MAS INFORMACION

Un isótopo que debe manipularse con precaución

Conmoción por la pérdida de una valija con material radiactivo

Se cayó de una camioneta y contenía iridio 192.

NEUQUEN (AN) - Fueron siete horas de incertidumbre y dramatismo que dispararon todo tipo de especulaciones, hasta las más temerarias, aunque finalmente las autoridades intentaron minimizar los riesgos ocurridos. Un equipo de prospección de conductos petroleros y gasíferos con iridio 192, un isótopo radiactivo altamente peligroso, se extravió al caer de una camioneta en pleno casco urbano, a primera hora de la mañana de ayer.
El alerta a la población través de medios radiales y televisivos, que repitieron incesantemente el llamado de atención y pedido de colaboración, marcó un grado de tensión pocas veces visto por episodios de esta naturaleza. Paralelamente se montó un impresionante operativo de búsqueda y prevención que involucró más de medio millar de personas, de organismos policiales, militares, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval -que inspeccionó los ríos- de defensa civil e instituciones sanitarias.
El alerta lanzado por el gobierno a través de la dirección de Defensa Civil, con advertencias sobre la peligrosidad del material y las características del equipo, le imprimió un mayor grado de dramatismo. El sofisticado elemento perteneciente a una empresa de servicios petroleros, contenía una cantidad no determinada de iridio 192.
El temor fue aumentando en la medida que la población conocía el episodio y las fuerzas policiales desarrollaban una intensa búsqueda del aparato y funcionarios judiciales, con los jueces Guillermo Labate y Juan José Gago, de la jurisdicción federal y provincial respectivamente, se ponían al frente de las investigaciones.
Por otro lado, la Comisión Nacional de Energía Atómica movilizaba a científicos de la Red de Emergencias con asiento en Buenos Aires, y de su delegación de Bariloche, hacia esta capital para evaluar los pasos a seguir y eventualmente efectuar, como finalmente ocurrió, la inspección del aparato y particularmente si se habían violentado los sistemas de seguridad de la carga.
Cuando el alerta originado por la pérdida del material radiactivo había repercutido en los medios de todo el país, un llamado telefónico a la Comisaría Segunda informó sobre el hallazgo de la valija metálica que contenía el aparato en un domicilio del barrio Smata, en el sureste de la ciudad, a más de diez cuadras de donde había sido perdido. Una patrulla policial secundada por una cuadrilla de bomberos del Cuartel Central, retiró la caja con el equipo, del patio de una vivienda de la calle Minas al 1500.
La primera noticia parcialmente tranquilizadora la dio el juez Labate en la puerta de la comisaría, cuando informó que "objetivamente, se observa que como informaron las personas que estuvieron en contacto con la caja del equipo, no fue forzada ni estuvo expuesta a golpes o manipulaciones para ser abierta. Por otro lado, es poco menos que improbable que ello hubiera ocurrido, por los mecanismos de seguridad que posee". También se conocía a la vez que el equipo, contenido en una pequeña caja metálica doblemente reforzada con blindajes de uranio enriquecido y acero inoxidable, había sido hallado por Enrique Rubilar, un albañil de 59 años que lo cargó en su bicicleta y lo dejó en el patio de la casa de su hija (ver aparte). La caja, inexplicablemente teniendo en cuenta la peligrosidad de su contenido, se había caído de una camioneta de la empresa de prospección petrolera Lano N.D.T., en la esquina de Santa Cruz y Chocón. El chofer de la Hilux 4x4, Sergio Fernández de 27 años, denunció la pérdida a las 8.30. Fue recuperada a las 15.30.
La versión inicial de Labate en cuanto que no hubo peligro de liberación del material radiactivo, fue avalada a pleno por los científicos de la CNEA, quienes en conferencia de prensa encabezada por el ministro de Gobierno Jorge Gorosito, descartaron que en algún momento hubiese existido peligro por el mal manejo del instrumento y la consecuente liberación del iridio 192 .
A pesar de la categórica negativa de los científicos respecto de una mínima posibilidad de riesgo para la población, quedaron interrogantes sobre presuntos incumplimientos de normas de seguridad en el traslado y manejo de esta clase de materiales radiactivos. "Las sanciones que caben acá son de tipo penal, que definirá la justicia, y administrativas, que tendrán que resolver tanto organismos provinciales como municipales", dijo Carlos Roca, subsecretario de Gestión Ambiental del municipio. En cuanto a los involucrados en el hallazgo del equipo, anoche permanecían en la sede policial cumplimentando trámites.

Gran alboroto en el vecindario

NEUQUEN (AN) - "¡Mire usted, que irresponsabilidad!. Y uno sin tener la menor sospecha a lo que ha estado expuesta. Esto es tremendo, pudo suceder cualquier cosa". Una vecina del barrio Smata no salía de su asombro, apostada frente a la casa donde se encontró el equipo con material radiactivo y siguiendo el febril movimiento de policías y bomberos, que con el camión de combatir incendios llegaron al lugar.
El vecindario fue reaccionando de a poco. "Yo salí al ver tanto movimiento, pero recién me entero. Mejor así, sino no sé cómo hubiera reaccionado antes por los chicos", comentó otra joven mujer con un niño en brazos y tan preocupada por enterarse de lo que estaba pasando como en contar sus impresiones.
La casa de Sergio Reyes está la calle Minas, cerca de la esquina con Vidal. En el patio un hermoso pastor belga rugía ante la presencia de los periodistas y los curiosos, atado a una cadena. Entre los bordos de arena y ripio y una pila de ladrillos, la Policía encontró el famoso equipo de prospección petrolera, con la carga radiactiva.
"No sé nada, mire, vaya y pregúntele a la Policía", le dijo la mujer de Reyes al juez Guillermo Labate cuando llegó a inspeccionar el lugar. Pero pronto entró en razones y, salvo la absoluta negativa al ingreso de los periodistas, le franqueó la puerta al magistrado.
"La valija esa ha estado toda la mañana ahí en el patio. Cuando la vinieron a buscar el dueño de la casa parecía estar muy preocupado y le pedía a la Policía que no le sacara fotos", relató una vecina del barrio, que no se había perdido detalles del operativo de rescate de la temida caja metálica.
"Mire, yo no quiero quedar pegado en todo esto", le dijo Sergio Reyes a la Policía cuando los efectivos llegaron a su casa, según lo dijo una fuente de la investigación. Pero fue precisamente Reyes quien dio aviso a la Policía sobre la existencia de la caja en su casa. "Acá hay muchas cosas por aclarar. No puede ser que haya una cosa tan peligrosa en medio de la gente. La Policía tiene que investigar", señaló una mujer con cara de enojada.

Del tamaño de una uña

NEUQUEN (AN) - La caja que se cayó de la camioneta es metálica, de color negro, de unos 40 centímetros de alto, 25 de ancho y 45 de largo. Adentro estaba una segunda cajita cromada, de unos 15 centímetros de lado por 25 de largo, herméticamente cerrada, que en su interior contenía el "corazón" del equipo, doblemente encapsulado en protecciones de uranio enriquecido y acero inoxidable.
En la cápsula más pequeña, viaja la "fuente radiactiva". "Es del tamaño de la uña del dedo chico de la mano. Enfilados están los discos que contienen el iridio", explicó el ingeniero de la CNEA, Hugo Rey.
Esa placa se la usa como los equipos de radios X para los humanos, para verificar el grado de "discontinuidad en las soldaduras de los conductos de petróleo o gas", añadió el científico.
El iridio, es usado ampliamente en medicina nuclear, particularmente para realizar tratamientos oncológicos.

Foto 1: La caja es revisada por los técnicos de la CNEA. El material radiactivo contenido ocupa un volumen mínimo. El resto es blindaje.

Foto 2: El juez Labate en momentos en que inspeccionaba la camioneta desde donde cayó la caja con material radiactivo.