Jueves 5 de julio de 2001
 

¿Los mercados son los responsables de la crisis?

 
  Los mercados, a la hora de pedir, no se andan con chiquitas. Ayer, luego del martes más agitado de la gestión De la Rúa, los jefes de CEMA, el núcleo de economistas acusado de promover un golpe financiero, se reunió con un hombre clave de Economía para presentar su propuesta de "salvación". En principio la dolarización, una forma de devaluación encubierta que debería deprimir un 30% del valor del peso. De esa manera, dicen, mejorarían las condiciones de exportación y –sobre todo- bajaría el costo del salario.
Pero eso no es todo. También piden un ajuste de 10.000 millones en el Estado, en especial en las provincias. El funcionario cavallista que recibió la propuesta miró a los representantes del CEMA con sorpresa. "Ellos saben que ese ajuste en inviable. No hay de donde achicar tanto, a menos que vendamos 10 provincias", explicó luego a "Río Negro".
Su sospecha coincide con los argumentos generales que sostiene el Gobierno para atacar al establishment financiero: "¿Para qué sirven las especulaciones sobre una supuesta renuncia del Presidente, si no duran más de tres horas? Bueno, en tres horas los especuladores de las bolsas pueden hacer muy buenos negocios con esos rumores", dijo Ricardo Ostuni, vocero de Fernando de la Rúa.
Sin embargo, la crisis parece mucho más grave y duradera que las tres horas que pueda aprovechar un oportunista ambicioso.
La nueva ola de pesimismo se extiende desde hace una semana sobre el panorama económico. Ayer –a pesar del feriado en Wall Street el riesgo país trepó casi hasta los 1100 puntos, mientras la bolsa se derrumbaba un 4,2 por ciento. Julio empezó de la peor manera: el índice de desocupación oficial se elevó más allá el 16%, los despidos crecieron 122% con respecto al año pasado, la recaudación impositiva disminuyó cinco puntos en junio, los títulos de la deuda siguieron su carrera de desvalorización.
En la Casa Rosada intentaron extraer algún factor positivo del martes negro. "Luego de unas semanas de conflictos velados en el Gabinete, nos dimos cuenta que tenemos que permanecer unidos, porque el enemigo es poderoso. Recuperamos una cohesión que parecía perdida", dijo un ministro.
¿Quienes son "los mercados"? ¿A quién representa ese término fantasmal? Las opiniones apuntan al mundillo financiero porteño, los banqueros, los liberales más ortodoxos, los jefes de las fundaciones económicas más importantes, que suelen trabajar bajo la financiación del establishment no productivo. Cavallo, la semana pasada, dio nombres: Roque Fernández, Carlos Rodríguez y Jorge Avila, del CEMA. Economistas reconocidos como Pablo Giudotti y Guillermo Calvo también estaban entre los señalados por los hombres del Gobierno.
José Ignacio de Mediguren, presidente de la UIA, tiene su propia versión sobre las responsabilidades: "Esta claro a quienes les ha ido bien y a quienes mal en este proceso recesivo. Está claro quienes ganan con el endeudamiento permanente. Para algunos, como el sector financiero y el sector de los servicios públicos privatizados, es un buen negocio prestarle dinero a la Argentina con un interés enorme y echarle la culpa al riesgo país que ellos mismos generan".
Un operador de la Bolsa defiende al gremio: "Ya no es responsabilidad local. A De la Rúa le bajaron el pulgar los bancos de inversión de Nueva York. Y cuando se pierde la credibilidad, es muy difícil que el Gobierno pueda recomponer el poder económico".
El filósofo Tomás Abraham, ensaya otra idea: "La posibilidad de solución a los graves problemas argentinos exige cambios urgentes. Y todo cambio implica riesgos. El establishment financiero no quiere ningún riesgo, porque es la única institución fuerte y segura, que resulta rentable". Luego la emprende contra otro de los términos de moda: "El riesgo país no es, a decir verdad, el índice monolítico y medular que mide el atractivo de un mercado. Brasil tiene una calificación de riesgo país de más de 800 puntos y es uno de los más dinámicos en inversiones extranjeras directas del continente".
La lingüista Beatriz Sarlo, cree que la "la única manera de enfrentar a los mercados es con la política", con acciones contundentes. Pero no es fácil: "Los mercados odian a la política –señala Sarlo-, a la que consideran una interferencia lujosa que sólo pueden permitirse los países ricos. Y la política parece haberse resignado a administrar decisiones que han sido tomadas por los mercados".

Gonzalo Alvarez Guerrero

   
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