Martes 25 de setiembre de 2001

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Bush comienza su ataque al terrorismo en el sector financiero

 

Rusia y los países de la ex URSS abren su espacio aéreo

 

Moscú lo limita a la ayuda humanitaria, pero podría ampliarse

  Moscú.- Rusia dio ayer el gran paso para unirse a la coalición convocada por Estados Unidos para la lucha contra el terrorismo internacional, aunque dejó en entredicho su posible participación directa en acciones militares en Afganistán. Por su parte, las ex repúblicas soviéticas que limitan con el país que hospeda a Ben Laden se mostraron dispuestas a cooperar militarmente.
El presidente ruso, Vladimir Putin, expuso en una intervención por televisión los cinco puntos de participación de Rusia en la campaña militar de EEUU contra bases terroristas en Afganistán y no excluyó "otras formas más profundas de cooperación". Citó intercambio de datos de espionaje, apertura de corredores aéreos, participación en operaciones de rescate, el visto bueno de Moscú para que sus aliados de Asia Central cooperen con EEUU y gran ayuda militar a la oposición afgana que combate al régimen talibán.
Simultáneamente, el ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, descartó que Rusia participe en acciones militares de la coalición creada por EEUU, aunque anunció que emisarios del Pentágono visitarán Moscú la semana que viene para concretar la "acción de fuerza" en Afganistán.
Putin explicó esta postura ambigua al señalar sin ambages que el grado de implicación de Rusia puede ser mucho más amplio, pero a cambio de un mayor "entendimiento" de Occidente con sus problemas. Pero subrayó que "el alcance y el carácter de esta cooperación dependerán directamente del nivel y la calidad de nuestras relaciones con dichos países y de nuestro entendimiento en el campo de lucha contra el terrorismo". Putin aludió así a las críticas de EEUU y la Unión Europea por el uso excesivo de la fuerza en Chechenia, donde el Ejército ruso lucha contra separatistas a los que el Kremlin considera "terroristas internacionales".
Ucrania abrió también ayer su espacio aéreo a los aviones militares estadounidenses y decidió no exponerse tanto como Rusia a posibles contraataques provenientes del mundo musulmán,
La medida adoptada por Ucrania fue respaldada por cuatro repúblicas ex soviéticas del Asia Central, que ofrecieron su apoyo a Washington. Ucrania decidió abrir corredores aéreos, a pedido de Washington.
Tajikistán, que tiene una frontera de 1.200 kilómetros con Afganistán, puso a sus fuerzas armadas en "alerta" en vista de una posible acción militar estadounidense que podría implicar el uso de bases de este país. En estado de alerta fue puesta hace algunos días la 201a división rusa y las tropas de frontera enviadas por Moscú, con un total de 25.000 hombres.
Por su parte, Turkmenistán, que tiene cerca de 600 kilómetros de frontera con Afganistán, abrirá corredores aéreos y terrestres a Estados Unidos para el transporte de ayudas humanitarias , anunció el presidente Saparmurad Niazov
En tanto, el gobierno de Uzbekistán, también fronterizo con Afganistán, desmintió el arribo de aviones militares y tropas estadounidenses.
En Kazajstán, que no tiene frontera con Afganistán, el presidente Nursultan Nazarbayev dijo que el país está listo para ofrecer toda la ayuda posible, incluso militar, si se le es solicitado. (EFE/ANSA)

Análisis: Los soviéticos tienen cuentas pendientes con los talibanes

Rusia parece pasarse sin grandes declaraciones al bando de Estados Unidos en los preparativos para el lanzamiento de un ataque contra Afganistán.
A las largas conversaciones telefónicas de este fin de semana entre los presidentes de ambos países, Vladimir Putin y George W. Bush, se suman los detalles sobre supuestos aterrizajes -no confirmados- de aviones militares estadounidenses en las repúblicas asiáticas de la ex URSS.
Los aliados rusos en Asia Central tienen varias cuentas pendientes con los talibán.
Turkmenistán, Uzbekistán y Tajikistán, que comparten fronteras con Afganistán, han tenido que enfrentar un fuerte incremento del extremismo islámico y del narcotráfico desde el triunfo talibán. Los gobiernos tajiko y uzbeko han desmentido la llegada de unidades estadounidenses.
Sobre todo en Tajikistán se teme que ataques aéreos contra Afganistán podrían llevar a una oleada de refugiados provenientes del sur. Más de 10.000 soldados rusos aseguran desde hace años ya la frontera con Afganistán. El riesgo de disturbios de raíz religiosa parece grande en este país debilitado por la guerra civil.
El autoritario presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, podría aprovechar la coyuntura para lograr con tropas estadounidenses el relevo de las fuerzas rusas . Uzbekistán es, al igual que sus vecinos, un país predominantemente islámico, pero la religión no ocupa un rol en la estructura del Estado.
Moscú ha aprendido algunas lecciones de su fallida invasión a Afganistán. Entre ellas, no enviar más soldados rusos a suelo afgano. Pero apoyan a la distancia a la Alianza del Norte en su lucha contra el régimen talibán. Los rusos acusan a Ben Laden de financiar a los rebeldes secesionistas en Chechenia.

     
     
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