Domingo 8 de julio de 2001

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Con poca sangre basta

El Barón Rojo

 

Las guerras del pasado y las que vendrán

 

Mal que nos pese, el 80% de la tecnología en nuestras casas es fruto de desarrollos militares que en tiempos de paz comercializaron sus patentes. La imagen de la guerra son sus armas y la tecnología es la fuente inagotable de nuevos desarrollos algunos defensivo s y otros definitivamente letales.

  .El hombre primitivo protegía su territorio apoyado en sus desarrollados sentidos. Su sensible olfato, ayudado por el viento, era el de mayor alcance. El oído, complementado por pabellones auriculares orientables y la agudez visual completaban la batería de las armas mas sofisticadas a la hora de ir a la guerra.
La salvaje sensibilidad perceptiva se fue perdiendo a la par de su transformación en ser social.
Sin embargo su instinto de hacer la guerra se mantuvo intacto y con la tecnología equilibró agudezas perdidas. Hoy existen cascos con visión nocturna y sensibles micrófonos de largo alcance. Sus pies se multiplicaron en orugas trepadoras, sus ansias de volar se unieron a la velocidad del rayo y sus flechas cargan un destino cegador para miles de personas. La civilización fue una opción con beneficios para el hombre, sin embargo siempre se llegó a un punto donde los acontecimientos se precipitaban hacia la contienda. En el siglo XVIII, para Kant, el secreto de la paz era una federación de naciones comprometidas con la paz. Hobbes, en la misma época, era taxativo: "El estado natural del hombre es la guerra".
La guerra y el modo de hacerla nos lleva a las antípodas de la historia en los párrafos siguientes

Etica guerrera

Para el general chino Sun Tzu, del siglo V a.C, las siguientes reglas hacían al guerrero perfecto:
"Todo el arte de la guerra se basa en el engaño.
Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca.
Una victoria rápida es el principal objetivo de la guerra. Si la victoria tarda en llegar, las armas pierden el filo y la moral decae.
Generalmente, la mejor política en la guerra es tomar un estado intacto; arruinarlo es inferior. Así pues, los verdaderamente hábiles en la guerra someten al ejército enemigo sin batallar. Capturan las ciudades enemigas sin asaltarlas, y se apoderan del Estado enemigo sin campañas prolongadas".

La estrategia viral en el siglo XXI

Las bombas de grafito que inutilizan las líneas de alta tensión utilizadas en Kosovo son una muestra de la guerra tecnológica que neutraliza al enemigo.
Para algunos observadores la guerra del futuro es la de los virus informáticos. Anular sus sistemas de comunicación es casi como generar un infarto en el corazón de las estrategias del futuro (Anular al enemigo antes que aniquilarlo, como preconizaba el general Sun Tzu).
Pero los virus que moran en nuestro cuerpo ya no son una imagen metafórica de destructores programas informáticos. Son la mesa de arena de los futuros estrategas.
Las batallas que las bacterias infecciosas libran con nuestro sistema inmunológico y las tácticas que usan los científicos para neutralizarlas aportan elementos reales para desarrollar tácticas y estrategias en las guerras convencionales.
La molécula AHL es la que utilizan las bacterias para comunicarse. Con ella se pasan información y saben si son muchas como para atacar o seguir esperado. Si hay comunicación se pueden introducir "mentiras" que es lo que han hecho los científicos. A su vez las bacterias desarrollaron enzimas que "chequearon" la información y descubrieron la falsedad.
Las conversaciones que mantiene las bacterias son muy complejas. Pueden buscar aliados, difundir información falsa o bloquearla.
Algunos estrategas miran con atención esta guerra en miniatura para conjeturar sobre las batallas de escala humana.
Por millones de años la naturaleza ha desarrollado estas tácticas para sobrevivir. ¿Sabrá el hombre hacer lo mismo?

   
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