Domingo 8 de julio de 2001 | ||
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Surge un nuevo perfil de director
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Los nuevos esquemas institucionales que contemplan una mayor autonomía de los establecimientos educativos implican un cambio abismal en la función de director de escuela, a quien ahora se le pide que asuma su cargo no sólo como un paso dentro de una carrera, sino como una posición moral, intelectual y funcional, desde la cual tiene la posibilidad de conducir un establecimiento y de imprimirle una dirección. Así, más que meros administrativos se requiere ahora personas capaces de dirigir y que sean, a la vez, eficientes organizadores.
En la actualidad, la mayor parte de los directores no cuentan con una preparación que les permita asumir el liderazgo y estimular a los docentes; además, suelen carecer de la necesaria capacidad organizativa. Este problema es más grave aún en las escuelas urbanas, que son organizaciones altamente complejas y difíciles de administrar, y en las escuelas rurales y urbano-marginales, en las que las propias dificultades del proceso de enseñanza hacen necesaria una conducción eficaz. Por ello llamó la atención como muchos docentes de Sierra Grande y del Alto Valle elegían desesperadamente ayer escuelas ubicadas en las afueras de Bariloche."No van a aguantar", decían conocedores del lugar, sin malas intenciones. El acceso a la función de director de escuela, queda claro ahora más que nunca, no depende ya de la antigüedad en la carrera docente sino de una decisión profesional, después de un proceso de capacitación, certificación y concurso. En determinadas circunstancias, llegan a arriesgar especialistas en educación, podría considerarse la posibilidad de separar la carrera de director de escuela de la docente, con requisitos iniciales adicionales, un límite de edad máxima de entrada y un desarrollo paralelo, y no secuencial, a la carrera docente. Consenso sobre las prioridades La jornada de ayer también sirvió para la reflexión. Entre tanta angustia y expectativas, muchos docentes hablaron con "Río Negro" y todos coincidieron en las prioridades sobre la que existe consenso para lograr una escuela distinta a la que conocemos hoy: • la centralidad de la educación en el proceso de transformación y modernización de las sociedades; • la aceptación de que la educación es responsabilidad de todos, y no de sectores o grupos específicos; • la imperiosa necesidad de brindar una educación de calidad para todos; • la necesidad de acrecentar la autonomía de las escuelas como requisito para elevar su calidad;y • la toma de decisiones y la implementación de medidas, seriamente comprometidas con la profesionalización de la función educativa, de los docentes en general, y muy especialmente de las funciones de los directivos escolares. • la necesidad de realizar extensos programas de capacitación de los directores de escuela en ejercicio para iniciarlos en las técnicas modernas de gestión de establecimientos educacionales, de organización y manejo de sistemas y de relaciones públicas. Al menos esta era la conclusión a la que llegaban la mayoría de los nuevos directores ayer designados en Roca. |
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