Lunes 13 de agosto de 2001

 

La menor de las contradicciones

 

Fue la testigo estrella del caso. Según los jueces, presenció una parte de las agresiones a las víctimas. Pero sólo hizo aportes confusos, ninguno de los cuales fue corroborado por prueba independiente.

  "Creemos que la menor dijo la verdad cuando relató que fue testigo presencial de la parte inicial de los sucesos (...) aunque en razón de las apuntadas contradicciones, sólo podrán tenerse por acreditados aquellos aspectos que encuentren apoyo en otros elementos de juicio independientes de su sola versión", expresaron en el fallo los jueces respecto de la testigo "estrella" del caso.
Sin embargo, pocos aspectos consiguieron acreditar mediante prueba independiente.
Los automóviles que mencionó no aparecieron; hay diferencias en el modelo y el color de los vehículos señalados también por Huirimán Lloncón (el otro supuesto testigo del abordaje); las lesiones que describió que sufrieron las víctimas no son compatibles con las precisadas en la autopsia; las dos mujeres a quienes supuestamente fueron a visitar esa tarde antes de la agresión, negaron conocerla a ella y a los autores; en la tapera de Feruglio no se encontró ningún clavo en las paredes, ni parte del techo, sangre, velas, ni el tipo de inscripciones que describió.
Pese a todo eso, los camaristas la consideraron testigo presencial, pese a que no contó dos veces la misma historia.
•En la audiencia virtual dijo que a González Pino lo conocía por el apellido. Antes siempre había hablado de un tal "Guillermo". Fue la primera vez que en sede judicial apuntó abiertamente contra Claudio Kielmasz. No se acordó de los apellidos de los otros partícipes.
•Al juez de instrucción le había hablado de un Taunus "verde", no de un Ford rojo o bordó, como dijo después en Viedma y en la audiencia virtual.
•La Cámara resaltó el testimonio del cura Anquetil: "el testimonio del veterano párroco es todavía más trascendente, porque él también le creyó a la niña".
Si es así, Kielmasz y González Pino no tienen nada que ver porque la menor no se los nombró. Sólo le mencionó algunos nombres pero no le dio los apellidos, a pesar de que le contó que con los integrantes del grupo "tenía una gran amistad".
•Mercedes Bravo Pichún y Gabriela Molina, las dos mujeres que, según dijo la menor, recibieron en algún momento al grupo agresor en la tarde del domingo 9 de noviembre, aseguraron que no conocen a la chica ni a los imputados.
•"Las acciones que les atribuyó a los autores guardan relación con las constataciones médicas de las lesiones que presentaban las víctimas", precisaron los jueces.
Sin embargo, la menor dijo que las jóvenes tenían las manos atadas a unos clavos puestos en la pared de la tapera, pero la autopsia no encontró heridas en las muñecas.
   
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