Jueves 13 de setiembre de 2001

 

Tres personas oyeron gritar a Del Frari

 

La kinesióloga gritó de dolor y pidiendo auxilio, pero quienes la escucharon no interpretaron de qué se trataba. Creyeron que era un episodio doméstico. Uno de los testigos ya declaró en la causa que sigue el juez Torres. El marido de la víctima se quejó por la demora en la llegada de los peritos.

  CIPOLLETTI (AC).- En la fatídica tarde-noche del 14 de agosto, cuando estaba siendo atacada mortalmente en un pasillo de su consultorio de calle Libertad y 9 de Julio, la kinesióloga Diana Del Frari gritó, por dolor y presuntamente para alertar a algún transeúnte o vecino sobre lo que estaba sucediendo.
El grito fue escuchado por al menos tres personas -y el dato obra en poder de los investigadores- pero no se lo interpretó como lo que fue, un mensaje frente al agresor que la acosaba a golpes y puntazos de arma blanca, sino como producto de algún accidente casero, ocasional e intrascendente.
El dato del grito -fuerte, seguido inmediatamente después de jadeos perfectamente audibles- fue corroborado anoche por uno de los cuadros que intervienen indirectamente para la dilucidación de este salvaje hecho de sangre, uno más en la larga cadena que enluta a la población cipoleña y de la región.
La persona que ya declaró al respecto, días después del crimen, se hallaba a muy poca distancia de Libertad y 9 de Julio, pero ni él ni los otros dos pudieron descifrar entonces a qué atribuirlo, aunque sabían con exactitud que provenían del consultorio o un ambiente adyacente. "Pasó como un detalle más. De todas formas en ese momento quién podía presumir que estaban matando a una persona", confió la fuente.
Consultados el juez que interviene en la causa, Juan Torres, y la fiscal Alejandra Berenguer, no quisieron dar mayores detalles sobre el curso de la investigación.
"Seguimos trabajando. Hemos tomado más declaraciones y ampliado otras. Y hay elementos que de ninguna manera vamos a difundir porque hacen al secreto de las actuaciones", dijo un hermético Torres, quien pasa todo el día en la ciudad afectado exclusivamente a este tema.
El dato del grito que no interpretado como un mensaje de auxilio se suma a los gemidos, tampoco interpretados cabalmente, que percibieron desde la sala de espera del consultorio, el mismo martes, entre las 20 y 20.30, dos pacientes. Eran también de Del Frari, ya moribunda. Las dos personas no se animaron a entrar porque suponían -aunque una de ellas golpeó la mampara de madera para avisar de su presencia- que se trataba de otro paciente sometido a algún tipo de tratamiento de kinesiología. Al no hallar respuesta, simplemente se fueron.
En tanto, el marido de Diana, Pablo Scilipotti, se quejó y dijo que a pesar de las promesas realizadas por el procurador Hugo Mántaras, aún no consiguieron los profesionales para realizar distintas pericias. "Pensamos que ya tendrían que estar los peritos, que ya se tendrían que haber hecho un montón de pericias que se están demorando", manifestó.
Actualmente los familiares se están comunicando con técnicos de La Plata y Buenos Aires.
   
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