Jueves 26 de julio de 2001 | ||
MAS INFORMACION: Pese al peligro, los ribereños se resisten a abandonar sus casas |
Rescate en el río, en medio de la oscuridad |
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NEUQUEN (AN).- Un cabo segundo y un ayudante de segunda de Prefectura Naval rescataron del río Limay a cuatro hombres que estuvieron a punto de morir ahogados o de frío en una isla aledaña al balneario municipal de esta ciudad. Los gritos de auxilio de un par de puesteros a los que se les dio vuelta una canoa pusieron en alerta a los vecinos de la zona que de inmediato dieron aviso a la Policía. A las 19, con noche cerrada, nadie sabía de dónde venían el pedido de ayuda. Un oficial y un cabo de la comisaría 19 del barrio Confluencia salieron en auxilio de las víctimas, a las que localizaron en una isla con las manos atenazadas a las ramas más gruesas de los sauces tapados por la crecida. Eran dos hombres que cayeron al agua luego de sufrir un accidente en la canoa. La embarcación se les dio vuelta en el medio del río. Los policías, al ver que estaban relativamente cerca, intentaron llegar caminando hasta las víctimas del naufragio. A los pocos pasos, el río les tendió una trampa: un pozo y una suerte de remolino hicieron zozobrar a los uniformados. El oficial y el cabo terminaron prendidos a otro sauce. Cuando la desesperación ganaba a los cuatro, la llegada en una lancha del ayudante segundo Nelto Sepúlveda (de 40 años) y del cabo de segunda, Juan Guelardi (24), ambos de Prefectura, iluminó la tarde-noche. A esa altura, una de las dos víctimas ya no podía gritar y, según los testigos, ambos estaban "azules de frío". El personal de Prefectura, que había comenzado su trabajo a las 9 de la mañana, se aprestaba para cerrar el día y enganchar la embarcación a una camioneta de la fuerza. Guelardi y Sepúlveda rescataron primero a los policías, que estaban más cerca de la costa. Y enseguida fueron por los puesteros. Esta parte fue mucho más difícil, porque tuvieron que moverse entre las ramas y troncos. Para eso, pusieron a 15 grados la embarcación y sufrieron algunos latigazos de las rebeldes varillas de mimbre. Marcos Escobar, de 24 años, estaba en calzoncillos, con chaleco salvavidas, duro de frío. "Fue como cargar un peso muerto, no podía decir nada". Jorge Escobar, de 49 años, apenas podía moverse y era el de los gritos. El rescate se complicó por el peso del accidentado: más de 100 kilos. Los héroes abrigaron a las víctimas, les hicieron algunos masajes y entrada la noche esperaban la camioneta con el guinche. El hecho fue la nota saliente de una jornada en la que no se produjeron evacuaciones. En total, entre evacuados y autoevacuados, entre Senillosa y Neuquén hay unas 200 personas. En el marco de la emergencia ayer llegó a esta ciudad un avión Hércules con colchones y chapas. El ministerio de Desarrollo Social envió además un cheque de 158.000 pesos para asistir a los daminificados. |
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