Domingo 12 de agosto de 2001 | ||
Cada vez más caros, los remedios no tienen control en su venta |
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Es un mercado de pocos, con miles de perjudicados.Los médicos son maleables al lobby farmacéutico.Generalmente recetan las novedades. |
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ROCA (AR).- "Es cierto, hay que reconocerlo: los médicos recetamos siempre lo último que sale porque se trata de los productos que tenemos en la mente. No manejamos un listado de precios comparativos sobre la misma droga en presentaciones distintas y es ahí donde perjudicamos al paciente porque lo mandamos a comprar lo más nuevo, que no cubren las obras sociales y terminan pagando la totalidad del costo del remedio". La confesión del profesional a este diario no hace más que transparentar sólo una arista de una de las principales injusticias que sufren rionegrinos, neuquinos y demás habitantes de este país: el precio de los medicamentos es cada vez más alto y no hay quién controle el mercado. En Argentina, sólo en los últimos tres años y en plena vigencia de la ley de Convertibilidad, decenas de monodrogas consideradas esenciales han aumentado cifras superiores al 100%, cerca de 5 veces el porcentaje de inflación del mismo período. A esto se suma un número indefinido de productos que se venden desde Jujuy a Tierra del Fuego a valores que se hallan entre el 50 y el 300 % más altos que en las farmacias europeas. A la hora de los argumentos, la industria farmacéutica asegura que las necesidades económicas para el desarrollo de las drogas son cada vez mayores y que eso se traslada al precio final del medicamento. Sin embargo, la explicación contrasta con el aumento de más del doble en los últimos tres años de medicamentos como el Bactrim (TMS), o entre el 50 y el 100 % del Dramamine (difenhidramina) o el Chloromycetin (cloranfenicol), cuando estas drogas tienen más de 30 años en el mercado. "Si bien es cierto que el desarrollo de nuevas drogas es caro, los laboratorios actualmente presupuestan en promedio un 23% en marketing y propaganda y solo un 16% en investigación y desarrollo ( US News & World Report mar, 1992). Este argumento es aún más débil para países periféricos como Argentina, donde se venden drogas que todavía no han sido aprobadas para el uso en humanos en sus países de origen o en otros como Canadá, Europa, Japón, USA o Sud Africa", explica el pediatra roquense Francisco Galeano en un informe publicado en Internet. La promoción irrestricta de los medicamentos es otro aspecto a tener en cuenta. En los últimos años el eje de las campañas dejó de ser el médico: ahora son los pacientes los principales blancos de la publicidad. Sin dudas que esto reportó mayores ganancias, a pesar de que la falta de controles puede derivar en consecuencias no deseadas (ver aparte). En medio de este oscuro escenario planteado en Argentina hay que saber que el promedio de gasto en salud del país es del 30 por ciento, mientras que en naciones como Holanda, Alemania o Irlanda destinan menos del 10% y Japón o Portugal exceden el 20%. El gasto en salud se calcula a partir de las erogaciones de los estados provinciales en prestaciones, internaciones, análisis y medicamentos, entre otros rubros y lo que se paga actualmente en remedios en el país supera ampliamente a la prevención. El caso del Ipross en Río Negro es particular porque es un sistema capitado y gasta por mes siempre lo mismo. Sin embargo, la cobertura en medicamentos es del 55 % de los productos que están dentro del vademécum y un 30 % para los menos esenciales. Volviendo a la confesión inicial, la mayoría de las veces los médicos recetan un producto nuevo (decisión que reconoce previo pago de estadía en congresos y viajes de placer por parte de los laboratorios, según reconocen algunos de ellos, quienes no lo ven como corrupción sino como un simple lobby natural del sector) y es obvio que los laboratorios no los incluyen en las listas de productos con descuentos para las obras sociales. Como casi siempre, el paciente debe hacerse cargo del costo. Ahora bien, ¿qué hacen las autoridades nacionales y provinciales para revertir este perjuicio a la población? Hasta ahora muy poco. "Lo que debe crear el Estado es un sistema de capacitación paralelo a la industria farmacéutica, haciendo llegar a los médicos bibliografía del mismo o mejor nivel científico que deje tranquilo al profesional sobre lo que receta de acuerdo a la capacidad económica del paciente", opinó otro médico consultado. Delinear, desde Colegios o Agrupaciones de Profesionales, códigos de ética que regulen el marco en que se promocionan los productos farmacéuticos y la obligatoriedad de exhibición del precio final al consumidor de los medicamentos, tanto en sus respectivos envases de venta como en la propaganda medica, son otras de las alternativas planteadas por el pediatra Galeano. Por ahora, la sensación es que el pueblo se encuentra ante un Estado ausente, incapaz de regular los precios. Sin embargo, hay quienes -un tanto más pesimistas- creen que algunos funcionarios no están ausentes, sino que conocen a la perfección el rol que deben cumplir. Allí nace su silencio e inactividad: los intereses son muy grandes. Estrategias para abaratar costos • Como los médicos no siempre están al tanto del precio de los medicamentos que recetan siempre es bueno consultar sobre la existencia de otros productos con la misma droga e igual concentración. Son los llamados genéricos, que a veces por su presentación menos vistosa son más baratos. |
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