Martes 7 de agosto de 2001 | ||
Las calles en Guardia Mitre se hicieron ríos y los cauces secos se llenaron |
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VIEDMA (AV).- Los pobladores de Guardia Mitre volvieron a respirar tranquilos y la localidad retomó la calma habitual. Ya pasó el susto que vivieron desde la mañana del domingo cuando el agua partió el pueblo por la mitad. Una parte del casco urbano continúa anegado a raíz del mayor caudal del río Negro y los casi 50 milímetros de lluvia registrados anteayer agravaron la situación. Sólo los viejos vecinos recuerdan algo similar. Algunos hasta le pusieron fecha: en 1958 fue la última gran inundación. Con la crecida, viejos cauces que permanecían secos desde hace muchos años se llenaron de agua y se convirtieron en dos brazos que atraviesan el lugar. Desde la madrugada del domingo comenzaron a subir de nivel por efecto de la lluvia y el peor momento se registró cuando quedó cortada la avenida Julián Murga que conecta la zona más moderna con el "pueblo viejo". Las otras calles que comunican ambos sectores están intransitables desde hace varios días. La arteria principal tiene dos alcantarillas que permiten el escurrimiento natural hacía el río, pero no dieron abasto y el agua las pasó por arriba. Fue necesario realizar trabajos sobre la avenida y hasta romper una parte del cordón cuneta para una mejor salida del líquido. La crecida puso en riesgo varias viviendas particulares, la parte trasera del cuartel de bomberos voluntarios y el patio del hospital municipal. "Nadie podía pensar que esto iba a pasar" explicó el intendente Miguel Demasi, al tiempo que indicó que la respuesta fue inmediata. "Pueden decir cualquier cosa de los argentinos, pero cuando ocurre una cosa de éstas, somos muy solidarios" sostuvo y explicó que "tuvimos mucha colaboración de la Subprefectura de Patagones, de los bomberos voluntarios que recorrieron toda la zona, del Departamento Provincial de Aguas y, desde hace unos días, tenemos en forma permanente una máquina de Viarse". La lluvia completó el difícil panorama. Pero las dudas comenzaron mucho antes. Desde la gran crecida que registró el río Negro. Eso provocó que la balsa de Sauce Blanco funcione con dificultades. En las dos orillas se construyeron terraplenes de emergencia y se mantiene prohibido el tránsito pesado. El brazo que pasa cerca del pueblo anegó la vieja entrada y en un sector sólo está transitable por una mano, pero la muestra más acabada es el cámping municipal. Los fogones y mesas hoy están debajo del nivel del agua y los dos cuerpos de sanitarios parecen "edificios flotantes". La mayor inquietud de los lugareños es conocer con precisión los caudales que eroga el sistema de presas, para estar preparados ante otra eventual emergencia, y que no continúe el mal tiempo. Si aumenta la crecida pondría en riesgo el funcionamiento de la balsa, mientras que de persistir la lluvia agravará la situación en la ruta provincial NÂș 53, que llega a Patagones, y que ayer estaba intransitable. Una nueva conjunción de estos factores dejaría a Guardia Mitre aislada. "Algo vamos a hacer" Es una situación nueva, pero la respuesta fue inmediata. La solidaridad de vecinos y funcionarios permitió superar los primeros problemas y pocas horas después comenzaron a buscar soluciones. |
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