Domingo 29 de julio de 2001 | ||
Eran repentinas, violentas y no había tiempo de nada |
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Un aspecto que no se tiene en cuenta ahora que los ríos han sido "amansados" por el sistema de represas y sus erogaciones calculadas, es que en el pasado las crecidas eran violentas y repentinas. El margen de tiempo para tomar medidas de seguridad era reducido conforme a la velocidad de la avalancha de agua. Un ejemplo: el 23 de julio de 1969, el río Neuquén verificó en sólo 24 horas un incremento de 1,34 m. Unas semanas antes, el 11 de junio, el mismo río aportaba la increíble cantidad de 2.500 m3 al dique Ballester. Hoy ese volumen lo tiene el Negro. Otro dato interesante. Estos días, los habitantes de las zonas más afectadas por las crecidas, hablan con toda naturalidad de los metros cúbicos que traen los ríos. Saben, por ejemplo, que un caudal normal para el río Negro oscila entre los 800 y 1.000 m3 y hasta unas semanas atrás se hacían cruces para cuando superase los 2.000 m3, que ya quedaron atrás. Pero no siempre fue así. Durante muchos años y hasta que se impuso la medición volumétrica de los caudales en las informaciones de tenor divulgativo, el dato que todos miraban era la altura de los ríos en los "pasos". El "paso" es un punto donde el caudal corre todo junto, sin brazos o islas. Así por ejemplo, en el paso Limay se mide la altura del curso homónimo, allí a 98 km de su naciente en el lago Nahuel Huapi. El Neuquén, en cambio, es justipreciado en el "paso de los Indios" o "paso Indio", paraje ubicado a unos 60 kilómetros de Plaza Huincul. En paso Córdoba, se calculaba la altura del Negro y actualmente hay un punto, en Allen, donde también se realiza esa medición. |
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