Domingo 24 de junio de 2001

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Triple crimen: "Esto es peor que los tres años de detención"

 

Claudio Kielmasz vive las interminables horas hasta la lectura de sentencia con desesperación. Ratificó su inocencia y el temor a seguir detenido. Cree que lo condenarán a perpetua.

  CIPOLLETTI (AC).- "Esto es peor que los tres años y seis meses que pasé. Mucho peor. Ya es mi vida. Una cosa es estar procesado en esta causa y otra es estar condenado".
Los días de espera se tornan interminables para Claudio Kielmasz. Desde que el martes 19 el fiscal y los querellantes le pidieron la pena de reclusión perpetua, sus horas se hacen más largas, más duras. "Ya no se aguanta", dice, la incertidumbre de saber qué decidirán los jueces, cuál será su futuro.
Intimamente, Kielmasz sospecha que el 2 de julio le recaerá la pena máxima, que va a quedar "pegado toda la vida" en la cárcel. Pero todavía alimenta la esperanza de que le den la absolución; pedido que hicieron sus defensores.
"Me la paso pensando, espero que se termine el día, que llegue el 2 y que digan qué va a pasar", expresó ayer.
Si los jueces hicieran lugar al planteo del fiscal, Kielmasz tendría que pasar sus próximos 25 años tras las rejas. Recién saldría a los 51, si no le otorgaran el beneficio de la libertad condicional (ver aparte).
Pensar en esta posibilidad, lo mantiene "deprimido", "loco". Pero no por eso deja de hablar.
Por estos días el imputado se comunicó con algunos medios de comunicación. Reflotó algunas viejas informaciones y aportó algunos pocos datos. Pero nada de lo que dijo fue contundente. Nada expresó con solidez para reconstruir la fatídica tarde del 9 de noviembre de 1997.
"Para qué voy a hablar -justifica- si en el juicio se comprobó que no tengo nada que ver. Ahora depende de la Cámara. Las pruebas se cayeron todas. Vamos a ver qué pasa", afirmó.
-¿Cómo está viviendo estos días? -le preguntó "Río Negro".
- "No son nada estos tres años y seis meses con estos diez días de miércoles".
"¿Cómo la voy a estar pasando? Con cagazo, con miedo. Voy a quedar pegado toda mi vida por algo que no hice. Me la paso pensando, esperando que se termine el día. Que llegue el 2 y digan "quedó sobreseído" o bien se terminó mi vida".
El próximo sábado, Kielmasz cumplirá tres años y medio de detención. La fecha la tiene muy grabada en su mente. Se acuerda hasta de la hora exacta en que lo llevaron como testigo protegido el 27 de diciembre de 1997. Tres días después, cayó en el centro de las sospechas como "partícipe primario" y luego como "autor" del triple crimen.
Fueron tres años muy distintos en su vida. Nunca había estado tras las rejas y jamás había sido procesado; a pesar de que lo habían investigado por otros hechos. Su detención comenzó en la alcaidía de Roca, donde estuvo aislado en un altillo. Luego, por seguridad, el juez lo derivó a la U9 de Neuquén, donde permaneció un tiempo con visitas restringidas y sin la posibilidad de hablar con los medios de comunicación. Iribarren lo sentenció al silencio, por sus explosivos comentarios.
Después, fue integrado al resto de los detenidos y siguió con su verborragia. Algunas veces hacía artesanías en madera para pasar el tiempo; otras colaboraba con algunas tareas internas. No volvió a raparse como lo hizo apenas lo detuvieron. Mantuvo su misma fachada, excepto por los anteojos que ahora usa en forma permanente.
En estos días, no está junto a Guillermo González Pino, a quien trasladaron a otra celda después de haber denunciado "apremios". Sigue en el pabellón de siempre. Y espera.
"Esto es peor que los tres años y seis meses que pasé. Ya es mi vida. Una cosa es estar procesado en esta causa y otra es estar condenado. Ando cortando clavos. Estoy loco. No tengo ganas de nada. Sólo quiero que se pasen estos días rápido", aseguró.
-¿Cuál cree que va a ser el fallo? -le consultó este diario.
- "Perpetua", contestó.

Los procesados se encuentran entre la perpetua y la absolución

CIPOLLETTI (AC)- El fiscal y los querellantes pidieron en sus alegatos que Claudio Kielmasz y Guillermo González Pino sean condenados a reclusión perpetua. Los defensores, en cambio, reclamaron la absolución, es decir, que los declaren inocentes y los dejen en libertad. Entre estos dos extremos se moverán los jueces que el 2 de julio darán a conocer la sentencia.
¿Por qué fiscal y querellantes pidieron prisión perpetua? Porque los acusaron de cometer un hecho, el asesinato de María Emilia, Paula y Verónica, bajo determinadas circunstancias que lo hacen más grave. Fueron "homicidios calificados".
Los acusadores mencionaron dos circunstancias: el ensañamiento y el concurso de dos o más personas.
Ensañamiento quiere decir que los autores les provocaron a las víctimas un daño innecesario. O sea, no sólo las asesinaron sino que antes las hicieron sufrir, provocándole heridas que no estaban destinadas a causar la muerte sino el dolor.
Para el defensor Eves Tejeda, esta acusación tiene un defecto: no se explicó cuál de los imputados fue el que le provocó ese sufrimiento.
El fiscal admitió que no sabe cuál de los dos lo hizo o si lo hicieron los dos.
Pero invocó la "teoría del dominio funcional del hecho", según la cual es indiferente quién hizo cada cosa siempre y cuando todos los acusados hayan contribuido a obtener el mismo resultado.
El concurso de dos o más personas, la otra circunstancia mencionada por la acusación, también fue criticada por Tejeda en su alegato. "El mínimo de personas que tienen que estar imputadas para aplicar esa figura es tres: el acusado del homicidio y las dos o más personas que menciona la ley", dijo el defensor de Guillermo González Pino.
"Acá tenemos sólo dos imputados, el resto de los participantes pueden presumirse pero no cuentan, de modo que no se puede aplicar esta calificación", agregó.
Si el defensor tuviera razón, en el caso de una condena la Cámara no podría aplicar reclusión perpetua a los imputados porque no podría acusarlos de "homicidio calificado" sino de "homicidio simple".
El primero se castiga con perpetua, el segundo con una escala que va de 8 a 25 años. La cantidad de víctimas -tres en este caso- no implica que se puedan aplicar tres condenas, una por cada joven asesinada, sumando la cantidad de años que correspondiera por cada una.
Por otra parte, si los jueces condenan a prisión perpetua esto no significa que el imputado pasará el resto de su vida en prisión: lo máximo que una persona puede estar presa por un delito son 25 años.
A la mitad de ese tiempo puede solicitar salidas laborales, y cuando cumpla 20 años tras las rejas puede obtener la libertad condicional. Ambos beneficios se otorgan si cumple una serie de requisitos, caso contrario se los pueden negar.

   
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