Viernes 22 de junio de 2001 | ||
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"Los alegatos parecieron una guerra jurídica" |
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Susana Guareschi de González asegura que en los alegatos del triple crimen no se buscó llegar a la verdad, sino ver quién derrotaba a quién. |
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CIPOLLETTI (AC).- A Susana Guareschi de González se le llenan los ojos de lágrimas cuando, en confianza, recuerda lo que era su vida antes del triple crimen y lo que es hoy. "Para mí es algo tan difícil todo esto", dice. Y quienes la conocen un poco más, saben que es así. Su cotidianeidad era justamente todo lo contrario a lo que es ahora. Prácticamente alejada de la actividad social, más reservada a su entorno íntimo, a su casa, a sus hijos. Nunca imaginó que de un día para otro la bestialidad la obligaría a salir a la calle, a inmiscuirse con temas legales, a reclamar la verdad. Será por eso que su mirada con respecto al juicio que se hace por la muerte de sus hijas María Emilia y Paula, y de su hija afectiva Verónica Villar, es distinta. "A veces me parece que se olvidan que detrás de todo esto hay tres chicas, tres muertes. Los alegatos me parecieron más una guerra jurídica, una batalla para ver quién derrota a quién, que el intento de llegar a la verdad. Parece que el caso no les interesa. Todo se desarrolla muy lejos de los sentimientos", expresó. Susana siguió atentamente los alegatos de la acusación y de la defensa. Y cree que "se dijeron varias cosas que no son". En el debate Una de ellas, la demostró en el debate. Mientras exponía el defensor de Kielmasz, Alberto Cariatore, ella movía su cabeza como expresando su negativa. Se la veía desde las filas de atrás, en la sala de audiencias. La situación se dio cuando el abogado mencionó que el domingo 9, una mujer había ido a la casa de Ofelia de Villar porque quería comprar una torta. En realidad esa persona había ido a su casa, y era a ella a quien le habían hecho el encargue. También reconoció que la pone mal la indiferencia de la gente. En estos tres años y siete meses sin sus dos hijas, cuenta que se topó con muchas situaciones afectuosas pero también con muchas farsas. "Hay gente en la calle que se acerca y dice que está con nosotros, pero uno se da cuenta que en ocasiones es sólo para quedar bien, nada más. Estoy muy dolida", confesó ayer. Seguirá la lucha Su esposo, Ulises González, también se siente angustiado y cansado. Pero dice que seguirá la lucha cuando termine el juicio. Cree que en el hecho "hay más personas involucradas". "Kielmasz y González Pino pueden ser dos eslabones, pero acá hay más gente metida. Por ellos dos no se va a hacer un encubrimiento ni va a haber amenazas. Todo esto no es por estos dos individuos", opinó ayer. El padre de las hermanas cree que los alegatos de la acusación "fueron buenos", que el fiscal Eduardo Scilipotti "habló bien", pero no se atreve a arriesgar cuál será el fallo de los jueces. Prefiere esperar hasta el 2 julio, y escuchar. |
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