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Lunes 2 de julio de 2001 | |
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Planificado y ejecutado |
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| Hubo diferencia entre lo planificado y el resultado logrado. Pero el arriaguismo ganó, y cómodo. Se había marcado un objetivo: triunfar en toda la línea de lo que estaba en juego. Y hacerlo con la contundencia que siempre implica ir mucho más allá del ya inmensamente significativo 50 por ciento, un escalón que había superado con solvencia en el "99, cuando Julio Arriaga fue reelegido intendente con el 74.5. Seguro de arrasar, el mismo Arriaga confesaba el sábado lograr el 71 por ciento. Se lo había dicho horas antes su hombre de mayor confianza en la arena política, Alberto Weretilneck. Y se lo dijo mostrando una encuesta de último momento. No fue eso. Pero Arriaga -en nombre del Frente Grande- se quedó con la política cipoleña. Decide en ella desde una importante cuota de poder nuevamente legitimado. No pudo avanzar más en principio por tres razones. Una: porque por más eficiente que sea administrando -un municipio en este caso-, el poder siempre desgasta. Dos: porque en un acto interesante desde la perspectiva de libertad de criterio, el electorado tampoco dejó solo al Movimiento Popular Patagónico que lidera Julio Salto. Una fuerza que en un camino que tiene más de sobrevivencia que de apronte de lucha a todo o nada por el poder, ayer volvió a decir que existe y tiene expectativa de crecer desde la oposición. Tres: porque Arriaga ha acentuado su tendencia a privilegiar la administración y temas puntuales de servicios del municipio que maneja, por encima de otros reclamos que anidan en la comunidad: desarrollo de la margen sur, seguridad y cuestiones inherentes a la actividad económica. Desde la política vista en perspectiva, el resultado deja un interrogante: ¿cómo leerá el radicalismo rionegrino esta elección en función del deseo de Arriaga de ser candidato a gobernador por la Alianza en el 2003? Porque como muy bien rezaba un panfleto prolijamente presentado y que se repartió intensamente el viernes, el arriaguismo presentó la elección desde un paradigma: "...que por primera vez en la historia tengamos un gobernador de nuestra ciudad". Algo tan posible de lograrse como de esfumarse. Carlos Torrengo |
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