Martes 12 de junio de 2001
 

"Nos miró a los ojos"

 
  El terrorista Timothy McVeigh miró a los ojos a cada uno de los testigos de su ejecución y no pronunció palabra antes de morir, según el relato de los diez periodistas que presenciaron la ejecución.
"Nos miró a cada uno a los ojos" cuando el guardia de la prisión dijo que estaba "listo" para aplicar la inyección letal, explicó Rex Huppke, de Associated Press. "Miró a los ojos a los que vinieron a ayudarlo y después a cada uno de nosotros...No habló", comentó Byron Pitts, de Terre Haute Tribune. "Cuando le fue administrada la última droga, hubo un ligero movimiento", dijo la periodista de la cadena de televisión Fox News.
También hablaron algunos familiares y sobrevivientes presentes quienes miraron por televisión, en directo, morir al hombre que tanto dolor les causó, con la esperanza de hallar algo de alivio.
"Me siento maravillosamente bien -dijo Sue Ashford, que resultó ilesa en la explosión- No veía la hora que esto ocurriera y terminara. El helado que se comió es lo último que le pagué con mis impuestos". "Me siento bien, en paz y descansado. Esperaba que dijera algo pero no habló", declaró Paul Howell, que perdió su familia en la tragedia.
"Lo recordaré como un momento de justicia", dijo Kathleen Treanor, 38 años, que perdió en el atentado a su hija Ashley de cuatro años y a sus suegros. "Empleé años para acostumbrarme a la idea de que mi hija no estaba más: necesitaba verlo morir", agregó.(DPA)

Manifestaciones a favor y en contra

"Adiós homicida de niños" y "no maten mi nombre" fueron algunas de las frases que portaban los manifestantes, algunos a favor y otros en contra, frente a la cárcel de Terre Haute donde ayer fue ajusticiado Timothy McVeigh
De todas formas, el número de manifestantes fue muy inferior a lo que se esperaba Apenas unas 200 personas en contra de la pena capital y unas 40 a favor. Ambos grupos fueron colocados en dos áreas delimitadas por cintas naranjas.
"Estoy contento de que muera, pero no estoy de acuerdo con que le den el valium: debería sufrir antes de morir", aseguró Peggy, una joven que llegó junto a dos amigos. Junto a ella, Russell sostenía que "la pena de muerte es un negocio interno estadounidense; yo pienso que no lo aplican lo suficiente".
Completamente diferente era la atmósfera a pocos metros de allí, en el sector de los contrarios a la pena capital.
El domingo, unas 50 personas realizaron una marcha que partió de la escuela católica St Mary of the Woods College, con carteles con la frase "ayúdenme a no matar más". "Es una batalla difícil, un poco como ser anti-Hitler en la Alemania nazi", subrayó John, un ingeniero de Iowa. "Esperaba más gente aquí hoy", admitió.
La pena de muerte "no es razonable ni moral", afirmó el abogado Robert Night poco después de la ejecución de su cliente, Timothy McVeigh.
Nigh recordó que McVeigh "se veía a sí mismo como un joven soldado en el cumplimiento de su misión". "Bien podemos pensar que los familiares de McVeigh sufren hoy "daños colaterales"", dijo Nigh. Durante la guerra del Golfo, el Pentágono acuñó el eufemismo "daños colaterales" para referirse a la muerte de civiles bajo los intensos bombardeos.
"Hoy el gobierno federal, la sociedad, todos nosotros, lo hemos matado", agregó. "Hay una forma razonable de lidiar con el crimen, pero la pena de muerte no lo es". Nigh encomió "a los sobrevivientes del atentado de Oklahoma que tuvieron el coraje de pronunciarse contra la pena de muerte."El sistema es falible, demasiado falible, demasiado humano como para que apliquemos un castigo tan definitivo ", dijo Nigh.

Condena internacional y pedidos de moratoria

Los europeos condenaron ayer la ejecución en Estados Unidos de Timothy McVeigh, por considerarla brutal y vengativa.
Las críticas se produjeron en la víspera de la visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en su su primer viaje oficial a Europa como mandatario.
La oposición europea a la pena de muerte superó la aberración del delito cometido por McVeigh cuando fue ejecutado por medio de una inyección letal en una prisión de Indiana por el atentado de 1995 contra un edificio federal que dejó 168 muertos. Quienes se oponen a la pena capital dijeron que era una forma cruel y vengativa de hacer que McVeigh pague por lo que hizo.
"Al ejecutar al primer reo que recibió la pena de muerte por un delito federal en casi cuatro décadas, Estados Unidos permitió que la venganza triunfara sobre la justicia y se distanció aún más de los deseos de la comunidad internacional", dijo Amnistía Internacional.
La última persona ejecutada en la Unión Europea murió en 1977 en la guillotina en Francia. En Berlín, el gobierno alemán emitió un comunicado diciendo que "continuaba oponiéndose a la pena de muerte, incluida la ejecución del culpable del atentado de Oklahoma, Timothy McVeigh". Otros críticos europeos prefirieron utilizar palabras más duras. "La pena de muerte es una brutalidad que no tiene nada que ver con nuestros tiempos", dijo Antonio María Pereira, presidente del grupo portugués de derechos humanos denominado Ley y Justicia.
Uno de los principales impulsores del primer Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, que tendrá lugar la próxima semana en Estrasburgo, lamentó la ejecución y la definió como "un paso atrás", al ser la primera a nivel federal en 38 años.
"La ejecución de hoy no pondrá a Estados Unidos a salvo de nuevos McVeigh", dijo Michel Taube . Taube explicó que "el debate sobre la pena capital se encuentra en un punto de inflexión en Estados Unidos" agregó. (EFE/Reuters)

   
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