Domingo 14 de octubre de 2001
 

"Tan irreal como una foto"

 

El reconocido fotógrafo Alejandro Montes de Oca, cofundador de la Escuela Argentina de Fotografía, descree de las postales de concurso surgidas de quien dispara un rollo de 36 al primer amanecer. Diferencia arte de realidad y realidad de fotografía y también les hace algunos reproches a los fotoperiodistas y a los nuevos equipos hipertecnificados. Se puede hacer arte fotográfico con una caja de zapatos, asegura.

 
Sospecho dudas sobre mucho del material que llega a los concursos.
-Es que la obra es una cosa que se pare, que se genera desde adentro hacia afuera. El artista no hace obra para ganar concursos; la hace porque tiene la necesidad de decir. Si esto es así, entonces el fotógrafo que es artista tiene que parir la obra como una necesidad biológica de ser y de expresarse. Esto, en el país, se vuelve a retomar desde hace unos 20 años y desde entonces estamos trabajando y entendiendo que la imagen es un lenguaje; estamos empezando a comprender y a enseñar. Las postales son lindas, incluso venden turísticamente, pero no son arte; no están paridas desde las entrañas, no son producto de una larga introspección.
-¿Un ejemplo?
-Un paisajista decide sacar una foto de una montaña. Entonces va a la mañana, va a la tarde, va en días con sol, en días nublados, en verano, en otoño, en primavera... y finalmente decide sacar la foto. Cuando veas su foto del paisaje, vas a sentir al autor además del ver el paisaje; vas a sentir y a reinterpretar lo que el tipo quiso decir. En cambio, hay muchos que van en el auto, ven el amanecer y dicen '¡mirá qué lindo amanecer!' y disparan 36 fotos. Después quieren exponer 24...
Es nuestra responsabilidad, la de los que tenemos un poquito más de camino andado, trasmitir esta idea. Ayudar a entender que si uno hace listas de supermercado son para ir al supermercado, si uno hace lindas fotos de la familia son lindas fotos de la familia, y si uno quiere hacer fotografía artística y exponer, entonces tendrá que hacer introspección.
-¿En qué lugar ponés al fotoperiodismo?
-Lo pongo dentro de la fotografía como una forma de registro documental de, entre comillas, la realidad. Entre comillas porque la imagen en cuanto a la realidad es tan arbitraria como la palabra. Pero se supone que la fotografía documental profesional y seria en un medio profesional y serio, debe ser entonces un registro de la realidad... Así como en el terreno de la palabra existe la poesía, la novela, las cartas a la novia, el ensayo periodístico, dentro de la fotografía existe la fotografía artística, el fotoperiodismo, la fotografía científica, la foto familiar. Nadie se rasga las vestiduras si vos hacés periodismo y no te ganaste el Cervantes. Del mismo modo, nadie debe rasgarse las vestiduras si uno hace fotoperiodismo y eso no es considerado una obra de arte...
-Si la fotografía es un lenguaje expresivo particular como los es el dibujo o la palabra, ¿no debería tener alguna cabida en la formación escolar?
-Exacto. Pero es entendible... así como llevamos siglos decodificando la palabra y disfrutándola, recién descubrimos que la imagen es un lenguaje propio hace relativamente poco tiempo. Veníamos formándonos con imágenes desde las pinturas rupestres, pero hasta no hace mucho no se nos había ocurrido que esas imágenes también tenían una función formativa. Hasta el nacimiento de la fotografía, la irrupción de la imagen en la sociedad era muy limitada. Pensá que el retrato o la representación del cuerpo casi no existía para el llamado pueblo. Existía para los señores, para un rey, para un conde, para un gran señor burgués o un obispo; pero el vulgo no tenía imágenes de sí mismo. La fotografía democratiza la representación del cuerpo para todos, y esto es alucinante desde el punto de vista sociológico y filosófico. Hasta mediados del siglo XIX, el pueblo no tenía cuerpo. Por eso a principio de siglo irrumpieron con éxito las 'cartas de visita': toda la inmigración que va a retratarse para mandar la foto a sus lugares de origen como muestra de prosperidad. Se ponían la mejor pilcha para retratarse, aunque fueran albañiles, para que en Galicia alguien dijera: mirá qué bien que le va a Pepe... Esto nos demuestra que la fotografía es un lenguaje.
-Pero los talleres de fotografía, por lo común, se concentran en los aspectos técnicos más que en esta visión cognitiva.
-Eso está cambiando. Antiguamente, la formación de un fotógrafo era ciento por ciento técnica. Hoy tiene toda la técnica y tiene análisis, lectura de imagen, discusión, semiótica de la imagen, tendencias en el arte, etc. Hoy la formación en serio de un fotógrafo artístico es así. Debería ser así para todos los fotógrafos. Por ejemplo, hay muy pocos fotoperiodistas que se forman en esta filosofía de la expresión, y ellos deberían tener interés porque son los que acceden al impacto masivo... De cada 100 debe haber 10 a los que les interesa esto; a la mayoría le importa el partido del domingo, la carrera del sábado.
-¿Los laboratorios hacen algo por multiplicar el interés y la comprensión de estas formas expresivas, o sólo quieren vender el rollo?
-Por supuesto que quieren vender sus productos, pero hay empresas como Kodak que dentro de sus talleres han incorporado esta discusión hace apenas un año. Es un gran paso, y también es un dato... porque esto es algo que se discute en los festivales hace más de 20 años.
-¿La parafernalia de tecnología, esas máquinas, esos equipos que valen fortunas, son una condición indispensable para hacer buena fotografía?
-No, definitivamente. A veces son una condición indispensable para dejar de hacer buena fotografía. Hay una creencia de que es así... un vox pópuli fierrero como en los autos.
En fotografía hay dos grandes mitos. Uno es que una buena foto tiene que haber sido sacada con un buen 'fierro', y la otra que cualquier foto es la realidad misma. Habrás escuchado eso de que tal cosa es 'tan real como una foto'. Eso es un mito; habría que decir: 'Es tan irreal como una foto'.
En el mundo de la fotografía artística, hoy hay una corriente muy aceptada y muy seria que hace fotografía estenopéica, es decir que usa el estenopo... un simple agujero en una caja de zapatos.

Fernando Bravo
rionegro@smandes.com.ar
   
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