Miércoles 12 de setiembre de 2001

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Argentinos cuentan sobre la incredulidad local

 

Habla el neuquino que vio derrumbarse las Torres Gemelas

 

Es abogado, vive en Manhattan y presenció el ataque desde su casa

  NEUQUEN (AN)- "Nunca estuve en una guerra ni quisiera estarlo, pero me parece que esto es lo más parecido. Fue algo increíble ver cómo se derrumbaban las torres gemelas, las he visitado miles de veces y ahora no están más". A través del teléfono se percibe nítida la agitación en la voz de Gastón Remy, un abogado neuquino de 28 años que vive en la isla de Manhattan y que ayer observó, desde la terraza de su edificio, el atentado más impresionante de la historia estadounidense.
En diálogo con "Río Negro" ayer a la tarde, dijo que a la mañana se preparaba para concurrir a trabajar como todos los días, en un estudio de abogados en el Rockefeller Center, cuando una amiga le avisó por teléfono que dos aviones habían colisionado contra el World Trade Center.
"Subimos con mi esposa a la terraza, desde donde podemos ver a las torres gemelas porque si bien estamos a unos tres kilómetros de distancia, la visión es perfecta. Estábamos mirando el fuego que salía de los pisos superiores cuando la primera torre se derrumbó. Jamás pensé que algo así podía pasar", relató.
Agregó que "ahora se acaba de caer el World Financial Center, un edificio de 48 pisos que fue construido por el arquitecto argentino César Pelli. Esto es tremendo".
"La ciudad, donde yo nunca había sentido inseguridad, ahora es un caos", describió. "Hace un rato salí a caminar y las calles están desiertas, no se ven taxis cuando siempre es una marea de vehículos, los subtes están cerrados, tampoco hay colectivos. Solamente se escuchan las sirenas de las ambulancias. Se ve gente llorando, pidiendo que esto no quede así. Los americanos tienen un ánimo de venganza muy grande porque les han derribado sus íconos: las torres gemelas y el Pentágono".
La reacción de los servicios médicos fue inmediata. "Fui a un hospital a donar sangre y me encontré con una cola enorme, hay que esperar hasta tres horas. Por todas partes hay personas con cartelitos de "voluntarios" que se fueron a ofrecer para colaborar". Remy estaba en Buenos Aires cuando fue el atentado contra la AMIA. "En esa ocasión me sentí más tocado porque era mi país, pero lo de hoy tiene una magnitud increíble, las imágenes son aterradoras".
Apenas ocurridos los atentados empezaron los llamados telefónicos y los correos electrónicos de sus familiares y amigos, porque nadie tenía noticias de nadie y había mucha angustia. "A mi casa llamaron amigos llorando porque saben que trabajo en el World Rockefeller Center y los atentados fueron en el World Trade Center, que suenan parecido; en minutos recibí 150 e-mail de gente preocupada. Pero hasta donde yo sé, ninguno de mis amigos argentinos fue víctima de estos hechos". Describió el colapso que sufrieron los teléfonos, en especial los celulares, lo cual agregó otra cuota de dramatismo por la imposibilidad de comunicarse normalmente.
Para hablar por teléfono con este diario, Gastón interrumpió el chat con su padre, el odontólogo Juan Carlos Remy que vive en Neuquén.

Foto: Juan Carlos Remy, en una foto familiar. El joven observó el atentado terrorista desde la azotea de su departamento.

   
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