Jueves 13 de setiembre de 2001 | ||
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Análisis: Sólo el comienzo |
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Estados Unidos busca una rápida y devastadora respuesta militar a los ataques del martes a sus símbolos clave de poder y dinero, pero enfrentará una larga guerra contra una nueva forma de terrorismo, dijeron expertos. "Los estadounidenses querrán responder rápida y duramente para satisfacer la necesidad pública de venganza y restaurar los mecanismos de disuasión, pero la pelea contra este nuevo terrorismo es una larga y agobiante batalla contra un enemigo escurridizo, sin forma de Estado", dijo un funcionario de la OTAN. "En esta nueva guerra, los estadounidenses estarán observando cuidadosamente quiénes son sus aliados y quiénes no lo son. Todos tendremos que colocar ahora nuestro apoyo detrás de Estados Unidos", dijo un diplomático de la UE. Los expertos prevén un pronto ataque contra Afganistán si la evidencia señala al exiliado jefe guerrillero saudita Osama bin Laden como responsable del ataque. Steven Simon, director asistente del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dijo que todo apunta hacia la militancia islámica de Bin Laden, al-Qaida, aunque los investigadores no han podido descartar otras pistas en estos momentos. "Un rasgo distintivo de este tipo de terrorismo es la obsesión por el alto número de víctimas. Lo que estos terroristas religiosos buscan es matar tantos enemigos como sea posible y humillar al enemigo atacando blancos simbólicos", dijo Simon . Simon, un ex asesor en antiterrorismo del ex presidente Bill Clinton, afirmó que este tipo de terrorismo se alimenta en la radical negativa del mundo musulmán al dominio de la cultura y el comercio de Occidente. Dada la creciente brecha entre el mundo rico y globalizado y la pobreza que reina en las naciones musulmanas como Afganistán, Paquistán, Egipto y entre los palestinos, no resulta difícil obtener nuevos reclutas que reemplacen a los "mártires" de la lucha. Bin Laden ha prometido expulsar a Estados Unidos de su nativa Arabia Saudita, sede de dos de los santuarios sagrados islámicos, y del Golfo Pérsico. Los líderes políticos difieren acerca de la eficacia de atacar a los jefes guerrilleros en el exterior, dado el riesgo de no dar en el blanco y el impacto político que esto tendría en el mundo musulmán. Simon dijo que cualquier golpe de Estados Unidos contra Afganistán podría desestabilizar al vecino Pakistán, donde Bin Laden y el movimiento talibán dominante en Kabul tienen muchos seguidores. Dominique Moisi, director del Instituto de Relaciones Internacionales, de Francia, dijo que el mundo enfrenta un largo choque de civilizaciones desatado por el ataque del martes. "Hemos entrado en un nuevo mundo. No es la tercera Guerra Mundial, es una lucha de otro tipo en la que la guerra es entre representantes del mundo occidental y terroristas", explicó. "Es una guerra de civilizaciones. Alguien quiere destruir al mundo occidental", dijo a la radio Europe 1. Desde que Estados Unidos se convirtió en superpotencia mundial tras el fin de la Guerra Fría, los estrategas han advertido sobre una era de "guerras asimétricas" entre las potencias occidentales y los evasivos y poco sofisticados grupos terroristas. Pero hasta ayer, Washington sólo pudo convencer a sus socios mayores de trabajar sobre el contraterrorismo, en parte porque algunos gobiernos europeos difieren con la definición estadounidense de lo que es un terrorista, y otros creen que la política pro israelí los ha puesto en la mira de los radicales. Sin embargo, el terrible ataque del marte pudo haber convencido a Europa de encarar una estrategia global en esta guerra atípica. (DPA) |
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