Sábado 24 de noviembre de 2001

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Avión de la CIA ubicó a Ben Laden, pero no pudo dispararle

 

Bombardeo y ataques mientras negocian la rendición de Kunduz

 

Divisiones en la Alianza del Norte sobre la estrategia a seguir en el reducto talibán.

  KABUL/BANGI.- Aviones de guerra estadounidenses bombardearon ayer a los combatientes del Talibán atrapados en Kunduz, su único reducto en el norte de Afganistán, mientras aumentaban las sospechas de una división en las fuerzas de la Alianza del Norte que sitian la ciudad.
La Cruz Roja instó a las fuerzas que atacan Kunduz a respetar los derechos de civiles y combatientes.
En una señal de las crecientes presiones en el sur, un funcionario del Talibán dijo que el mullah Omar había salido de la ciudad de Kandahar y estaba en un escondite más seguro, dejando en su lugar a uno de sus subordinados.
"El mullah Omar se ha desplazado a un lugar desconocido, por razones de seguridad", dijo a Reuters el mullah Sayed Mohammad Haqqani, un funcionario de seguridad del Talibán. Pero la Agencia de Prensa Islámica (AIP) citó a un portavoz del líder del Talibán diciendo que este aún estaba en Kandahar, el principal reducto en el sur de Afganistán del movimiento integrista, que protege al militante islámico Osama Ben Laden.
La campaña militar encabezada por Estados Unidos en Afganistán busca atrapar a Ben Laden y su red Al Qaeda (La Base), principales sospechosos de organizar los atentados con aviones secuestrados del 11 de septiembre en Washington y Nueva York, que dejaron unos 4.000 muertos.
El cerco sobre los extremistas se apretó ayer con bombardeos masivos de las defensas de Kunduz y la apertura de una brecha en el frente oriental, donde la Alianza avanzó sobre Janabad, a 25 kilómetros.
La toma de esta ciudad, anunciada al alba, permitió consolidar el avance oriental sobre Kunduz, y asegurar tropas de refresco para atacar Dasht-e-Archi y Pul-e-Bangi, al oeste, y Aliabad, al sur, aldea capturada sin combate.
Así se cortaba la salida a los entre 10.000 y 20.000 milicianos atrapados en Kunduz, entre ellos los feyaidín extranjeros dispuestos a derramar hasta la última gota de su sangre con el nombre de Osama Ben Laden en los labios.
A esa rendición y a otras contribuyeron de forma decisiva los bombardeos de los B-52 estadounidenses, cuyo atronadora presencia recuerda a los talibanes el destino que les espera, como ocurrió antes con Mazar, Talukán, Bamián, Kabul o Jalalabad.
Las negociaciones entre los talibán locales y la Alianza en Mazar i Sharif, 160 kilómetros al oeste, sólo lograron la salida de exiguos grupos de combatientes a escondidas de sus camaradas extranjeros.
Estos no dudaron en asesinar a talibanes deseosos de concluir su resistencia, con espeluznantes relatos de los refugiados huidos de Kunduz.
La Agencia de Prensa Islámica (AIP) dijo que la confusión que rodea las conversaciones para la rendición del Talibán se debía la división entre las fuerzas de la Alianza que rodean Kunduz.
AIP citó a un portavoz del Talibán allí, quien dijo que la milicia radical había llegado a un acuerdo con el caudillo uzbeko general Abdul Rashid Dostum.
Pero fuerzas leales al ex presidente Burhanuddin Rabbani, un tayiko derrocado en 1996 por el Talibán y que formalmente dirige la Alianza, estaban insatisfechas con el acuerdo y lanzaron varios ataques que fueron repelidos, dijo el portavoz, a AIP.
El ministro del Interior de la Alianza, Yunus Qanuni, un aliado de Rabbani, dijo a Reuters el jueves que las negociaciones habían fracasado y que esperaban capturar Kunduz por la fuerza durante el fin de semana.
Pero Dostum anunció el mismo día que había acordado la rendición con el líder del Talibán, que dirige unos 15.000 efectivos atrapados en Kunduz y la provincia del mismo nombre que rodea la ciudad.
Dostum siempre ha sido un difícil aliado de otros líderes de la Alianza. En 1994, durante luchas internas entre los comandantes muyahidín en Kabul, protagonizó una fallida rebelión contra Rabbani. El ha cambiado de bando varias veces en los últimos años.
Los temores de un baño de sangre en Kunduz aumentaron el viernes. El secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, dijo que el presidente paquistaní, general Pervez Musharraf, expresó seria preocupación por la suerte de los defensores de Kunduz. "Estamos trabajando duro para ver si es posible evitar una masacre", dijo Straw (Reuters-EFE)

Dispuestos al martirio

Con el juramento de "defender Kunduz hasta el último cartucho", miles de integristas musulmanes extranjeros eran ayer el último obstáculo para la victoria completa de la oposición en el norte de Afganistán.
Entre 2.000 y 10.000 radicales extranjeros han hecho de Kunduz su último baluarte y se aprestaban a dejar su vida en las trincheras y calles de esa ciudad septentrional antes que entregarse a la Alianza del Norte, cuyos milicianos han prometido que no habrá piedad.
Uzbekos, árabes, cachemires, pakistaníes, uigures y chechenes llenan las filas integristas que han hecho de Kunduz su altar de martirio para borrar con su muerte la humillación de la derrota ante los advenedizos del norte y sus aliados norteamericanos.
La agencia rusa Itar Tass llegó a indicar que el propio Osama Ben Laden -por quien Estados Unidos ha puesto Afganistán patas arriba- encargó la defensa de Kunduz al legendario Jattab, un árabe de origen jordano, terror de las tropas rusas en Chechenia y a quien se creía en esta república norcaucásica.

Omar deja el comando, pero sigue la resistencia

El "señor de la fe", el mullah Omar, perseguido por los bombarderos y las fuerzas especiales norteamericanas, cedió el comando militar de los talibán y se refugió en un lugar desconocido, probablemente en la provincia de Kandahar (sudoeste ).
El anuncio fue dado -e inmediatamente desmentido- por los propios talibán, que sólo recientemente aprendieron el arte y el valor de la desinformación en esta guerra que siguen en directo los medios de todo el mundo.
El paso del comando en el campo al vice de Omar, el comandante militar mullah Akhtar Mohammed Usmani, es una decisión necesaria por la búsqueda que están llevando a cabo los norteamericanos del máximo líder de los talibán, dijo Yusufzai Rahimulla. El mullah ya no estaba en condiciones de dar órdenes, por temor a ser descubierto por los norteamericanos, y por lo tanto decidió refugiarse en su provincia, dijo Rahimullah, para quien los talibán no podrán entregar nunca las armas por el simple motivo de que "no tienen dónde ir".
Los talibanes todavía resisten en varios puntos de Afganistán sin que sus opositores hayan presentado grandes batallas
Además de Kandahar y Kunduz, al menos 400 voluntarios extranjeros, en su mayoría chechenos, paquistaníes y árabes luchan al lado del más de un millar de fundamentalistas que se han atrincherado cerca de Kabul, la capital de Afganistán.
Las tropas de la Alianza del Norte pospusieron ayer la ofensiva contra los 1.500 talibanes que ocupan el valle y las montañas del distrito de Sharaka Mula Wardak, a unos 40 kilómetros al suroeste de Kabul, y que tenían la intención de retroceder hacia la provincia vecina de Ghazni.
Oficiales de la Alianza del Norte indicaron que si las fuerzas talibanes logran alcanzar Ghazni, podrían infligir por la retaguardia serios reveses a las tropas que tratan de conquistar Kandahar. Por eso detenerlas se ha convertido en un objetivo clave.

Foto: Un miliciano de la Alianza del Norte prepara su artillería mientras un B-52 estadounidense se apresta a arrojar poderosas bombas sobre las defensas talibanas en Kunduz.

     
     
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