Martes 27 de noviembre de 2001

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EE. UU. realizó su mayor despliegue de tropas en Kandahar

 

La ONU presiona por el envío de tropas de paz

 

Las Naciones Unidas presidirán desde hoy una cumbre de dirigentes afganos que tiene como objetivo de máxima el consenso para lograr un gobierno de unidad nacional que saque al país del caos político. Hay resistencia a la presencia de tropas extranjeras y a la figura del rey.

  Una fuerza multinacional bajo mandato de la ONU es "la opción más viable" para garantizar la seguridad en Afganistán, según ha indicado ayer Lajdar Brahimi, portavoz del representante especial de Naciones Unidas para este país de Asia Central, Ahmad Fawzi, en la ciudad alemana de Bonn, donde hoy comienza la conferencia sobre el futuro gobierno de Afganistán. Sin embargo, Brahimi ha señalado que la ONU "excluye" enviar a cascos azules.
"A causa de la dificultad del terreno y de la complejidad de la situación, no hay ninguna paz que mantener", por lo que la ONU descarta el envío de este cuerpo. En cuanto a la tercera opción posible, la de una fuerza afgana, "sería difícil de poner en marcha en las próximas semanas", ha señalado Fawzi, para subrayar la urgencia de una vuelta a la seguridad en Afganistán.
Mientras tanto, los enviados de los grupos afganos que participan en la conferencia mantuvieron ayer conversaciones bilaterales informales con los representantes de la ONU en preparación de la reunión plenaria que empieza hoy.
La conferencia, con ausencia de representantes talibanes, reunirá a los principales representantes de cuatro grupos políticos y militares de Afganistán.
Cerca de 36 líderes afganos se darán cita bajo los auspicios de la ONU en el hotel Petersberg para abordar los dos temas más acuciantes en la búsqueda de una solución política para este país maltratado por 22 años de guerra: la formación de un gobierno provisional de amplia base y el estacionamiento de tropas internacionales de paz que garanticen la seguridad.
Las sesiones serán abiertas por Lakhdar Brahimi y el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer.
Según Fawzi, el objetivo de las negociaciones será el de confeccionar una lista provisional de miembros de un gobierno de transición que también incluya el nombre de la persona que encabece esta administración, que podría ser el depuesto monarca afgano Mohammed Zahir Shah, quien vive desde hace 30 años en el exilio en Roma.
Zahir no estará presente en Bonn pero sí once delegados de su entorno, llamado el Grupo de Roma. Los otros tres grupos participantes son la Alianza del Norte, la Asamblea de Peshawar, con sede en dicha ciudad paquistaní, y el Grupo de Chipre, considerado antimonárquico y el núcleo más resistente a los planes occidentales.
Uno de los delegados de la Alianza a la reunión, el ministro de comercio Mohammed Nateghi, destacó en Bonn la necesidad de "erradicar las contradicciones y de aceptar los resultados de la reunión". Cada uno de los grupos participantes tiene un plan y ahora se trata de ajustar los unos a los otros. "El objetivo son soluciones para la paz, la seguridad, los derechos humanos y los derechos de la mujer", dijo.
También la ONU espera que los líderes afganos fijen un cronograma para el período de transición que desembocaría en una "loya jirga", una gran asamblea de líderes de las diversas etnias del país. Fawzi precisó que mientras que la administración provisional podría estar compuesta por entre 20 y 25 personas, el consejo tribal abarcaría más de un centenar de participantes.
"Hay que formar una autoridad interina para el país lo antes posible", urgió el portavoz.
Otro tema fundamental de la agenda será el de la seguridad que podría ser garantizada en Afganistán a través de una fuerza multinacional con un mandato de la ONU.

Rusia regresa a la región con diplomacia y ayuda

MOSCU (ANSA) - Doce años después del retiro de la Armada Roja, Rusia comenzó ayer su regreso a Afganistán, país en el que siempre quiso ejercer influencia y en el que ahora busca reabrir su embajada y constituir un importante centro para ayudas humanitarias.
Doce aviones militares Iliushyn-76, utilizados durante la desastrosa campaña afgana, aterrizaron ya en el aeropuerto de Bagram, construido por los soviéticos en los años "80. De esos aparatos se descargaron centenares de toneladas de material, vehículos y maquinaria para la edificación de un gran centro que comprenderá un hospital de campo, el cual se ocupará del programa humanitario ruso y de los países aliados del Asia Central.
Además los rusos se aprestan a recuperar la embajada en Kabul, evacuada en 1992 tras la caída del gobierno filosoviético de Muhammad Nagibullah. Para ocupar nuevamente la embajada se necesitarán algunas semanas, aunque la misión diplomática ya está a cargo de Alexandr Oblov. El presidente ruso, Vladimir Putin, definió a esta incursión aérea en Kabul como "la más compleja operación de transporte militar nunca antes realizada", además del despliegue de un centenar de especialistas del ministerio de la protección civil y de la salud.
A estos se agregan comandos encargados de desactivar minas y unidades especiales bajo el mando del general Valery Vostrotin
La presencia rusa sobre el terreno diplomático, por consiguiente político, asume un papel importante en un momento en el que la situación se ve influenciada por el plano militar, con la presencia articulada de las tropas de las diversas etnias sobre el territorio. Al mismo tiempo esta incursión rusa representa un significativo apoyo a Rabbani.

Análisis: Se define el futuro de un país en ruinas

Con el trasfondo de los dramáticos avances de la campaña militar liderada por Estados Unidos y la consiguiente pérdida de poder de los talibán, se inicia hoy en Bonn bajo el patrocinio de Naciones Unidas una reunión que buscará fijar las condiciones de un futuro pacificado en Afganistán.
La reunión, de la que se desconoce su duración, se celebrará bajo las más estrictas medidas de seguridad. Las autoridades alemanas dispusieron estado de alerta máxima, aislando por completo al complejo edilicio, tanto para curiosos como para la prensa internacional. Más de mil periodistas han solicitado acreditarse para cubrir los pormenores de la reunión.
Las posibilidades de éxito de una reunión a la que asistirán dirigentes con posiciones diametralmente opuestas son catalogadas de moderadamente optimistas, según la apreciación oficial de la ONU.
La presión de los organizadores, de los países occidentales que dirigen los operativos militares de la llamada alianza contra el terrorismo, como la de los países que ofrecen ayuda humanitaria y aportes financieros para la reconstrucción del devastado país son sin embargo un elemento de presión decisivo para los casi 40 participantes
Los dos temas más acuciantes en la búsqueda de una solución política para este país maltratado por 22 años de invasiones y guerras civiles son la formación de un gobierno provisional de amplia base y el estacionamiento de tropas internacionales de paz que garanticen la seguridad.
Independientemente del desarrollo militar de la batalla por Kandahar, el último bastión de los talibanes, el futuro político y civil de Afganistán parece estar a partir de hoy en manos de la capacidad de reconciliación de los dirigentes que llegaron a Bonn: monarquistas en torno al depuesto y octogenario monarca Zahir Shah, comandantes militares y "ministros" de la victoriosa Alianza del Norte, dirigentes étnicos de la llamada Asamblea de Peshawar e influyentes líderes del denominado grupo de Chipre.
Los grandes ausentes en la asamblea de reconciliación serán los talibán. (DPA)

     
     
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