Viernes 30 de noviembre de 2001

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Bombas de EE. UU. abren camino al último bastión talibán

 

Mejora de a poco el panorama humanitario

 

La rápida evolución de la situación militar ha permitido a las agencias humanitarias la reanudación de los programas de ayuda. Dos accidentes mostraron las precarias condiciones de la población civil. En un zona rural, una mujer y su hijo murieron aplastados por un container caído de un avión. Otros dos niños fallecieron al buscar alimento en una zona minada.

  Naciones Unidas (EFE).- La rápida evolución de los acontecimientos militares en Afganistán "ha cambiado" las condiciones para la entrega de ayuda humanitaria en ese país, afirmó ayer Kevin Kennedy, de la Oficina de la ONU para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios.
Kennedy explicó en rueda de prensa que los efectos de la campaña militar eran desiguales y que "el panorama es de alguna forma mixto", porque en algunas áreas la capacidad de suministrar ayuda ha mejorado, mientras que en otras se ha deteriorado.
Mientras que la inseguridad causada por las hostilidades y la intranquilidad han obstaculizado la entrega de suministros de primera necesidad, particularmente en Mazar i Sharif, en el norte, la ONU ha logrado continuar la introducción de comida en el interior de Afganistán.
En los últimos dos meses, el Programa Mundial de Alimentos ha entregado más de 80.000 toneladas de alimentos en el país, lo que calificó como "un verdadero y tremendo logro de su parte y de parte de sus asociados, las organizaciones no gubernamentales afganas e internacionales", comentó.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud advirtió ayer en Islamabad de que Afganistán estaba perdiendo su capacidad para controlar la tuberculosis, por lo que expresó su preocupación de que aparezcan nuevas cepas de la enfermedad resistentes a los fármacos.
Según un portavoz de esa organización, las condiciones para la expansión de la tuberculosis en Afganistán, que cada año registra entre 60.000 y 70.000 casos, son muy favorables en este momento.
En tanto, Estados Unidos suspendió ayer los lanzamientos con paracaídas de víveres sobre Afganistán después del accidente ocurrido anoche, en el que una mujer y su hijo murieron cuando un paquete de ayuda cayó en el techo de su casa, anunció el Pentágono al tiempo que lamentó la muerte.
La suspensión se refiere sólo al lanzamiento de paquetes demasiado grandes con alimentos y víveres, pues continuará el suministro de pequeñas porciones de comida.
El paquete de ayuda cayó en la noche del miércoles en la casa Las ayudas estaban en una caja de lata lanzada con paracaídas por un avión norteamericano. Cada una de esas cajas pesan entre 550 y 850 kilos.
En una conferencia sobre el futuro de Afganistán celebrada en Islamabad, los participantes, entre ellos la ONU, el Banco Mundial y el Banco para el Desarrollo de Asia, coincidieron en priorizar la reconstrucción a medio y largo plazo de la agricultura, la generación de medios de supervivencia que permita el regreso de millones de refugiados y la rápida rehabilitación de la red principal de carreteras.
La expansión del programa de limpieza de minas antipersonales -se calculan en más de siete millones en Afganistán- también se consideró urgente, y como trágica prueba de ello dos niños afganos murieron al explotar una mina cuando trataban de coger paquetes de ayuda alimentaria lanzados por los aviones de Estados Unidos, según informó una portavoz de la ONU.
Precisamente para llevar a cabo operaciones de desminado y entrega de productos de primera necesidad, el comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Poul Nielson, anunció la inmediata aprobación de un nuevo paquete de ayuda humanitaria a Afganistán por valor de 8,5 millones de euros. También la FAO hizo hoy un llamamiento para conseguir 10 millones de dólares que permitan poner en macha un plan de emergencia para reanudar la producción alimentaria en Afganistán.

Amnistía investigará la masacre

KABUL/LONDRES, 29 (ANSA) - La organización Amnistía Internacional fue autorizada ayer por la Alianza del Norte para que investigue las condiciones en que murieron, esta semana, 500 ó 600 prisioneros que sus fuerzas junto a las de Estados Unidos y Gran Bretaña mantenían bajo custodia.
Amnistía Internacional había implicado a Estados Unidos y Gran Bretaña y a los aliados afganos del Frente Unido en la masacre de la fortaleza de Qala-i-Jangi. Ellos eran responsables de los detenidos y, en consecuencia, es a quienes les corresponde garantizar que se conozca la verdad acerca de la rebelión que terminó en una matanza.
Mientras los periodistas y el personal de la Cruz Roja, que el miércoles tuvieron acceso a la fortaleza, contaron terribles escenas de devastación y muerte, planteando muchos interrogantes sobre la versión oficial de los hechos, la Alianza del Norte se mostró segura.
"No tenemos ningún problema en este sentido. No plantearemos impedimentos a una investigación de Amnesty Fuimos obligados a matar a los prisioneros que se rebelaron porque se habían apoderado de las armas y habían atacado a los mujadin. Ninguno de ellos aceptó rendirse", dijo Mohammad Habeel, portavoz de la Alianza.
Lo mismo había dicho el general uzbeko Abdul Rashid Dostum después de que sus tropas retomaron el fuerte. "Pasando en medio de los cuerpos degollados insistió en que sus hombres trataron a los prisioneros humanamente. Mientras hablaba un soldado golpeó un cadáver. El muerto tenía los brazos atados a la espalda". En la fortaleza había centenares de extranjeros, predominantemente árabes, paquistaníes y chechenos, que habían luchado con los talibán y se rindieron en Kunduz.
     
     
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