace dos años dejó la presidencia de la UCR, fue sembrando por el aquí y el por allá de la provincia la impresión que la gobernación lo seduce.
No lo dijo públicamente. Al menos a hoy.
Sólo en el sigilo del grupo recoleto que lo puede ayudar.

     
     
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