Sábado 5 de mayo de 2001 | ||
El Papa pidió perdón a los ortodoxos por abusos de católicos |
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Primera visita de un pontífice a Grecia en mil años. |
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ATENAS (ANSA/EFE) - El Papa Juan Pablo II sorteó con relativo éxito la primera parte del viaje más difícil de su pontificado, al pedir "perdón" por el "saqueo" de los cruzados en Constantinopla en el siglo XIII. En el primer día de su histórica visita a Grecia, se abrazó con el arzobispo ortodoxo Christodoulos y fue repudiado por un centenar de ultraortodoxos. "Por las ocasiones del pasado y del presente, en la que los hijos e hijas de la Iglesia Católica han pecado por acción u omisión contra los hermanos y hermanas ortodoxos, te pedimos Señor que les concedas el perdón", dijo el jefe de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Juan Pablo II exhortó a mirar "hacia adelante", al ser recibido en la sede del arzobispo ortodoxo Christodoulos y dio satisfacción a los que pedían el mea culpa por lo sucedido en la IV Cruzada al hablar de "recuerdos particularmente dolorosos" y del "profundo pesar" de los católicos por el hecho de que "los saqueadores de Constantinopla eran "cristianos latinos". Este primer día de su viaje internacional número 93, que continuará a partir de mañana en Siria y Malta, era el más difícil de los cinco de la peregrinación siguiendo las huellas de Pablo. "Vengo como peregrino", afirmó Juan Pablo II en esta ciudad, donde besó la tierra, antes de proseguir, hoy hacia Siria y Malta, siguiendo las huellas del apóstol Pablo. El vocero vaticano, Joaquín Navarro Valls, confirmó que el Papa besó la tierra griega, un gesto que era resistido por algunos ortodoxos griegos. Sus palabras se produjeron después del duro discurso de Christodoulos, que en gran parte pidió lo que Juan Pablo II manifestó.(ver aparte) Inicialmente, el encuentro fue más frío, con dos sillas idénticas para Juan Pablo II y Christodoulos, una junto a la otra, con dos discursos leídos y dos séquitos igualmente formales. Pero al final de su discurso el Papa fue aplaudido y cuando el arzobispo recibió como regalo de Wojtyla una imagen de Cristo primero besó el cuadro y después al Papa. Christodoulos también acompañó al Pontífice hasta la salida del arzobispado. El Papa hizo un mea culpa por el saqueo de Constantinopla en 1204 por los cruzados, dando así satisfacción a los ortodoxos. Los ortodoxos también responsabilizan a Roma de ser la culpable de que en 1453 Constantinopla cayera en manos de los Otomanos, poniendo fin al Imperio Bizantino. "Pienso en el saqueo desastroso de la ciudad imperial de Constantinopla", admitió el pontífice. "Es trágico que los saqueadores que habían establecido que garantizarían a los cristianos libre acceso a la Tierra Santa, se hayan después rebelado contra sus propios hermanos en la fe. El hecho que hayan sido cristianos latinos llena a los católicos de profundo pesar", reflexionó. Pero "solamente a Dios corresponde el juicio y por lo tanto confiamos la pesada carga del pasado a su misericordia infinita, implorándole que cure las heridas que aún causan sufrimiento al espíritu del pueblo griego", concluyó el Papa. Juan Pablo II también aludiendo a la posibilidad de cambiar las formas de unión a Roma de los "uniatos", como se denomina a los católicos de rito ortodoxo pero fieles al Papa. Elogió la tradición religiosa griega, aunque reivindicó la tradición apostólica de la Iglesia católica de Roma, negada por los extremistas ortodoxos que la consideran cismática y herética. Karol Wojtyla, quien cumplirá 81 años el 20 de mayo, afirmó con energía la opción "irrevocable" de la Iglesia católica en favor de la unidad de los cristianos. El Papa recordó en su discurso al Patriarca Atenágoras, máxima autoridad honorífica de la ortodoxia quien, en 1965, junto al Pablo VI, levantó las excomuniones recíprocas y se abrazaron. Oriente y Occidente se separaron con el cisma de 1054, cuando se excomulgaron el papa León IX y el patriarca Miguel Celurario. Son ya casi mil años de incomprensiones y recelos y Juan Pablo II aprovechó la ocasión para reiterar que "la división entre los cristianos es un pecado ante Dios y un pecado ante el mundo". "Tenemos en común - dijo el Papa - la herencia apostólica y este vínculo sobrenatural de fraternidad entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Grecia es fuerte y persistente. Estamos gravados de controversias pasadas y presentes y por persistentes incomprensiones. Sin embargo en espíritu de caridad recíproca éstas pueden y deben ser superadas porque el Señor nos lo pide". Ambos líderes religiosos firmaron una declaración conjunta en la que auguran "el éxito y el progreso de la Unión Europea". La policía temía a las manifestaciones de los extremistas ultraortodoxos. Pero los cuestionadores no fueron muchedumbre sino de menos de cien personas. Atenas, una fortaleza para escasas protestas |
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