Viernes 28 de diciembre de 2001
 

Merlo, entre el fútbol, los amigos y el pelo teñido

 

El DT del campeón habla de su gran pasión y festeja como todos esta gran conquista.

  Los famosos códigos del fútbol son algo así como la Biblia para Reinaldo Carlos Merlo, y esa forma de vida la traslada a la cancha y fuera de ella, donde su familia y sus amistades pasan a ser algo primordial e intocable.
"El fútbol es lo que más gusta de esta vida", expresó Merlo en una charla distendida e íntima con Télam, en uno de los lugares que más le gusta: el vestuario de Rácing, rodeado de camisetas, botines, vendas y donde planifica el trabajo de la semana y comienza a pensar en el partido del domingo.
Merlo es uno de los personajes que no se cansa de agradecerle al fútbol y cada vez que tiene la oportunidad lo destaca. "¿Qué querés? Si los demás deportes son aburridos hasta para verlos por televisión", dice sin empacho.
"Fui muy feliz en mi carrera como futbolista y ahora soy muy feliz siendo entrenador, y más estando en un equipo tan grande como Rácing", repite cuando se lo consulta sobre el juego que lo llevará, gracias a la obtención de un título, a tener en breve una estatua propia.
Este hombre de 51 años, soltero empedernido a pesar de que sus allegados cuentan que siempre le fue bien con las mujeres y que nunca le faltaron, es señalado, más allá de sus condiciones como jugador y técnico, como un buen tipo.
"¿Qué siento cuando dicen que soy buena persona y buen entrenador? Mirá, yo sé que siempre me manejé bien en esta vida, por eso tengo un montón de amigos y me gusta también el fútbol, por eso lo tomo como dos elogios fenomenales", le cuenta Merlo a Télam, mientras de reojo mira lo que hacen sus utileros para que todo esté perfecto.
En un café, en una plaza, bajo la lluvia, Merlo siempre se hace un lugar para encontrarse con un selecto grupo de amigos, algunos que conoció gracias al fútbol, como Alfio Basile, Osvaldo Sosa, René Daulte, entre otros, aunque la lista es interminable.
Merlo nunca lo va a contestar, pero seguro que no cambiaría ningún lauro deportivo si para eso tuviera que traicionar a un amigo.
"Los códigos de la amistad no se transan por nada, pienso que no, es así y para mi es algo normal. No me esfuerzo para que suceda de esa manera. La amistad es algo que no se puede ignorar", manifiesta orgulloso, quizás más que el título conseguido.
Esos códigos también valen para sus jugadores, a quienes defiende a capa y espada y le duele cuando alguien los toca. Y eso, sus futbolistas, por más que alguno no esté contento con sus decisiones, lo saben y por eso lo respetan.
"Yo le voy a estar siempre agradecido a estos jugadores, porque dentro de la cancha dejan todo, no se guardan nada y estoy realmente muy orgulloso de ellos", afirma.
Además, en Rácing Merlo tiene a su clon, Adrián Bastía, el alma de un equipo campeón sin figuras, que juega a lo "Mostaza", presionando sin hacer gala de lo que los brasileños llaman "jogo bonito".
"Bastía es un gran jugador, que creció mucho. ¿Si es mejor que yo cuando jugaba? Sin dudas, él sabe jugar a esto", puntualiza entre risas.
Como a los muchos hinchas de Rácing que estaban en la cancha, a Merlo le hubiera gustado tener a los seres queridos que ya no están para abrazarlos y compartir tremenda alegría.
Pero el técnico de Rácing es como se define, "un ganador de la vida", porque cuando se vuelva a encontrar con sus amigos en el café seguirá siendo el mismo de siempre, el de la tintura para el pelo, el del "paso a paso", el que recibe más chistes y que daría hasta la vida por un amigo. Y eso también merece una estatua. (Télam).

Para Marín, "Mostaza" es un fenómeno

Fernando Marín, presidente de Blanquiceleste, la empresa que gerencia a Rácing Club, elogió hoy al técnico Reinaldo Merlo y lo consideró "un fenómeno" tras la consagración del equipo como campeón del torneo Apertura.
"Merlo es un fenómeno, no le tenían confianza pero es un enorme profesional. Creo que ahora si reconocerán su profesionalidad y gran apego al trabajo", expresó Marín, eufórico, ante la prensa.
La consagración llegó un año después de que la Justicia entregó el manejo de Rácing, un club sumido en una crisis económica gravísima que lo llevó a la quiebra.
Marín, al frente de Blanquiceleste, confió el equipo a Merlo luego de consultarlo con Alfio Basile, un referente en la historia de la entidad.
En el torneo Clausura, Merlo logró el objetivo de evitar jugar la Promoción para no descender, y seis meses después logró la gloria del campeonato después de 35 años de frustraciones. "Fue importante para la conquista del título, lo mejor que nos puedo haber ocurrido", afirmó Marín.

Gerenciamiento

Por otra parte, Marín, dijo ayer que "nadie creía en el gerenciamiento", en declaraciones efectuadas luego de que el equipo de Avellaneda obtuvo un título local después de 35 años.
"Nadie creía en el gerenciamiento. Cuando asumimos, Rácing estaba en la quiebra y todos decían que iba a desaparecer. Por eso, quiero dar un gran reconocimiento a todos los que nos ayudaron y especialmente a Julio Grondona (presidente de la AFA), quien confió en nosotros", dijo un eufórico Marín.
El gerenciador "académico" agregó que quiere "darle a Rácing los mejores momentos" de su vida, al tiempo que recordó a la gente que trabajó con él en Blanquiceleste.
Acerca del encuentro ante Vélez, luego del que Rácing desahogó el grito de campeón, Marín expresó que el conjunto "albiceleste" "cometió una fallita".
"Ahí vino el 1 a 1, pero quedó demostrado una vez más que los partidos no se acaban hasta que el árbitro no marca el final", concluyó.

Foto: Reinaldo Merlo y su amigo René Daulte, con quien llevó a Rácing a recuperar la alegría.

   
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