Domingo 12 de agosto de 2001
 

No hay un plan de salud que proteja al niño en el deporte

 

Desde el momento en que el niño comienza a practicar deporte no está protegido por un plan de salud. Sólo certificados médicos exigidos por el club y estudios particulares lo avalan para practicar una disciplina. Lo ideal sería un sistema obligatorio y que abarque a todas las actividades.

  Joaquín llegó del cole. Dejó la mochila en su dormitorio, se puso las zapatillas y el buzo... Tomó la merienda rápidamente y gritó: "Má, dale, llevame al club que se me hace tarde...".
Así como Joaquín, miles de chicos diariamente tienen la misma rutina. Se encariñan rápidamente con el deporte elegido y lo practican como si fueran superprofesionales. A esa edad, el horario y los ejercicios son tan importantes en sus vidas que exigen una atención especial de todos los que lo rodean. Es más, lo exigen.
El deporte en los niños es fundamental, dicen los especialistas. Y cuando hablan de argumentos pueden estar horas y horas explicándolos. Lo esencial es incentivar a un niño a practicar una disciplina ya que contribuye a su desarrollo físico y psíquico.
Por eso, desde todos los estamentos se alienta a que el niño practique el deporte que le convenga según sus posibilidades. Siempre hay una disciplina adecuada para cada edad con condiciones físicas y mentales que le servirán en cualquier momento de su desarrollo.
Hasta aquí el fundamento teórico es el ideal. Pero hay un elemento muy importante para tener en cuenta. Y es la medicina preventiva en aquel que se inicia en una actividad deportiva. Este es el tema del que se habla mucho y se hace poco.
Todos los especialistas médicos, entrenadores y formadores consultados, coincidieron en que el control médico preventivo no existe. Sólo está la voluntad del club en exigirlo, pero éste tampoco es tan completo como se espera y los riesgos, a veces, son más graves que la práctica de una determinada disciplina.
Por eso, antes de que un niño se inicie en cualquier deporte, habrá que realizarle una exploración médica que consistirá en ver que no haya ninguna contraindicación para ejercitarlo. Una vez que ese paso está cumplido viene otro tan importante como el primero: elegir el deporte.
No es fácil esa elección. No debe prevalecer el gusto del padre, sino lo mejor para el niño. Por eso es importante saber que hay deportes enérgicos, moderadamente enérgicos y no enérgicos. Cualquiera sea por el que se opte, debe ser bajo un estricto control médico, porque de otro modo pueden ser perjudiciales para la salud del niño.
Es interesante ordenar la actividad deportiva infantil, ya que el deporte mal dirigido o mal practicado puede tener consecuencias no deseadas tanto físicas, psicológicas como psicosomáticas para el pequeño.
Para conocer algunas de ellas es oportuno citar, por ejemplo, el agravamiento de patologías latentes o la alteración de diferentes órganos, en el aspecto físico. En lo sicológico, aparecen síntomas de egocentrismo, exagerada autoestima, temor al fracaso, complejo de inferioridad y rechazo al estudio. Y, en lo psicosomático los puntos más comunes son disminución del rendimiento escolar, alteraciones del carácter, anorexia, insomnio, cefaleas, etc. Por eso la importancia del médico en el trabajo deportivo del niño. Es el único que advierte estas alteraciones y busca el mecanismo para revertirlas.
Pero si la prevención no cuenta con un sistema integral es muy difícil que se puedan lograr objetivos. Son estados aislados en busca de una solución y eso no sirve. El solo hecho de presentar un certificado de salud o tener un apto médico no garantiza que el chico esté protegido. Se debe trabajar en conjunto, desde el Estado hacia las instituciones. El sistema es muy complejo y difícil de implementarlo, pero debe haber una solución. Las circunstancias así lo exigen.
Implementar una libreta de salud sería un paso, ya que serviría tener un seguimiento desde que el chico se inicia en la actividad escolar hasta su juventud. Y así sí, el control médico tendría sentido y los riesgos serían menores y controlables.
Pero por el momento no es así. Sólo hay que conformarse con las acciones individuales de las instituciones, que a pesar de lo endeble que parezcan, sirve como primer paso para tener un sistema de prevención médica del niño en el deporte.

Jorge Suárez
jsuarez@rionegro.com.ar

   
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