Domingo 18 de noviembre de 2001
 

El culto inagotable al dios

 
 
Cómo lo logró? Con honestidad. Honestidad brutal. "Quizás mañana ame lo que hoy odio y odie lo que hoy amo. Es la única manera de ser", le dijo a un periodista del semanario inglés "New Musical Express" en 1978, tras la disolución de los Pistols. "Nos volvimos a reunir porque necesitamos plata. Vengo a llevarme sus monedas, cabrones", farfulló en la conferencia de prensa del breve regreso de la banda, en 1996.
Y ahí no sólo estaba siendo sincero, sino que además reconocía sus permanentes contradicciones y las esgrimía como una bandera de guerra, una declaración de principios y una filosofía de vida. Sólo así consiguió inmunizarse de su entorno.

Quién es John Lydon

John Joseph Lydon es el hijo mayor del matrimonio entre John Christopher Lydon y Eileen Barry, una pareja irlandesa radicada en el suburbio londinense de Finsbury Park.
Los Lydon eran una de las tantas familias pobres de la clase trabajadora que emigraron de su Irlanda natal hacia la capital de Inglaterra en busca de trabajo. Allí procrearon a John. Y, apenas meses más tarde, le dieron dos hermanos: Jimmy y Martin.
Hasta que el pequeño John tuvo once años, su lugar de residencia no era precisamente confortable: un departamento de dos habitaciones sin baño. Su vida en aquel entonces no era nada fácil. Su padre estaba todo el tiempo fuera de casa, ya que era obrero de una fábrica que quedaba lejos del vecindario y su madre pasaba la mayor parte del tiempo enferma. Consecuencia: John se hacía cargo de él y de sus hermanos, a quienes debía levantar todos los días para ir al colegio y cuidar como si su vida dependiese de eso.
A los siete años contrajo meningitis y pasó un año entero internado en un hospital, completamente solo. Ese episodio de su niñez justamente fue el que más lo marcó a posteriori. Sobre todo porque de allí nació esa mirada estática, desafiante, con los ojos bien abiertos, que fue el emblema del punk rock. El pequeño John desarrolló un problema ocular como consecuencia de la enfermedad y con los años lo transformó en un símbolo de rebeldía. Vaya ocurrencia.
"Ese fue el primer paso que me puso en el camino de Rotten", recuerda Lydon años más tarde en un pasaje de su autobiografía "No Irish, No Blacks, No Dogs".
Pero la pobreza en la que vivía, lejos de impedirle el desarrollo de una personalidad y una idiosincrasia propias, contribuyó a forjar en él un espíritu de creatividad imponente, con reglas y vuelo propios.
Un ejemplo: de niño nunca tuvo juguetes. "Nunca tuvimos el dinero para eso, así que sólo teníamos pedazos de juguetes que encontrábamos por ahí y piezas que robábamos a otros chicos. Algunos en la escuela tenían esos malditos sets carísimos. Me volvían loco de envidia, pero al mismo tiempo me imaginaba que ellos no podían hacer ni imaginar las cosas que yo podía con mis pedazos", cuenta.
Y cuando esta idea de trabajar con las herramientas de la precariedad se proyecta hacia el futuro, el resultado es ni más ni menos que la esencia misma del punk.
Después de todo, la filosofía del "hacelo vos mismo" significa eso: no es necesario saber ejecutar un instrumento para hacer canciones, no es necesario tener todas las cuerdas para tocar el bajo o la guitarra, no es necesario tener equipos para emitir sonidos y ni siquiera hay que tener demasiado talento para ser talentoso. Sólo la imaginación y las ganas bastaban.

De los Sex Pistols a PIL

"¿Alguna vez se sintieron estafados?" Esas fueron las últimas palabras de Lydon en los Sex Pistols. Era el 15 de enero de 1978 y la banda terminaba su gira en Estados Unidos en el estadio de Winterland, San Francisco. Luego de la versión más despareja que jamás se haya hecho del "No fun" de los Stooges, todo se venía abajo. La pregunta había sido formulada al público, pero quienes debían interpretarla eran los demás miembros de la banda.
"Ese último momento en el escenario de San Francisco fue la verdad. Me sentía estafado, que mi vida y mis ideales habían sido robados", relata Lydon.
La banda se disolvería esa misma noche y Lydon daría rienda suelta a una carrera artística intachable con su nuevo grupo, Public Image Limited (PIL).
Una formación poderosa dio forma a nueve discos totalmente distintos entre sí, aunque parecidos por el efecto triturador de sus canciones mezcla de dub, no wave, disco, dance y rock gótico.
En los primeros tres álbumes, sus miembros fueron el ex The Clash Keith Levine en guitarra, Jah Wobble en bajo, Martin Atkins en batería y Lydon en la voz.
"Firts Issue" (1979) fue la revelación: allí estaba la génesis del avant garde de PIL. Canciones plagadas de ruidos de guitarras sin melodías y bajos dub y letras de autorreferenciación (como "Public Image") y críticas a la religión (como "Religion" I y II).
"Metal Box" (1980) y "Flowers of Romance" (1981) completaron la trilogía. En el primero primaron las burlas a la música pop (Poptones) y en el segundo se trazaron los primeros bosquejos del ritmo jungle: las baterías (en este caso, humanas) cruzadas, con contratiempos y breakbeats permanentes pasaron incomprendidas por el público de la época. Los discos siguieron saliendo en los años sucesivos ("This is what you Want, this is what you Get"; "Album"; "Happy"; "Nine" y finalmente "That is what is not", presentado en la Argentina), hasta que el aventurero Lydon decidió lanzar su único trabajo en solitario: "Psycho´s Path", de 1997.
Hasta ahí llegó su producción musical, pero el hombre sigue vivito y coleando. Y lo hace al margen de una industria que intenta reconocerlo, masificarlo y extinguirlo cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo.

Lucas Colonna
rnbaires@rionegro.com.ar
   
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